Ficha de partido
Valencia CF
0 - 1
Real Madrid
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Anzarda
1'
GrandeGonzález
17'
Descanso
45'
Quino SierraJosé Ramón Fuertes
45'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Real Madrid
Records vs Real Madrid
Máximo goleador: Mundo Suárez (13 goles)
Goleador rival: Raúl (17 goles)
Más partidos: Vicente Asensi (28 partidos)
Mayor victoria: 6 - 0 (09.06.1999)
Mayor derrota: 1 - 7 (23.08.1990)
Más repetido: 1-2 (27 veces)
Crónica
En el primer minuto de juego se marcó el que había de ser único gol del encuentro. Un centro de Velázquez desde la derecha, intentó despejarlo Manolete, falló y quedó desequilibrado y la pelota llegó fácilmente a poder de Anzarda, quien tranquilamente fusiló el tanto batiendo a Balaguer.
Un gol en frío, el clásico gol en frío que ha creado la psicosis del encuentro, determinando en el Valencia un apresuramiento y un nerviosismo hasta cierto punto lógicos, y en el Madrid, por el contrario, una tranquilidad y un aplomo que habían de llevarle a conservar esa ventaja a lo largo de noventa minutos de agobio y de presión sabre su mete defendiendo un resultado que constituía ya un serio handicap para el contrario. Así pues, puede considerarse anormal esta manera en que se ha producido el desenlace dei partido porque realmente el Valencia, por el esfuerzo que ha desplegado, por el dominio que ha ejercido, por el fútbol que ha hecho, aunque estuviera falto de esa penetració final de esa profundidad que viene constituyendo su lastre, como el de tantos otros equipos, quizá merecía otro resultado distinto a esta derrota contra la que ha luchado denodadamente desde el primer instante, superando en un principio el nerviosismo que le ha provocado a rápida y afortunada jugada contraria y tratando con enorme afán y entusiasmo de neutralizarla.
El Madrid ha hecho el clásico partido de campo contrario, que ha tenido ese afortunado punto de partida de un gol en la primera jugada. Así pues, ha sabido defenderlo del agobio constante a que se vio sometido, sobre todo en la segunda parte, por un Valencia desmelenado que buscaba con enorme afán el gol y quizá por eso mismo le faltaba la tranquilidad para lograrlo.
En la primera parte el Madrid ya se empleó al contraataque partiendo de una defensa sólidamente asentada, que tenía sus pilares en Benito y Zoco, pero que en verdad se veía arropada por todos los demás jugadores cuando la presión valencianista era más amplia. Pero el Madrid tenía una gran virtud y era la rapidez y flexibilidad de su contraataque, y ha podido incluso marcar algún gol más en jugadas llevadas a cabo por Santillana y los extremos que eran los grandes especialistas de estos contragolpes.
A los 10 minutos, un remate de cabeza de Barrachina, al sacar Arango una falta, determinó uno de los pocos peligros ciertos creados por el Valencia. Bajo la batuta de Claramunt, que se ha vaciado en un magnífico partido, el once de Di Stéfano ha empujado mucho. Tuvo otra oportunidad, a los 14, en centro de Fuertes sobre Valdez que éste no alcanzó a rematar. En fin, fueron salpicándose las jugadas de peligro pero lo cierto es que el Madrid en sus contraataques era mucho más inquietante que el Valencia.
Hubo un cambio, a los 19 minutos, en las filas madridistas al lesionarse el defensa González y ser sustituido por Grande, si bien pasó a la media mientras José Luis cubría el ala derecha de la defensa vigilando de cerca a Valdez. A partir de los 20 minutos, la presión del Valencia se fue intensificando. Hasta los propios defensas, Aníbal y Barrachina, se iban al ataque, pero siempre pendía sobra ellos la amenaza del contragolpe rápido y relampagueante de los delanteros madridistas, como el que protagonizaron a la media hora justa Santillana y Anzarda en que el gol rondó elmarco de Balaguer.
En el último minuto de la primera parte, otro de estos contragolpes (un pase en profundidad nacido en Benito sobre Aguilar) determinó una internada peligrosísima de éste ganándole la acción a Arango, que sólo milagrosamente no fue gol.
La segunda parte, en la que el Valencia alineó a Quino sustituyendo a Fuertes y precisamente el habitual ariete se desenvolvió por la parte derecha del ataque, conoció un largo, persistente y agobiante dominio valencianista que casi localizó el juego en el área de penalty del Madrid.
Pero la gran virtud del Madrid era el repliegue ordenado y seguro que todos sus jugadores hacían para no dejar huecos y marcar al contrario. Total, que la presión agobiante y continuada del Valencia fue estrellándose en esa muralla flexible y segura que el Madrid ponía ante ellos. No tuvo suerte el Valencia a los diez minutos cuando un gran remate de Claramunt en los momentos en que más agobiante era su presión se estrelló en el larguero. Y como réplica del clima que se había creado en juego, el Madrid, a los veintiuno y veintiocho minutos, marcaría dos goles, en jugadas de Santillana partiendo de la situación ilegal de fuera de juego que el árbitro no concedió, si bien en la primera de ellas, la de los veintiún minutos, en un principio pareció dar validez a la jugada.
El Valencia persistió en su esfuerzo tenaz, laborioso e insistente, pero inútil también. A los veintinueve minutos, una internada de Quino era cortada violentamente por Benito derribándole en el área. No pasó nada. Y hasta el último minuto, salvo en los cuarenta y cuatro en que de nuevo contraatacó el Madrid, fue el Valencia el que llevó la iniciativa buscando a toda costa un empate al menos, que en definitiva se le negó. Total, que el Madrid, gracias a ese gol en frío marcado en el primer minuto, se ha llevado la victoria. Una victoria que supone para el Valencia la segunda derrota de la temporada. Mal le va al Valencia este año contra los grandes, porque recordemos que el anterior tropiezo fue ente el Barcelona, en el primer partido jugado aquí. En fin no
ha tenido suerte el Valencia, cierto es reconocerlo, aunque tampoco debe regateársele méritos al Madrid por el planteamiento práctico que ha hecho de un partido que se le enfocó muy favorablemente desde el principio y ya trató tan sólo de mantenerlo.
La experiencia, la vieja experiencia del Madrid, su capacidad para jugar fuera que viene siendo también la gran epec1alidad del Valencia, se ha puesto de manifiesto una vez más. Se lanzaron diez córners contra el Madrid y uno contra el Valencia. El arbitraje de Pelayo Serrano ha sido discreto en un partido que no ofreció grandes dificultades para él.
Durante el descanso del partido, en la sala de prensa le fue entregado a Sol un valioso trofeo, premio que fue ganado en la pasada temporada por ser el jugador más regular del primer equipo valencianista.
Un gol en frío, el clásico gol en frío que ha creado la psicosis del encuentro, determinando en el Valencia un apresuramiento y un nerviosismo hasta cierto punto lógicos, y en el Madrid, por el contrario, una tranquilidad y un aplomo que habían de llevarle a conservar esa ventaja a lo largo de noventa minutos de agobio y de presión sabre su mete defendiendo un resultado que constituía ya un serio handicap para el contrario. Así pues, puede considerarse anormal esta manera en que se ha producido el desenlace dei partido porque realmente el Valencia, por el esfuerzo que ha desplegado, por el dominio que ha ejercido, por el fútbol que ha hecho, aunque estuviera falto de esa penetració final de esa profundidad que viene constituyendo su lastre, como el de tantos otros equipos, quizá merecía otro resultado distinto a esta derrota contra la que ha luchado denodadamente desde el primer instante, superando en un principio el nerviosismo que le ha provocado a rápida y afortunada jugada contraria y tratando con enorme afán y entusiasmo de neutralizarla.
El Madrid ha hecho el clásico partido de campo contrario, que ha tenido ese afortunado punto de partida de un gol en la primera jugada. Así pues, ha sabido defenderlo del agobio constante a que se vio sometido, sobre todo en la segunda parte, por un Valencia desmelenado que buscaba con enorme afán el gol y quizá por eso mismo le faltaba la tranquilidad para lograrlo.
En la primera parte el Madrid ya se empleó al contraataque partiendo de una defensa sólidamente asentada, que tenía sus pilares en Benito y Zoco, pero que en verdad se veía arropada por todos los demás jugadores cuando la presión valencianista era más amplia. Pero el Madrid tenía una gran virtud y era la rapidez y flexibilidad de su contraataque, y ha podido incluso marcar algún gol más en jugadas llevadas a cabo por Santillana y los extremos que eran los grandes especialistas de estos contragolpes.
A los 10 minutos, un remate de cabeza de Barrachina, al sacar Arango una falta, determinó uno de los pocos peligros ciertos creados por el Valencia. Bajo la batuta de Claramunt, que se ha vaciado en un magnífico partido, el once de Di Stéfano ha empujado mucho. Tuvo otra oportunidad, a los 14, en centro de Fuertes sobre Valdez que éste no alcanzó a rematar. En fin, fueron salpicándose las jugadas de peligro pero lo cierto es que el Madrid en sus contraataques era mucho más inquietante que el Valencia.
Hubo un cambio, a los 19 minutos, en las filas madridistas al lesionarse el defensa González y ser sustituido por Grande, si bien pasó a la media mientras José Luis cubría el ala derecha de la defensa vigilando de cerca a Valdez. A partir de los 20 minutos, la presión del Valencia se fue intensificando. Hasta los propios defensas, Aníbal y Barrachina, se iban al ataque, pero siempre pendía sobra ellos la amenaza del contragolpe rápido y relampagueante de los delanteros madridistas, como el que protagonizaron a la media hora justa Santillana y Anzarda en que el gol rondó elmarco de Balaguer.
En el último minuto de la primera parte, otro de estos contragolpes (un pase en profundidad nacido en Benito sobre Aguilar) determinó una internada peligrosísima de éste ganándole la acción a Arango, que sólo milagrosamente no fue gol.
La segunda parte, en la que el Valencia alineó a Quino sustituyendo a Fuertes y precisamente el habitual ariete se desenvolvió por la parte derecha del ataque, conoció un largo, persistente y agobiante dominio valencianista que casi localizó el juego en el área de penalty del Madrid.
Pero la gran virtud del Madrid era el repliegue ordenado y seguro que todos sus jugadores hacían para no dejar huecos y marcar al contrario. Total, que la presión agobiante y continuada del Valencia fue estrellándose en esa muralla flexible y segura que el Madrid ponía ante ellos. No tuvo suerte el Valencia a los diez minutos cuando un gran remate de Claramunt en los momentos en que más agobiante era su presión se estrelló en el larguero. Y como réplica del clima que se había creado en juego, el Madrid, a los veintiuno y veintiocho minutos, marcaría dos goles, en jugadas de Santillana partiendo de la situación ilegal de fuera de juego que el árbitro no concedió, si bien en la primera de ellas, la de los veintiún minutos, en un principio pareció dar validez a la jugada.
El Valencia persistió en su esfuerzo tenaz, laborioso e insistente, pero inútil también. A los veintinueve minutos, una internada de Quino era cortada violentamente por Benito derribándole en el área. No pasó nada. Y hasta el último minuto, salvo en los cuarenta y cuatro en que de nuevo contraatacó el Madrid, fue el Valencia el que llevó la iniciativa buscando a toda costa un empate al menos, que en definitiva se le negó. Total, que el Madrid, gracias a ese gol en frío marcado en el primer minuto, se ha llevado la victoria. Una victoria que supone para el Valencia la segunda derrota de la temporada. Mal le va al Valencia este año contra los grandes, porque recordemos que el anterior tropiezo fue ente el Barcelona, en el primer partido jugado aquí. En fin no
ha tenido suerte el Valencia, cierto es reconocerlo, aunque tampoco debe regateársele méritos al Madrid por el planteamiento práctico que ha hecho de un partido que se le enfocó muy favorablemente desde el principio y ya trató tan sólo de mantenerlo.
La experiencia, la vieja experiencia del Madrid, su capacidad para jugar fuera que viene siendo también la gran epec1alidad del Valencia, se ha puesto de manifiesto una vez más. Se lanzaron diez córners contra el Madrid y uno contra el Valencia. El arbitraje de Pelayo Serrano ha sido discreto en un partido que no ofreció grandes dificultades para él.
Durante el descanso del partido, en la sala de prensa le fue entregado a Sol un valioso trofeo, premio que fue ganado en la pasada temporada por ser el jugador más regular del primer equipo valencianista.