Forjado en las filas del desaparecido club Invencible de Valencia, Daniel Villarroya pasó por el Levante antes de fichar por el Juvenal, desde el cual ascendió al Valencia a finales del curso del 29. Llegó para disputarle el puesto a Jesús Pedret y Enrique Cano, algo que logró en su primera campaña, defendiendo la portería che en siete partidos de la Segunda División. No tuvo tanta suerte la campaña siguiente, adelantado ya por Cano, y relegado a la suplencia aceptó de buen grado su nuevo estatus formando parte de la histórica plantilla que logró el ascenso a Primera División en 1931. Él es quien aparece sentado en el suelo junto a Cano en la histórica foto del ascenso enfundado en un oscuro gabán. Se trataba de un guardameta temerario en las salidas, capaz de jugarse el físico en los balones divididos, poniendo el corazón en un puño a la grada de Mestalla en cada envite. Pasado el tiempo, marchó al Gimnástico para intentar relanzar su carrera.