Ficha de partido
Albacete B.
0 - 1
Valencia CF
Equipos titulares
7
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
David Navarro
3'
Alvaro
38'
Curro Torres
44'
Descanso
45'
MikelRubén Castro
55'
Miguel Ángel MistaPablo Aimar
72'
Xisco MuñozMarco Di Vaio
72'
Rubén BarajaFabio Aurelio
83'
FranciscoMark
85'
Xisco MuñozAsist: Carlos Marchena
85'
Viaud
92'
Final del partido
93'
Estadio
Rival: Albacete B.
Records vs Albacete B.
Máximo goleador: Fernando Gómez (5 goles)
Goleador rival: Leoncito (3 goles)
Más partidos: Fernando Gómez (12 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (10.04.1994)
Mayor derrota: 1 - 3 (05.12.1993)
Más repetido: 1-0 (5 veces)
Crónica
Claudio Ranieri avisaba en la previa que quería que su Valencia, aquejado de una devoradora necesidad de confianza en los últimos tiempos, jugara de manera sencilla y concentrada,que tocaba ganar a toda costa y la feligresía ya se divertiría cuando la enfermería se vaciara de actores.
Y, en efecto, en el sibérico Carlos Belmonte se vio durante muchos momentos un equipo tan sencillo como anónimo en su propuesta futbolística. Bajo una imperecedero diluvio, el Valencia tuvo mimbres de senyera mecánica cuando en la segunda parte se olvidó del contragolpe y buscó el gol por la directa, ésa que no renuncia a la estética cuando en tu equipo tienes a gente como Aimar, Fiore o Di Vaio, logró cazar con justicia los tres puntos en el último suspiro. El lastre de las lesiones, y la sombra de la final no escrita contra el Werder Bremen (se reservaron y sólo le marcaron seis al Friburgo) obligó a Ranieri a retocar piezas y presentar un once inédito. Fueron tantos los cambios que Carboni, il vecchio capitano, se reencontró con el brazalete y Fabio Aurelio volvió a sentir qué significa ser titular. Sin embargo, las variaciones que más llamaron la atención fueron en un doblepivote con bastante pinta de rombo. Baraja descansó y Marchena y Fiore formaron una sociedad inédita.
Ranieri quiere diseñar un Valencia basado en la contra, pero ayer con una línea medular de corte tan técnico, acostumbrada a someter al rival con posesión y primer toque, las ideas se quedaron congeladas. El Alba, más suelto y guerrero, intentó mantener la iniciativa. Más voluntariosos que efectivos, Mark González y Redondo -un cedido de buenas hechuras al que dejan jugar contra su equipo- tuvieron sus oportunidades entrando por banda donde superaban a Curro y Carboni. Aún así, sólo Rubén Castro tuvo la oportunidad de desnivelar la balanza. La réplica del Valencia se resumió en un par de timoratas aproximaciones en sendas paredes entre Fabio Aurelio, Aimar y un Di Vaio que se ofrecía una y otra vez tirando diagonales a las bandas, pero la cruda estadística mostró que no se chutó ni una sóla vez entre los tres palos en el primer acto.
Tras la reanudación la afición blanquinegra desplazada a Albacete, caladita, despertó.Seguía lloviendo y el partido tenía, por lo menos, un caldo de cultivo propicio para la épica. Envalentonados, y dirigidos por Fiore -el calabrés jugó por primera vez dónde mejor puede rendir-, el Valencia, fluido y directo, encadenó cuatro claras ocasiones de gol, con Aimar y Fiore de protagonistas. Así de sencillo es el fútbol. El Albacete quiso atajar el dominio visitante con marrullerías, tan estratégicas como lamentables, que encresparon nervios y despertaron al helado público. El dominio territorial dejaba espacios y en una contra Pacheco intentó morder, pero no contaba con la manopla, zurda y felina, de Cañizares. González se encomendó con Mikel a los balones por alto y por el aire vinieron varias pelotas rechazadas por los palos y Cañete. Ranieri quiso renovar la gasolina en ataque dando entrada a Xisco y Mista. El equipo, con señales de cansancio tras el generoso esfuerzo, aguantó las testosterónicas embestidas locales y en una acción a balón parado vendría la recompensa. La pelota pasó por un bosque de piernas y rebotes varios. Mista y Xisco, el orden de los factores no alteran la victoria, celebraron el tanto como suyo.
Y, en efecto, en el sibérico Carlos Belmonte se vio durante muchos momentos un equipo tan sencillo como anónimo en su propuesta futbolística. Bajo una imperecedero diluvio, el Valencia tuvo mimbres de senyera mecánica cuando en la segunda parte se olvidó del contragolpe y buscó el gol por la directa, ésa que no renuncia a la estética cuando en tu equipo tienes a gente como Aimar, Fiore o Di Vaio, logró cazar con justicia los tres puntos en el último suspiro. El lastre de las lesiones, y la sombra de la final no escrita contra el Werder Bremen (se reservaron y sólo le marcaron seis al Friburgo) obligó a Ranieri a retocar piezas y presentar un once inédito. Fueron tantos los cambios que Carboni, il vecchio capitano, se reencontró con el brazalete y Fabio Aurelio volvió a sentir qué significa ser titular. Sin embargo, las variaciones que más llamaron la atención fueron en un doblepivote con bastante pinta de rombo. Baraja descansó y Marchena y Fiore formaron una sociedad inédita.
Ranieri quiere diseñar un Valencia basado en la contra, pero ayer con una línea medular de corte tan técnico, acostumbrada a someter al rival con posesión y primer toque, las ideas se quedaron congeladas. El Alba, más suelto y guerrero, intentó mantener la iniciativa. Más voluntariosos que efectivos, Mark González y Redondo -un cedido de buenas hechuras al que dejan jugar contra su equipo- tuvieron sus oportunidades entrando por banda donde superaban a Curro y Carboni. Aún así, sólo Rubén Castro tuvo la oportunidad de desnivelar la balanza. La réplica del Valencia se resumió en un par de timoratas aproximaciones en sendas paredes entre Fabio Aurelio, Aimar y un Di Vaio que se ofrecía una y otra vez tirando diagonales a las bandas, pero la cruda estadística mostró que no se chutó ni una sóla vez entre los tres palos en el primer acto.
Tras la reanudación la afición blanquinegra desplazada a Albacete, caladita, despertó.Seguía lloviendo y el partido tenía, por lo menos, un caldo de cultivo propicio para la épica. Envalentonados, y dirigidos por Fiore -el calabrés jugó por primera vez dónde mejor puede rendir-, el Valencia, fluido y directo, encadenó cuatro claras ocasiones de gol, con Aimar y Fiore de protagonistas. Así de sencillo es el fútbol. El Albacete quiso atajar el dominio visitante con marrullerías, tan estratégicas como lamentables, que encresparon nervios y despertaron al helado público. El dominio territorial dejaba espacios y en una contra Pacheco intentó morder, pero no contaba con la manopla, zurda y felina, de Cañizares. González se encomendó con Mikel a los balones por alto y por el aire vinieron varias pelotas rechazadas por los palos y Cañete. Ranieri quiso renovar la gasolina en ataque dando entrada a Xisco y Mista. El equipo, con señales de cansancio tras el generoso esfuerzo, aguantó las testosterónicas embestidas locales y en una acción a balón parado vendría la recompensa. La pelota pasó por un bosque de piernas y rebotes varios. Mista y Xisco, el orden de los factores no alteran la victoria, celebraron el tanto como suyo.