Ficha de partido
Valencia CF
2 - 1
RCD Espanyol
Equipos titulares
Sustituciones
Ninguno
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Waldo MachadoAsist: Manuel Cabello
11'
Héctor NúñezAsist: Manuel Cabello
13'
Descanso
45'
Kubala
47'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: RCD Espanyol
Records vs RCD Espanyol
Máximo goleador: Mundo Suárez (21 goles)
Goleador rival: Prat (9 goles)
Más partidos: Juan Ramón Santiago (28 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (19.10.2003)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.06.1928)
Más repetido: 2-1 (25 veces)
Crónica
El Valencia logró, con el triunfo del domingo en Mestalla, detener la racha de derrotas que venia sufriendo en los últimos encuentros, pero no convenció a ninguno de sus partidarios; y aun ello tuvo que realizarlo en su propio campo y a expensas de un equipo como el Español, que es, salvando a Kubala y Ramírez, un vago remedo del pasado. Adelantemos que el partido fue de escasa calidad y que no convenció ni a unos ni a otros.
Comenzó el encuentro con dominio del Español, que jugó abiertamente con un 4-3-3 flexible, y dispuesto siempre al ataque. El Valencia actuó con coraje, pero con torpeza evidente, por lo que en conjunto daban la impresión de dos equipos de categoría inferior, a no ser por los siempre geniales destellos de Kubala. Pero un jugador no puede imprimir calidad a los diez restantes.
Como prueba de la categoría del delantero centro españolista, podemos destacar que, marcado primero por Arnal y después, ante la falta de destreza de éste, por Mestre, supo siempre Kubala soltarse el lastre cuando convino a la jugada. El Valencia puede decirse que, salvo en los primeros minutos, consiguió dominar en esta parte, en la que obtuvo sus dos únicos tantos. El primero fue logrado por Waldo, a los once minutos de juego. El moreno remató muy de cerca la pelota, lanzada de falta por Héctor Núñez y tocada de cabeza por Cabello. El segundo gol de los blancos llegó dos minutos después, por gracia de Héctor Núñez, que recibió un pase de Cabello cuando, éste era acosado por Muñoz.
El público apenas pudo ver alguna jugada buena, aunque el empeño era grande, pero llevado con torpeza. Un minuto antes de terminar esta fase, Kubala lanzó sobre puerta un formidable tiro, que escapó de las manos a Zamora y que Tejada desaprovechó, con el portero batido, lanzando por alto el balón.
En la segunda parte, el dominio fue netamente de los visitantes, y como consecuencia de ello lograron los blanquiazules, a los tres minutos, el primer tanto, por medio de Kubala. En su avance por el centro, Ramírez pasó a Kubala, que estaba en posición de extremo izquierdo. Ladislao avanzó con la pelota y disparó raso y con mucho efecto, por lo que Zamora se quedó mirando el balón, sin saber reaccionar. La pugna por el esférico no dio apenas emoción durante toda la tarde, aunque a decir verdad bien pudieron los blanquiazules empatar y aún superar al Valencia en el marcador en esta segunda parte, más feliz para la delantera. Zamora tuvo suerte, ya que en varios tiros a su puerta se encontró con el balón en las manos.
Son de destacar dos tiros, de Lisboa, quizá lo mejor que este jugador hizo en todo el encuentro. Como tiro sensacional debemos señalar el golpe franco indirecto, obra de Kubala, que soslayó la barrera enemiga, lanzando la pelota por su derecha, pero con tal efecto que describió una parábola magnifica y se metió por el ángulo derecho en la puerta de Zamora. Este la vio pasar como un meteoro. El arbitro anuló el gol, porque el golpe franco, al parecer, era indirecto y no había tocado nadie el balón. Habían transcurrido veintiocho minutos de la segunda parte. Se jugó con corrección por ambos bandos, y el arbitro, señor Ruiz Casasola, se portó bien.
Comenzó el encuentro con dominio del Español, que jugó abiertamente con un 4-3-3 flexible, y dispuesto siempre al ataque. El Valencia actuó con coraje, pero con torpeza evidente, por lo que en conjunto daban la impresión de dos equipos de categoría inferior, a no ser por los siempre geniales destellos de Kubala. Pero un jugador no puede imprimir calidad a los diez restantes.
Como prueba de la categoría del delantero centro españolista, podemos destacar que, marcado primero por Arnal y después, ante la falta de destreza de éste, por Mestre, supo siempre Kubala soltarse el lastre cuando convino a la jugada. El Valencia puede decirse que, salvo en los primeros minutos, consiguió dominar en esta parte, en la que obtuvo sus dos únicos tantos. El primero fue logrado por Waldo, a los once minutos de juego. El moreno remató muy de cerca la pelota, lanzada de falta por Héctor Núñez y tocada de cabeza por Cabello. El segundo gol de los blancos llegó dos minutos después, por gracia de Héctor Núñez, que recibió un pase de Cabello cuando, éste era acosado por Muñoz.
El público apenas pudo ver alguna jugada buena, aunque el empeño era grande, pero llevado con torpeza. Un minuto antes de terminar esta fase, Kubala lanzó sobre puerta un formidable tiro, que escapó de las manos a Zamora y que Tejada desaprovechó, con el portero batido, lanzando por alto el balón.
En la segunda parte, el dominio fue netamente de los visitantes, y como consecuencia de ello lograron los blanquiazules, a los tres minutos, el primer tanto, por medio de Kubala. En su avance por el centro, Ramírez pasó a Kubala, que estaba en posición de extremo izquierdo. Ladislao avanzó con la pelota y disparó raso y con mucho efecto, por lo que Zamora se quedó mirando el balón, sin saber reaccionar. La pugna por el esférico no dio apenas emoción durante toda la tarde, aunque a decir verdad bien pudieron los blanquiazules empatar y aún superar al Valencia en el marcador en esta segunda parte, más feliz para la delantera. Zamora tuvo suerte, ya que en varios tiros a su puerta se encontró con el balón en las manos.
Son de destacar dos tiros, de Lisboa, quizá lo mejor que este jugador hizo en todo el encuentro. Como tiro sensacional debemos señalar el golpe franco indirecto, obra de Kubala, que soslayó la barrera enemiga, lanzando la pelota por su derecha, pero con tal efecto que describió una parábola magnifica y se metió por el ángulo derecho en la puerta de Zamora. Este la vio pasar como un meteoro. El arbitro anuló el gol, porque el golpe franco, al parecer, era indirecto y no había tocado nadie el balón. Habían transcurrido veintiocho minutos de la segunda parte. Se jugó con corrección por ambos bandos, y el arbitro, señor Ruiz Casasola, se portó bien.