Nacido en Murcia pero afincado en Valencia, el delantero Alfredo Arróniz inició su carrera deportiva en el Gimnástico, donde se convirtió en uno de los mejores goleadores de la región. Su buen rendimiento no pasó desapercibido para los ojeadores que desde la lejanía venían a la ciudad del Turia en busca de potencial talento. Pasó una temporada en el Espanyol antes de volver para incorporarse al Valencia en el verano de 1925, permaneciendo en el club valencianista durante una campaña en la que jugó 32 partidos, anotó 3 goles y conquistó un Campeonato Regional. Aquí se mostró como un jugador de garra y coraje, en ocasiones más preocupado en la lucha con el rival que en la finalización de las jugadas. La presencia de Arturo Montes le desplazó hacia la banda derecha, donde tuvo que jugar como extremo sin poder hacer gala de sus mejores cualidades.

Finalizado el curso regresó al Gimnástico y en su primera visita a Mestalla, el 8 de diciembre de 1927, se convirtió en protagonista indiscutible del partido de Regional que finalizó con victoria local por 4-2. De sus botas nació una espectacular asistencia a Silvino en el segundo gol azulgrana, pero finalizando el encuentro fue expulsado junto a Francisco Reyes debido a que «había acosado de mala manera a Lluch, que estaba caído en tierra; el árbitro dio al fin al asunto invitándoles a que acabasen la discusión fuera del campo». Luego se fue a Castellón, donde se afincó de forma definitiva y contrajo matrimonio en diciembre de 1929, convirtiéndose en uno de los más importantes jugadores del club de La Plana, conquistando dos Campeonatos Regionales en 1929 y 1930. Regresó a Mestalla con el equipo albinegro en varias ocasiones, siempre protagonizando grandes y polémicas actuaciones.