Emilio Simarro triunfaba como defensa derecho del España FC, club de la ciudad del Turia desaparecido en 1927, cuando el Valencia CF lo fichó para reforzar su plantilla en enero de 1923. Según la prensa de la época, se trataba de un jugador que imponía en el campo una «cátedra de juego correcto y técnica acabada». En efecto, era un defensor elegante, que no se arrugaba ante la lucha y, sin llegar a ser violento, era expeditivo con los rivales y los balones, que solía despejar con voleas de bella factura, sin complicarse excesivamente la vida. Debutó el 23 de enero de 1923 en partido amistoso contra el Racing de Santander en sustitución de Julio Gascó, que había resultado lesionado en el partido jugado el día anterior contra el mismo rival. Su actuación fue tan buena, que se ganó el puesto en el once y acabó jugando casi todos los amistosos hasta finalizar la temporada.

El curso siguiente lo comenzó como titular y jugó cinco partidos del Campeonato Regional. Tuvo su tarde de gloria el 07 de octubre de 1923, cuando le marcó su único gol como valencianista al FC Barcelona en Les Corts en un amistoso de pretemporada. Su estancia en el Valencia coincidió, sin embargo, con la profesionalización del fútbol, que revolucionó el banquillo con la llegada de Anton Fivber en 1923 y las plantillas en 1924 con la llegada al equipo de los primeros futbolistas profesionales. En vista de la situación, Emilio marchó a Alcoy para jugar con el desaparecido Alcodiam, donde aún volvió a encontrarse con el mismo problema. Volvió a Valencia para jugar de nuevo con el España, y tuvo una inesperada participación en un partido de preselección nacional jugado en Mestalla, ya que al lesionarse el sevillista Herminio Martínez fue convocado de urgencia para cubrir su vacante. Simarro finalizó su carrera en el Burjassot al inicio de la década de 1930.