Ficha de partido: 09.09.1972: Valencia CF 0 - 1 FC Barcelona

Ficha de partido

Valencia CF
Valencia CF
0 - 1
FC Barcelona
FC Barcelona

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Descanso
45'
Marcial
49'
José Vicente FormentManolete Ríos
65'
J.C. PérezMartí Filosia
74'
AlfonsedaMarcial
75'
Sergio ManzaneraAníbal Pérez
75'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Mestalla
Aforo: 55.000 espectadores
Ubicación: Valencia (Valencia) 
Inauguración: 20/05/1923

Rival: FC Barcelona

Records vs FC Barcelona

Máximo goleador: Mundo Suárez (18 goles)
Goleador rival: Messi (31 goles)
Mayor victoria: 4 - 0 (18.04.1979)
Mayor derrota: 0 - 7 (03.02.2016)
Más repetido: 1-1 (36 veces)

Crónica

Había acabado el primer tiempo sin goles. El partido estaba indeciso y aunque la mayor presión correspondía al cuadro local, el Barcelona seguía teniendo su chance totalmente inctacta, y ésta llegó en el minuto 4 de la segunda mitad, minuto altamente importante para el desarrollo del partido, puesto que en aquel instante se consiguió el único tanto que registraría el marcador y que serviría para que el Barcelona se anotase su rrimera victoria fuera de su terreno en esta recién iniciada Liga 1972-73.

Fue un perfecto pase de Marti Filosia a Marcial, descongestionando el área de contrarios y defensores que sirvió para que el hoy circunstancial extremo izquierda barcelonista avanzara con su potente zancada a lo largo del campo para hacer una pared perfectísima con Barrios, y encontrarse solo delante de Meléndez cuando el delantero centro azulgrana le devolvió la pelota. Lo demás para un jugador de la categoría de Marcial fue sumamente fácil, puesto que no tuvo más que colocar el balón cruzado al poste contrario por el que iniciaba la salida el guardameta valencianista.

Pero si importante fue el minuto 4 de la segunda parte no menos fue el minuto 10 del primer tiempo, cuando un gol que había marcado Manolete no subió al marcador, ya que el árbitro señaló fuera de juego del extremo derecha valencianista al recibir el pase de Quino después de una serie de rechaces y rebotes dentro del área pequeña azulgrana.

Los jugadores locales, como es lógico, protestaron airadamente la decisíón, pero el señor Balaguer mantuvo su criterio y el tanto no subió al marcador. En principio no parecía grave la cosa, puesto que el Valencia tenía encarilado el partido desde sus comienzos. Su dominio era ostensible, sus jugadas eran preciosistas y muy aplaudidas por el público, y sus hombres se entregaban a una lucha sin desmayos para penetrar la infrangueable barrera azulgrana, sin que en ningún momento pudieran conseguirlo.

El Barcelona estaba más preocupado en defenderse que en construir lugadas y atacar. Sólo Asensi -de medios para adelante— pretendia poner un poco de orden en su equipo. Dado que el centro del campo —Claramunt 1, Manolete y Lico, con la ayuda de Adorno— era de neto dominio valencianista, el Barcelona se veía encerrado dentro de su campo, construyendo pocas, muy pocas jugadas que diera oportunidad para que Marcial, Barrios y Rexach pudieran culminarlas con efectividad para su equipo. Fueron unos primeros 45 minutos en los que el Valencia le ganó netamente le partida al Barcelona en el centro del campo. Pareció despertar el Barcelona en el minuto 41 de este primer tiempo, cuando Marcial se llevó limpia y claramente una pelota sorprendiendo a la defensa valencianista, un tanto confiada por esa inocuidad azuigrana en el ataque para plantarse solo ante Meléndez.

A todos los espectadores de Luis Casanova, a unos por un motivo y a otros por otro, se les puso un nudo en la garganta. Pero Marcial se encargó de gue ese nudo se deshiciera enseguida, puesto que se entretuvo demasiado con el balón en los pies y dio oportunidad a que Meléndez, en su salida, lograra que el balón rebotase en su cuerpo para salir desviado fuera del área. Esta fue la única oportunidad clara del Barcelona en estos primeroS 45 minutos.

Si bien es absolutamente cierto —y los que estuvieron presentes en el Luis Casanova lo pueden atestiguar— que el Valencia dominó clara y absolutamente durante estos primeros cuarenta y cinco minutos, a base de un fútbol preciosista y técnico cien por cien, con pases medidos y al orimer toque, que entusiasmaron en muchas ocasiones a los seguidores, no menos cierto es que todo ese trenzado de combinacones moría en el mismo borde del área grande ante la infranqueable muralla barcelonista. Porque Di Stéfano había previsto una red en el centro del campo compuesta por tres hombres —Claramunt, Lico y Manolete, con el aditamento de Adorno cuando hacia falta— daba al Valencia esa neta superioridad en el centro del campo sobre un Barcelona que bastante trabajo tenía con intentar sacudirse de encima el abrumador dominio adversario.

Pero dado que Manolete -con el número siete a la espalda, pero sólo teóricamente— evolucionaba más por el centro que por su banda, De la Cruz se encontró completamente libre para encauzar los contraataques azulgranas por su lado, convirtiéndose en este primer tiempo en el mejor delantero barcelonista, con sus incursiones sobre la meta de Meléndez, que siempre llevaban aparejados peligrosos centros. Lo que sucedía es que luego, a la hora del remate, alli no había nadie para poder efectuarlo.

Con Rifé, encargándose de Valdez, De la Cruz, libre, aunque a ratos se ocupase de Manolete si éste acudía a su banda; Gallego pegado a Quino, Zabalza sujetando a Adorno, y Asensi y Marti Filosía intentando contener en el centro del campo a Claramunt y a Adorno, respectivamente, el partido fue desarrollándose por estos cauces hasta ahora descritos, sin que sufriera alteración el marcador, pese a ese gol anulado al Valencia en el minuto diez y esa oportunidad de Marcial a falta de cuatro minutos tan sólo para el final.

Cuando comenzó el segundo tiempo, en esos cuatro minutos escasos que precedieron al tanto de Marcial, parecía que la tónica del encuentro iba a ser la misma que durante la primera mitad, pero el tanto del Barcelona vino a desnivelar no sólo el marcador sino también las fuerzas morales y psiquicas de los dos equipos en liza, Porque a partir de ese fliomento el Valencia poniéndose más nervioso a medida que la manecilla del reloj, bien visible en las alturas del estadio Luis Casanova, avanzaba inexorablemente hacia los cuarenta y cinco últimos minutos, el Barcelona serenó su juego de forme realmente increíble para lo gris que había estado en la primera mitad y fue afianzándose en el centro del campo.

Fue entonces cuando Rexach, Marcial y Barrios, que hasta entonces apenas si habían intervenido en jugadas aisladas, despertaron de este letargo en que habían estado sumidos durante los anteriores cuarenta y cinco minutos y comenzaron a dar sedales de vida y de su indiscutible clase que les ha llevado a ser titulares en un cuadro como el Barcelona. Y como además Asensi no había dejado de funcionar durante todo el encuentro, aunque ahora contaba con la ayuda inestimable de sus compañeros de línea, el Barcelona logró serenar su juego, y, apuntalado en su defensa, que seguía tan infranqueable como antes, comenzó a lanzar esporádicos contraataques sobre la meta de Meléndez, muy bien llevados en la confianza da que surgiera ese segundo tanto que podía dar al traste definitivamente con las ilusiones valencianístas.

Por su parte el Valencia aunque dominó territorialmente no fue el del primer tiempo. Bien es verdad que esta vez los balones que llegaron a Reina fueron mucho más numerosos y bastante más peligrosos que en la primera mitad. Pero no menos cierto es también que el nerviosismo se había apoderado de los jugadores locales y ya entraban al remate en tromba, sin esa calidad mínima que les había caracterizado durante el primer tiempo.

Todo esto hizo que, por un lado y otro surgieran abundantes oportunidades. Las unas, las del Barcelona. fruto de esos contraataques aislados que siempre tenían los mismos protagonistas: Marcial, Barrios, Asensi y Rexach, por otra, por parte del Valencia, era todo el equipo el que se volcaba hacia la meta de Reina en un intento desesperado por nivelar al menos un encuentro que caminaba inexorablemente hacia su fin conese 0-1 en el marcador.

Por eso, a los treinta y cinco minutos de esta segunda parte, Forment estrellaba un cabezazo en el larguero al saque de una falta que había efectuado Antón y el balón botó en la misma raya de la meta barcelonista para que un defensa azuigrana lo alejara de allí. Así también a los cuarenta minutos, una jugada personal de Juan Carlos con pase de Rexach y de éste a Marcial permitió al ayer circunstancial extremo izquierda barcelonista disparar solo ante Meléndez y que la pelota saliera rozando el poste cuando el guardameta valencianiata estaba totalmente batido. Tres minutos más tarde, a los cuarenta y tres, Gallego salvaría un gol en la misma línea de meta como producto de una melée que se formó en el área chica barcelonista al sacar un córner Valdez. Y por último, a los cuarenta y cinco minutos, cuando ya el árbitro estaba a punto de dar su silbido final, Barrios pesca un balón en el centro del campo y se fue directamente solo hacia el portal de Melendez. Sin embargo, se adelantó demasiado el balón, y una vez rebasado el guardameta valencianista, no pudo llegar a él y vio como se perdía por la línea de fondo casi al mismo tiempo que el árbitro señalaba el final de este encuentro.