Ficha de partido
Dunfermline
0 - 1
Valencia CF
Equipos titulares
Sustituciones
Ninguno
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Descanso
45'
Manolo MestreAsist: José Sastre
62'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Dunfermline
Records vs Dunfermline
Máximo goleador: Waldo Machado (2 goles)
Goleador rival: Harry Melrose (2 goles)
Más partidos: Héctor Núñez (3 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (12.12.1962)
Mayor derrota: 2 - 6 (19.12.1962)
Más repetido: 4-0 (1 veces)
Crónica
Continúa España representante en la quinta edición de la Copa de Ciudades en Ferias gracias al solitario gol del defensa valenciano Mestre, logrado a los 17 minutos de la segunda mitad. Resultado poco brillante si se quiere, teniendo en cuenta la posición de claro favorito con que había tomado la salida el conjunto blanco, que esta noche vestía de colorado, de la ciudad del Turia, posiblemente por su mayor prestigio entre los aficionados lisboetas y también por su condición de poseedor del trofeo en su anterior temporada, pero por el contrario, muy estimable, si tenemos en cuenta la excelente preparación fisica de que han hecho gala los jugadores escoceses y por encima de todo el estado del terreno de juego, excesivamente blando a causa de la lluvia caída en la mañana de hoy, en modo alguno había de beneficiar a los valencianos y por el contrario tampoco perjudicar a los británicos, más acostumbrados a moverse sobre pisos en tamañas condiciones.
Sin embargo, repetimos, el uno a cero final, que permite al Valencia C. de F. seguir en la brecha en una competición que corrió muy seriamente el riesgo de verse huérfana de representantes españoles, tras el fuera de combate del Barcelona y el Zaragoza. Adoptó prudentemente el Valencia, de salida, posiblemente intuyendo la salida de caballo siciliano de los escoceses, una táctica de contención basada en el refuerzo de su línea de defensas, con el «moreno» Chicao, el retraso del también brasileño Waldo a la altura de la línea media, incrustado entre Sastre y Ficha, y la posición en punta de lanza de los veloces Héctor Núñez y Coll, apoyados por Guillot con inteligentes desplazamientos a lo ancho del terreno de juego. Ese fue, esquemáticamente, el juego desplegado por el Valencia, especialmente durante la primera mitad, en la que arreciaron los ataques un poco en tromba de los escoceses y durante la cual se vio obligado a intervenir el hijo del que fue gran guardameta, Ricardo Zamora (cuyo recuerdo permanece imborrable aquí en Lisboa) con insistente frecuencia.
Un primer período en el que lució por todo lo alto, la clase maravillosa de Waldo y lo que es menos frecuente en jugador sudamericano su instinto de batallador incansable, que le permitió, no sólo taponar una ancha franja de] terreno de juego, sino, lo que es más importante, erigirse (con el apoyi de Sastre) en el dueño y señor del centro del campo, guillotinando con energía les intentos escoceses de este periodo.
Luego, tras el descanso y niveladas las fuerzas, al acusar los jugadores del Dunfermline, el esfuerzo desarrollado en la mitad anterior, cambiaron las cosas favorablemente para el Valencia. Lo que antes fue dominio casi absoluto de los británicos se transformó en un periodo de mayor peligrosidad de los españoles, hasta la llegada del que había de ser el gol que decidía la eliminatoria, obra ,como ya queda señalado anteriormente, del defensa Mestre, al poner broche de oro con potente disparo a un avance combinado con Waldo. Jugada de ejecución maestra iniciada, reaizada y finalizada por una de las bandas del terreno, en la que el balón en vistoso trenzado fue dejando atrás.
Tras el gol, prudente repliegue del Valencia, convencido de que habían de ser los escoceses quienes abriesen sus líneas, proporcionando así mayor número de oportunidades para la filtración de los contraataques de los veloces Coll y Héctor Núñez. Un partido, en suma, bien jugado por el Valencia, de escasa calidad técnica, muy difícil de lograr dado el estado del terreno de juego y resultado justamente a favor del equipo que supo dosificar mejor el esfuerzo y aprovechar con mayor acierto las oportunidades. Así aseguró el Valencia su pase a los cuartos de final de la Copa de Ferias, en los que han de enfrentarse a otro equipo de Escocia: el Hibernian.
Película del partido
Por la mañana, mientras arreciaba la lluvia sobre la capital portuguesa, ha tenido lugar el sorteo de la indumentaria que abrían de vestir los equipos, saltando al terreno de juego el Valencia con camiseta colorada y calzón negro. vistiendo el Dumfernline pantalón blanco con camiseta a rayas blancas y negras.
En los primeros minutos de juego pareció que el partido se les iba a poner muy difícil a los valencianos, pues los escoceses parecían moverse mejor sobre el campo embarrado de Restelo. Así, fruto de la presión escocesa se produjeron tres corners en pocos minutos sobre la puerta de Zamora. Mientras el Dumfernline se mantuvo al ataque, el Valencia mantuvo cerradas sus líneas con una sobria seguridad, pero los contraataques iniciados especialmente por Waldo desde atrás, fueron cambiando la fisonomía del partido. Ya en el primer tiempo, Guillot creó varias situaciones de peligro ante la puerta de Herriot, llegándose al descanso sin que funcionara el marcador.
La táctica de marcaje se mantuvo en la segunda parte, pero con más alegría valencianista en los contraataques, manteniéndose Ficha algo retrasado, pero lanzándose al ataque Waldo en apoyo de GuillOt, Núñez y Coll, los tres hombres en punta de la delantera. Con esta nueva perspectiva, se hicieron más peligrosos los avances valencianistas y los numerosos seguidores valencianistas vieron la posibilidad de victoria. Un tiro al poste, cuando se cantaba el gol. Poco después, Sastre, desde lejos, estuvo a punto de lograr el gol que inaugurara el marcador... pero el Valencia seguía yendo a más sin conseguir el gol, que tanto buscaba.
Llegó al fin el gol valencianista en el minuto 17, en una jugada planteada desde atrás en combinación Mestre-Waldo, lanzándose al ataque el defensa, que empalmó un certero y potente disparo que batió al meta escocés. Los gritos de «¡Valencia! ¡Valencia!», atronaron en los graderíos. Mientras el Valencia estaba yendo a más, el cansancio se hacía notar en sus once rivales. Y aún hubo una ocasión para aumentar la ventaja, en falta cometida a Guillot dentro del área, que fué castigada con freekick por el árbitro portugués Raúl Mantins.
Portero, delantero centro y los dos extremos fueron las figuras destacadas del Dunfermline. En el Valencia, formidable el bloque defensivo, en el que sobresalió Mestre, apoyado magníficamente por Ficha y Waldo, que jugó un magistral encuentro de medio centro a la antigua usanza, con mayor tendencia al ataque en la segunda parte. El tiempo no fue propicio y la entrada fue más bien floja, destacando en los graderíos la presencia de una numerosa concurrencia valencianista, desplazada para alentar a su equipo.
Sin embargo, repetimos, el uno a cero final, que permite al Valencia C. de F. seguir en la brecha en una competición que corrió muy seriamente el riesgo de verse huérfana de representantes españoles, tras el fuera de combate del Barcelona y el Zaragoza. Adoptó prudentemente el Valencia, de salida, posiblemente intuyendo la salida de caballo siciliano de los escoceses, una táctica de contención basada en el refuerzo de su línea de defensas, con el «moreno» Chicao, el retraso del también brasileño Waldo a la altura de la línea media, incrustado entre Sastre y Ficha, y la posición en punta de lanza de los veloces Héctor Núñez y Coll, apoyados por Guillot con inteligentes desplazamientos a lo ancho del terreno de juego. Ese fue, esquemáticamente, el juego desplegado por el Valencia, especialmente durante la primera mitad, en la que arreciaron los ataques un poco en tromba de los escoceses y durante la cual se vio obligado a intervenir el hijo del que fue gran guardameta, Ricardo Zamora (cuyo recuerdo permanece imborrable aquí en Lisboa) con insistente frecuencia.
Un primer período en el que lució por todo lo alto, la clase maravillosa de Waldo y lo que es menos frecuente en jugador sudamericano su instinto de batallador incansable, que le permitió, no sólo taponar una ancha franja de] terreno de juego, sino, lo que es más importante, erigirse (con el apoyi de Sastre) en el dueño y señor del centro del campo, guillotinando con energía les intentos escoceses de este periodo.
Luego, tras el descanso y niveladas las fuerzas, al acusar los jugadores del Dunfermline, el esfuerzo desarrollado en la mitad anterior, cambiaron las cosas favorablemente para el Valencia. Lo que antes fue dominio casi absoluto de los británicos se transformó en un periodo de mayor peligrosidad de los españoles, hasta la llegada del que había de ser el gol que decidía la eliminatoria, obra ,como ya queda señalado anteriormente, del defensa Mestre, al poner broche de oro con potente disparo a un avance combinado con Waldo. Jugada de ejecución maestra iniciada, reaizada y finalizada por una de las bandas del terreno, en la que el balón en vistoso trenzado fue dejando atrás.
Tras el gol, prudente repliegue del Valencia, convencido de que habían de ser los escoceses quienes abriesen sus líneas, proporcionando así mayor número de oportunidades para la filtración de los contraataques de los veloces Coll y Héctor Núñez. Un partido, en suma, bien jugado por el Valencia, de escasa calidad técnica, muy difícil de lograr dado el estado del terreno de juego y resultado justamente a favor del equipo que supo dosificar mejor el esfuerzo y aprovechar con mayor acierto las oportunidades. Así aseguró el Valencia su pase a los cuartos de final de la Copa de Ferias, en los que han de enfrentarse a otro equipo de Escocia: el Hibernian.
Película del partido
Por la mañana, mientras arreciaba la lluvia sobre la capital portuguesa, ha tenido lugar el sorteo de la indumentaria que abrían de vestir los equipos, saltando al terreno de juego el Valencia con camiseta colorada y calzón negro. vistiendo el Dumfernline pantalón blanco con camiseta a rayas blancas y negras.
En los primeros minutos de juego pareció que el partido se les iba a poner muy difícil a los valencianos, pues los escoceses parecían moverse mejor sobre el campo embarrado de Restelo. Así, fruto de la presión escocesa se produjeron tres corners en pocos minutos sobre la puerta de Zamora. Mientras el Dumfernline se mantuvo al ataque, el Valencia mantuvo cerradas sus líneas con una sobria seguridad, pero los contraataques iniciados especialmente por Waldo desde atrás, fueron cambiando la fisonomía del partido. Ya en el primer tiempo, Guillot creó varias situaciones de peligro ante la puerta de Herriot, llegándose al descanso sin que funcionara el marcador.
La táctica de marcaje se mantuvo en la segunda parte, pero con más alegría valencianista en los contraataques, manteniéndose Ficha algo retrasado, pero lanzándose al ataque Waldo en apoyo de GuillOt, Núñez y Coll, los tres hombres en punta de la delantera. Con esta nueva perspectiva, se hicieron más peligrosos los avances valencianistas y los numerosos seguidores valencianistas vieron la posibilidad de victoria. Un tiro al poste, cuando se cantaba el gol. Poco después, Sastre, desde lejos, estuvo a punto de lograr el gol que inaugurara el marcador... pero el Valencia seguía yendo a más sin conseguir el gol, que tanto buscaba.
Llegó al fin el gol valencianista en el minuto 17, en una jugada planteada desde atrás en combinación Mestre-Waldo, lanzándose al ataque el defensa, que empalmó un certero y potente disparo que batió al meta escocés. Los gritos de «¡Valencia! ¡Valencia!», atronaron en los graderíos. Mientras el Valencia estaba yendo a más, el cansancio se hacía notar en sus once rivales. Y aún hubo una ocasión para aumentar la ventaja, en falta cometida a Guillot dentro del área, que fué castigada con freekick por el árbitro portugués Raúl Mantins.
Portero, delantero centro y los dos extremos fueron las figuras destacadas del Dunfermline. En el Valencia, formidable el bloque defensivo, en el que sobresalió Mestre, apoyado magníficamente por Ficha y Waldo, que jugó un magistral encuentro de medio centro a la antigua usanza, con mayor tendencia al ataque en la segunda parte. El tiempo no fue propicio y la entrada fue más bien floja, destacando en los graderíos la presencia de una numerosa concurrencia valencianista, desplazada para alentar a su equipo.