Ficha de partido
Valencia CF
1 - 0
Real Zaragoza
Equipos titulares
Sustituciones
Ninguno
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Vicente IborraAsist: Daniel Mañó
22'
Descanso
45'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Real Zaragoza
Records vs Real Zaragoza
Máximo goleador: Manuel Badenes (9 goles)
Goleador rival: Duca (6 goles)
Más partidos: Fernando Gómez (25 partidos)
Mayor victoria: 7 - 0 (14.02.1943)
Mayor derrota: 1 - 6 (19.04.1959)
Más repetido: 1-0 (13 veces)
Crónica
Este encuentro ha sido como para olvidarlo en seguida. Discreto en el primer tiempo y y desagradable en el segundo. Se ha jugado en un ambiente de disgusto y protesta debido a la actuación del equipo especialmente de algunos de sus componentes, y de protesta por las manifestaciones hechas por el presidente del Club a raíz del partido contra el AIK.
Ha sido una tarde completamente negativa, tanto en el aspecto deportivo como en el de espectáculo, que no ha podido ser más deprimente. El primer tiempo todavía fué discreto, y en el Valencia se advirtió una mejora de juego de conjunto; al parecer Miró había dado órdenes concretas a sus jugadores y no vimos, como otras veces, el desbarajuste y la forma de jugar completamente incontrolada de algunos elementos que no están en su sitio y que no producen labor coordinada ni eficaz. No vimos tampoco durante el primer tiempo, esas entregas hacia atrás, que no hacen sino retrasar el juego y facilitar la defensa del adversario. Se vió buena voluntad en todos sus componentes, aunque el acierto no estuvo tampoco de su parte. Y si todo eso entusiasmo no se tradujo en goles de una manera directa, fue porque los dos interiores, en especial Areta, son incapaces de meter el pie con mediano acierto.
Pero se llegó al aegundo tiempo con un gol favorable al Valencia, que le daba ciertas facilidades, sobre todo porque los jugadores del Zaragoza no se superaban ni mucho menos y su rendimiento fué completamente negativo. Este segundo tiempo transcurrió en un ambiente de antipatía, no sólo por la baja calidad de juego que ambos conjuntos estaban ofreciendo, sino por las ininterrumpidas protestas del público, que coreaba cualquier fallo que pudiera producirse en las filas valencianistas. Menos mal que, al final del partido, el marcador señalaba un tanteo favorable al Valencia que, aun siendo mínimo, le proporcionaba los dos puntos en disputa. De haberse registrado un empate o un resultado adverso, como pudo ocurrir, de haber tenido el Zaragoza una mejor actuación, cabe suponer lo que hubiese ocurrido.
El Valencia ha tenido un primer tiempo muy estimable, aun cuando los volantes no estuvieron lo acertados que otras tardes y los defensas laterales, sobre todo el defensa Martín, pecara constantemente de adelantarse sin tener facultades para reintegrarse a su puesto. El Valencia iba adelante porque en la delantera reinaba cierto orden y concierto. Iborra se batía en todos los terrenos, buscando siempre. el hueco por donde batir la puerta aragonea, Mañó colaboraba con él, haciéndole buenas entregas, en peligrosas escapadas que ponían en apuros al defensa izquierdo zaragocista, pero, en cambio, el juego de Areta, como el de Pla, carecía por completo de mordiente y por la lentitud de los dos no se conseguía nunca la jugada qUe pudiese traducirse en gol. Padrón, realizó alguna que otra buena jugada, pero en conjunto el equipo no marchaba más que en plano discreto, aunque claramente superior al Zaragoza, que no ponía, por su parte, más que voluntad, mientras que la calidad era muy mediana, tirando a muy mala.
A los 22 minutos de juego se produjo el primer y único gol de la tarde. Fue consecuencia de una entrega de Mañó que, tras burlar a un defensa mandó el cuero a Iborra, el cual chutó muy bien, batiendo a Lasheras. Hubo, a poco, otra jugada muy vuistosa que hubiera proporcionado un gol magnífico si el remate del propio Iborra no hubiese salido desviado, pero todas las demás jugadas no pasaron de discretas y aún cuando el Zaragoza tuvo algunas ocasiones de marcar, sobre todo por parte de Serer, de Wilson y de Riba, sus remates fueron imprecisos y se perdieron siempre en la grada de fondo. Durante el primer tiempo el Valencia forzó siete saques de esquina, por dos el Zaragoza.
En la segunda mitad el juego comenzó fiojo y terminó fatal. Apenas iniciada hubo un buen avance entre Padrón y Areta, con tiro cruzadísimo de Padrón, que paso delante del marco aragonés, saliendo fuera por poco. Pero después, los jugadores fueron aumentando su nerviosismo y aun cuando el Zaragoza consiguió nivelar el juego y aun realizando algunos intentos para obtener la igualada, lo cierto es que ésta no so produjo y que el juego fué decayendo y haciéndose antipático, en medio de un clima denso, en el que a cada instante se producían incidencias por parte de los jugadores y del propio público. Se llegó, al fin, al término del partido con una victoria mínima pero justa del Valencia que, dentro de lo poco que se lució, fué indudablemente el equipo que realizó más méritos para obtenerla.
Ha sido una tarde completamente negativa, tanto en el aspecto deportivo como en el de espectáculo, que no ha podido ser más deprimente. El primer tiempo todavía fué discreto, y en el Valencia se advirtió una mejora de juego de conjunto; al parecer Miró había dado órdenes concretas a sus jugadores y no vimos, como otras veces, el desbarajuste y la forma de jugar completamente incontrolada de algunos elementos que no están en su sitio y que no producen labor coordinada ni eficaz. No vimos tampoco durante el primer tiempo, esas entregas hacia atrás, que no hacen sino retrasar el juego y facilitar la defensa del adversario. Se vió buena voluntad en todos sus componentes, aunque el acierto no estuvo tampoco de su parte. Y si todo eso entusiasmo no se tradujo en goles de una manera directa, fue porque los dos interiores, en especial Areta, son incapaces de meter el pie con mediano acierto.
Pero se llegó al aegundo tiempo con un gol favorable al Valencia, que le daba ciertas facilidades, sobre todo porque los jugadores del Zaragoza no se superaban ni mucho menos y su rendimiento fué completamente negativo. Este segundo tiempo transcurrió en un ambiente de antipatía, no sólo por la baja calidad de juego que ambos conjuntos estaban ofreciendo, sino por las ininterrumpidas protestas del público, que coreaba cualquier fallo que pudiera producirse en las filas valencianistas. Menos mal que, al final del partido, el marcador señalaba un tanteo favorable al Valencia que, aun siendo mínimo, le proporcionaba los dos puntos en disputa. De haberse registrado un empate o un resultado adverso, como pudo ocurrir, de haber tenido el Zaragoza una mejor actuación, cabe suponer lo que hubiese ocurrido.
El Valencia ha tenido un primer tiempo muy estimable, aun cuando los volantes no estuvieron lo acertados que otras tardes y los defensas laterales, sobre todo el defensa Martín, pecara constantemente de adelantarse sin tener facultades para reintegrarse a su puesto. El Valencia iba adelante porque en la delantera reinaba cierto orden y concierto. Iborra se batía en todos los terrenos, buscando siempre. el hueco por donde batir la puerta aragonea, Mañó colaboraba con él, haciéndole buenas entregas, en peligrosas escapadas que ponían en apuros al defensa izquierdo zaragocista, pero, en cambio, el juego de Areta, como el de Pla, carecía por completo de mordiente y por la lentitud de los dos no se conseguía nunca la jugada qUe pudiese traducirse en gol. Padrón, realizó alguna que otra buena jugada, pero en conjunto el equipo no marchaba más que en plano discreto, aunque claramente superior al Zaragoza, que no ponía, por su parte, más que voluntad, mientras que la calidad era muy mediana, tirando a muy mala.
A los 22 minutos de juego se produjo el primer y único gol de la tarde. Fue consecuencia de una entrega de Mañó que, tras burlar a un defensa mandó el cuero a Iborra, el cual chutó muy bien, batiendo a Lasheras. Hubo, a poco, otra jugada muy vuistosa que hubiera proporcionado un gol magnífico si el remate del propio Iborra no hubiese salido desviado, pero todas las demás jugadas no pasaron de discretas y aún cuando el Zaragoza tuvo algunas ocasiones de marcar, sobre todo por parte de Serer, de Wilson y de Riba, sus remates fueron imprecisos y se perdieron siempre en la grada de fondo. Durante el primer tiempo el Valencia forzó siete saques de esquina, por dos el Zaragoza.
En la segunda mitad el juego comenzó fiojo y terminó fatal. Apenas iniciada hubo un buen avance entre Padrón y Areta, con tiro cruzadísimo de Padrón, que paso delante del marco aragonés, saliendo fuera por poco. Pero después, los jugadores fueron aumentando su nerviosismo y aun cuando el Zaragoza consiguió nivelar el juego y aun realizando algunos intentos para obtener la igualada, lo cierto es que ésta no so produjo y que el juego fué decayendo y haciéndose antipático, en medio de un clima denso, en el que a cada instante se producían incidencias por parte de los jugadores y del propio público. Se llegó, al fin, al término del partido con una victoria mínima pero justa del Valencia que, dentro de lo poco que se lució, fué indudablemente el equipo que realizó más méritos para obtenerla.