Pepe Carrete es el protagonista de las fotografías más importantes de finales de la década de los 70. Capitán del gran Valencia que conquistó la Copa, la Recopa y la Supercopa de Europa, él fue el encargado de levantar tan prestigiosos trofeos e inmortalizar para la historia los importantes éxitos logrados con la camiseta de la senyera. Fue el lateral derecho titular durante siete temporadas. Aguerrido y luchador, fue uno de los adalides del pundonor que caracterizó a aquel inolvidable equipo. Completó 244 partidos con la camiseta del Valencia, y tiene, indudablemente, un lugar privilegiado en la historia del club.

Carrete dio sus primeros pasos como futbolista en el colegio La Salle de Turón, firmando a los 18 años por el Caudal Deportivo de Mieres. Allí jugó dos temporadas, hasta que en 1917 firmó con el Real Oviedo. Con el conjunto carballón disputó un total de 166 partidos oficiales, vivió dos ascensos a Primera, en 1972 y 1975, y dos descensos a Segunda, en 1974 y 1976. Ese verano, tras confirmarse la pérdida de categoría, el club ovetense lo traspasó al Valencia CF. El jugador había sonado para el FC Barcelona durante ese verano, pero Rinus Michels prefirió al españolista Ramos y Carrete aterrizó en Mestalla, donde pasaría a ser leyenda.

Pepe Carrete no tenía parangón como marcador. Se pegaba al rival como una lapa y le tendía una tela de araña de la cual le resultaba imposible escapar. Sus memorables duelos con los más importantes extremos de la Liga española y de Europa permanecen en la memoria de los afortunados valencianistas que tuvieron la suerte de verle jugar en Mestalla. Insuperable en el balón raseado, era sorprendentemente expeditivo en los balones aéreos. Para la historia, quedarán siempre los míticos marcajes que le realizó a Maradona, el 4 de septiembre de 1982, o a Dragan Dzajic, del Estrella Roja de Belgrado, considerado el mejor extremo izquierdo de Europa de la época.

En labores ofensivas, Carrete también era un vendaval que subía con técnica y velocidad el balón por su banda, resultando casi imposible pararle o quitarle el esférico. Doblaba al extremo con gran visión de juego y sus centros eran medio gol para los delanteros. Fue internacional en dos ocasiones. Debutó con la roja el 25 de enero de 1978, en el Santiago Bernabéu contra Italia, y volvió a ser internacional el 15 de noviembre contra Rumanía en Mestalla. Mereció más internacionalidades, pero el seleccionador, Ladislao Kubala, tenía otras preferencias.

Su última temporada fue la de 1983. Lo pasó muy mal, ya que el club vivía inmerso en una gran crisis económica y estuvo a punto de descender a Segunda División. La defensa de aquel curso vivió un verdadero infierno, y al finalizar la campaña decidió volver a su tierra. Podía haber seguido algunos años más en la élite, pero prefirió colgar las botas a los 31 años.

Tras abandonar el fútbol en activo como jugador, comenzó una carrera de entrenador que le llevó a la SD Lenense (1983-1985), Real Oviedo (1985-1987), CD Leonesa (1988-1991), CD Ourense (1991-1993), UP Langreo (1994-1997), SD Ponferradina (1997-1999), Talavera CF (1999-2000), Gimnástica de Torrelavega (2000-2001), UD Vecindario (2001-2002), UD Altea (2006-2008) y Atlético Sanluqueño (2010-2012). En marzo de 2015 sufrió un grave infarto en Barcelona que le dejó varias semanas en coma y del que, afortunadamente, se recuperó.