Ficha de partido
Valencia CF
1 - 0
RCD Espanyol
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Óscar Rubén Valdez
42'
Descanso
45'
AmianoPepín
55'
Sergio ManzaneraPep Claramunt
80'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: RCD Espanyol
Records vs RCD Espanyol
Máximo goleador: Mundo Suárez (21 goles)
Goleador rival: Prat (9 goles)
Más partidos: Juan Ramón Santiago (28 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (19.10.2003)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.06.1928)
Más repetido: 2-1 (25 veces)
Crónica
Ni el líder fue tan temible en su propio feudo, ni el actual Español parece potenciado para grandes hazañas, como la hubiera sido esta tarde, batir a un eufórico Valencia en el mismísimo Luis Casanova. Decididamente, después de los cuatro primeros desplazamientos de la temporada en que el conjunto de Santamaría no ha conseguido todavía ni un solo gol, hemos de convenir en que el Español, por lo menos hasta el momento, ha perdido aquel inquietante matiz de goeador que para sus adversarios tuvo la temporada, pasada. Sin embargo, justo es reconocer que hoy no ha tanido a la suerte por aliada y que tuvo a su alcance un desenlace mucho más positivo en este peliagudo desplazamiento al terreno del líder, donde ha tuteado a los hombres d Di Stéfano con tanta ilusión como ineficacia.
El Valencia-Español de esta tarde, como tantos otros encuentros de nuestra Liga, ha sido una típica confrontación en que la superioridad de las líneas de cobertura sobre las respectias y menguadas vanguardias ha sido abrumadora. No es pues extraño que el envite se haya saldado por a mínima diferencia. Un solitario gol que, además, llegó en un momento psicológico del encuentro, cuando faltaban tan sólo dos minutos para alcanzar el descanso y la ofensiva inicial del Valencia había remitido en intensidad. Un único gol que cayó del lado del conjunto que más presionó durante los primeros 45 minutos y que sobre todo, tuvo mayor picardía en el área adversaria.
Pero no se imaginen que este 1-0 viene a ser la justa solución a una serie de alternativas de gol sobre ambas porterías porque, en realidad, el encuentro discurrió básicamente en la zona ancha del terreno, donde el marcaje por pares fue severísimo y donde el Valencia quiso imponer un dominio territorial que el Español frenaba merced a la constante brega de José María, Solsona y Romero. No imaginen tampoco un encuentro de calidad ni de depurada técnica. Una vez más el fútbol-fuerza impuso su ley y la dureza del choque rozó límites reprobables en muchos casos, como el marcaje de Antón a Roberto Martínez, ante la tolerancia arbitral.
Partido bronco, sin concesiones, jugado de poder a poder y con poca calidad. El Valencia comenzó mandón y con confianza en sus posibilidades. Su dispositivo táctico fue un clásicó 4-3-3, retrasando a la medular a Lico y algo más sorprendentemente, a Pepín. El teórico ariete fue un centrocampista más y el moreno Keita pasó a ocupar el eje de la vanguardia con Carbonell como premanente sombra. El Español, lógicamente, algo más conservador. De Felipe actuó como defensa libre, Romero se encargó de neutralizar a Claramunt y Pepín parecía más pendiente de las incursiones de Sol que de colaborar en los posibles contragolpes. En realidad no sobresalió el Español precisamente por sus contraataques en este primer período. El dominio territorial fue de color blanco, que se fue equilibrando a medida que discurrían los minutos, puesto que los centrocampistas del Español comenzaron a dominar la zona central. Las retenciones del cuero y la habilidad técnica de Solsona y José María rompieron el ritmo de los valencianistas y parecían ser armas suficientes para nivelar la confrontación cuando el gol de Valdez llegó, a modo de mazazo, en el límite ya de los 45 minutos reglamentarios.
Con anterioridad habíamos anotado sólo tres lances de cierto peligro, y todos ellos en el área de Bertomeu. Comenzando por un disparo de Claramunt, desde medio camppo, que neutralizó el meta blanquiazul a los siete minutos, una buena oportunidad desperdiciada por Sol a los 18, a la salida del primer saque de esquina y concluyendo por un tiro de Pepín que, rabotó en De Felipe descolocando a Bertomeu que finalmente se hizo con el esférico.
La segunda parte fue de superior calidad con cierta dosis de emoción y muchas mas más oportunidades para ambos equipos. El secreto no fue otro que el perfil ofrecido por un Español mucho más ambicioso que, en busca de la igualada, no sólo adelantó sus líneas sino que porfió mucho más sus jugadas en busca de la perforación de la cobertura local. Los primeros compases de este periodo aún tuvieron color valencianista, con un tiro alto de Lico cuando se encontraba en buena posición y una infructuosa colada de Quino. A los 8 minutos de este período anotamos la más clara oportunidad de todo el encuentro Antón profundizó por su banda hasta el poste y arte la salida desesperada de Sartomeu lanzó un centro que Keita no alcanzó a rematar cuando se encontraba completamente solo y con toda la portería desguarnecida.
Un fallo incomprensible, un balón de oro desperdiciado en un momento clave y otro aldabonazo para el Español que, esta vez daría sus frutos porque Santamaría retiró a Papín para dar entrada a Amiano en la punta izquierda del ataque y tanto Solsona como José María adelantaron sus posiciones. De esta forma el Español pasó de dominado a dominador, de cauteloso comparsa a dueño del centro del terreno y de ineficaz a inquietante. A los 14 minutos, una falta a Amiano fue lanzada hábilmente por José María, titubeó Meléndez en su salida y Roberto Martínez cabeceó en plancha a puerta vacía saliendo el balón desviado.
Tres minutos más tarde, la gran oportunidad del empate. Falta a Roberto en el lateral del área, la lanza José María y tras una serie de rebotes Amiano no acierta en el remate a tres metros escasamente de la boca de gol y aún daría fe de vida el ataque blanquiazul en un buen trallazo de Solsona, desde lejos, que Meléndez desvió a córner con muchos apuros. Luego se equilibrarían los papeles, el Valencia pareció tomar conciencia de la amenaza españolista y apuntaló sus líneas con el relevo del desfondado Claramunt por Sergio. Keita y Quino encontraron mucho terreno para sus galopadas y en una de ellas volvió a flotar la amenaza del gol para Bertomeu. Los coletazos finales del Español -internada da Ochoa hasta el poste que no acertó a rematar Roberto y falta lanzada por De Diego con potencia, pero sin colocación- pusieron el epilogo al encuentro. Un partido que, por su desarrollo, tuvo corte defensivo y en su desenlace color local.
El Valencia-Español de esta tarde, como tantos otros encuentros de nuestra Liga, ha sido una típica confrontación en que la superioridad de las líneas de cobertura sobre las respectias y menguadas vanguardias ha sido abrumadora. No es pues extraño que el envite se haya saldado por a mínima diferencia. Un solitario gol que, además, llegó en un momento psicológico del encuentro, cuando faltaban tan sólo dos minutos para alcanzar el descanso y la ofensiva inicial del Valencia había remitido en intensidad. Un único gol que cayó del lado del conjunto que más presionó durante los primeros 45 minutos y que sobre todo, tuvo mayor picardía en el área adversaria.
Pero no se imaginen que este 1-0 viene a ser la justa solución a una serie de alternativas de gol sobre ambas porterías porque, en realidad, el encuentro discurrió básicamente en la zona ancha del terreno, donde el marcaje por pares fue severísimo y donde el Valencia quiso imponer un dominio territorial que el Español frenaba merced a la constante brega de José María, Solsona y Romero. No imaginen tampoco un encuentro de calidad ni de depurada técnica. Una vez más el fútbol-fuerza impuso su ley y la dureza del choque rozó límites reprobables en muchos casos, como el marcaje de Antón a Roberto Martínez, ante la tolerancia arbitral.
Partido bronco, sin concesiones, jugado de poder a poder y con poca calidad. El Valencia comenzó mandón y con confianza en sus posibilidades. Su dispositivo táctico fue un clásicó 4-3-3, retrasando a la medular a Lico y algo más sorprendentemente, a Pepín. El teórico ariete fue un centrocampista más y el moreno Keita pasó a ocupar el eje de la vanguardia con Carbonell como premanente sombra. El Español, lógicamente, algo más conservador. De Felipe actuó como defensa libre, Romero se encargó de neutralizar a Claramunt y Pepín parecía más pendiente de las incursiones de Sol que de colaborar en los posibles contragolpes. En realidad no sobresalió el Español precisamente por sus contraataques en este primer período. El dominio territorial fue de color blanco, que se fue equilibrando a medida que discurrían los minutos, puesto que los centrocampistas del Español comenzaron a dominar la zona central. Las retenciones del cuero y la habilidad técnica de Solsona y José María rompieron el ritmo de los valencianistas y parecían ser armas suficientes para nivelar la confrontación cuando el gol de Valdez llegó, a modo de mazazo, en el límite ya de los 45 minutos reglamentarios.
Con anterioridad habíamos anotado sólo tres lances de cierto peligro, y todos ellos en el área de Bertomeu. Comenzando por un disparo de Claramunt, desde medio camppo, que neutralizó el meta blanquiazul a los siete minutos, una buena oportunidad desperdiciada por Sol a los 18, a la salida del primer saque de esquina y concluyendo por un tiro de Pepín que, rabotó en De Felipe descolocando a Bertomeu que finalmente se hizo con el esférico.
La segunda parte fue de superior calidad con cierta dosis de emoción y muchas mas más oportunidades para ambos equipos. El secreto no fue otro que el perfil ofrecido por un Español mucho más ambicioso que, en busca de la igualada, no sólo adelantó sus líneas sino que porfió mucho más sus jugadas en busca de la perforación de la cobertura local. Los primeros compases de este periodo aún tuvieron color valencianista, con un tiro alto de Lico cuando se encontraba en buena posición y una infructuosa colada de Quino. A los 8 minutos de este período anotamos la más clara oportunidad de todo el encuentro Antón profundizó por su banda hasta el poste y arte la salida desesperada de Sartomeu lanzó un centro que Keita no alcanzó a rematar cuando se encontraba completamente solo y con toda la portería desguarnecida.
Un fallo incomprensible, un balón de oro desperdiciado en un momento clave y otro aldabonazo para el Español que, esta vez daría sus frutos porque Santamaría retiró a Papín para dar entrada a Amiano en la punta izquierda del ataque y tanto Solsona como José María adelantaron sus posiciones. De esta forma el Español pasó de dominado a dominador, de cauteloso comparsa a dueño del centro del terreno y de ineficaz a inquietante. A los 14 minutos, una falta a Amiano fue lanzada hábilmente por José María, titubeó Meléndez en su salida y Roberto Martínez cabeceó en plancha a puerta vacía saliendo el balón desviado.
Tres minutos más tarde, la gran oportunidad del empate. Falta a Roberto en el lateral del área, la lanza José María y tras una serie de rebotes Amiano no acierta en el remate a tres metros escasamente de la boca de gol y aún daría fe de vida el ataque blanquiazul en un buen trallazo de Solsona, desde lejos, que Meléndez desvió a córner con muchos apuros. Luego se equilibrarían los papeles, el Valencia pareció tomar conciencia de la amenaza españolista y apuntaló sus líneas con el relevo del desfondado Claramunt por Sergio. Keita y Quino encontraron mucho terreno para sus galopadas y en una de ellas volvió a flotar la amenaza del gol para Bertomeu. Los coletazos finales del Español -internada da Ochoa hasta el poste que no acertó a rematar Roberto y falta lanzada por De Diego con potencia, pero sin colocación- pusieron el epilogo al encuentro. Un partido que, por su desarrollo, tuvo corte defensivo y en su desenlace color local.