Ficha de partido: 17.10.1965: CE Sabadell 0 - 1 Valencia CF

Ficha de partido

CE Sabadell
CE Sabadell
0 - 1
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Descanso
45'
Waldo MachadoAsist: Muñoz Cerdá
59'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Creu Alta
Aforo: 11.000 espectadores
Ubicación: Sabadell (Barcelona) 
Inauguración: 1906

Rival: CE Sabadell

Records vs CE Sabadell

Máximo goleador: Mundo Suárez (14 goles)
Goleador rival: - (4 goles)
Mayor victoria: 6 - 1 (09.10.1966)
Mayor derrota: 0 - 3 (12.02.1967)
Más repetido: 2-1 (5 veces)

Crónica

El partido entre el Sabadell y el Valencia tiene tres puntos en que basarse al intentar hacer su comentario dentro de los mejores cánones de ecuanimidad, sensatez y objetividad. Tres virtudes que tienen difícil aplicación en este complicado mundillo del balón redondo. Pero como cada maestrillo tiene su librillo, nosotros cojeremos el nuestro y allá vamos en busca de suerte y albedrío para reconstruir este encuentro.

Tuvo el Sabadell una salida centelleante, viril, de intento resolutivo, que sostuvo durante treinta largos minutos sin interrupción. En ellos derrochó a raudales un coraje y entusiasmo enormes, que le confirieron total y absolutamente el mando del terreno de juego. La presión sabadellense tuvo momentos de verdadero agobio para la meta, defendida magníficamente por cierto por Zamora, y en ellos el gol se presentía como inminente. Si los vicegoles tuvieran trascendencia en el marcador, el Sabadell hubiese salido de largo vencedor del encuentro ya en esta primera mitad. El fútbol de martillo tenía además espectacularidad, velocidad y esa dosis de moral de que hace siempre gala el conjunto lanero. Concretamente que el Sabadell estaba jugando buen fútbol, con estilo netamente ofensivo, peligroso e infíltradizo. Hubo un remate triple que hizo saltar los graderíos de angustia en que Zamora, sin comerlo ni beberlo, sino simplemente por la presencia física, desvió la última trayectoria a la red con su cuerpo. Sabino remató dos veces y el larguero salvó el gol. Fueron los momentos más brillantes de la ofensiva sabadellense.

El Valencia, por su parte, y aunque macizo, sólido, bien pertrechado, capeó el temporal como pudo, y pudo mucho, organizando una defensa de gran consistencia, calidad y a la postre, como se vio, efectiva, aunque el general suerte también echará su cuarto a espadas. El dispositivo táctico valencianista fue claro y simple desde el primer momento. Roberto sobre Sabino, Mestre sobre Noya Vidagany sobre Valí y García Verdugo sobre Castaños. Paquito, con Sánchez Lage, quedaron como organizadores predefensivos y baluartes de los contraataques blancos en muchas y peligrosas ocasiones. Adelantados en solitaria punta, Waldo y Guillot. Los extremos, basculando. Y a ver venir. Le salió bien al Valencia la táctica y la forma en que la jugó. Porque el Sabadell debió ya en las postrimerías del primer tiempo tomar un poco de respiro a su ofensiva tan persistentemente mantenida al vertiginoso tren iniciado y a su fabuloso coraje, que quedó sin premio en este primer tiempo, en que generosamente había puesto a examen unos méritos muy dignos de tenerse en cuenta.

La calidad del juego valenciano, no en su aspecto de pirotecnia, sino de eficacia, solidez y en contraataque, donde Waldo y Guillot enan dos puntas de lanza prestas, no es ninguna tontería. Después del partido que le hemos visto en la Creu Alta, no suenan a casualidad los resultados de campo contrario de signo positivo, ni los cómodos del campo propio resueltts con amplitud en el marcador. Así está su clasificacion actual, que tampooco es otra casualidad. Tuvo indudablemente suerte el Valencia en esta fase, que antes hemos capitulado de coraje arlequinado sin suerte. La tuvo en esos lances cuando el gol se masca, se presume o simplemente se desea. Pero sus defensores hicieron todo lo posible para merecer esa suerte, jugando con acierto, contundencia y una enorme agilidad mental y física. Empezando por Zamora, que está alcanzando una madurez de forma realmente notable, a la que se juntan una serenidad, aplomo y confianza en sí mismo de relevante autoridad, siguen García Verdugo y Mestre como figuras de una defensa granítica. Paquito en la medular fue un peón con graduación alta y Sánchez Lage la eminencia no gris, sino coloreada de la máxima eficacia. Guillot y Waldo, dos catapultas siempre al asalto con sus disparos vinieran o no a cuento. Pero peligrosísimos siempre. Los extremos, colaboradores con los que pudieron contar las acciones ofensivas levantinas.

Frente a este Valencia el Sabadell se gastó un tanto en la primera mitad, al no poder mantener el mismo ritmo ni de juego ni de forma. Los diez últimos minutos del primer tiempo ya tuvieron signo de equilibrio, cosa que hasta entonces sólo era de color vallesano, neto. Tras el descanso, el partido siguió por los mismos derroteros con que había terminado la primera mitad, lo que significaba que el Valencia ya le iba tomando el pulso a la contienda y se disponía a dejar de ser yunque simplemente Que podía ser martillo lo demostró más tarde.

Pasa de tópico el problema arbitral. Es cómodo, aunque aburrido hablar de ello. Si partimos de que el ser humano no es perfecto, en vez de hablar de problema arbitral será más inteligente hablar de equivocaciones. Y aun al analizar éstas, hacerlo con lente químicamente pura. Este es el tercer punto del partido. El colegiado andaluz tuvo un arbitraje en el primer tiempo anticasero en una decisión trascendental, la del gol, para luego caer en la absurda ley compensadora, escamoteando dos castigos máximos, cometidos a Guillot y Waldo en las postrimerías del partido. El meollo, sin embargo, fue el gol valenciano. Corría el minuto quince. El extremo blanco Muñoz centra ceñido por la izquierda. Acude Waldo al remate, cosa que consigue hacerlo de cabeza muy rápidamente, desviando a la red. Pero antes que él estaba Martinez, el portero del Sabadell, que se hizo provisionalmente con el balón. Y decimos provisionalmente porque Waldo desplazó con violencia al cancerbero sabadellense, haciéndole perder el balón, que murió en la red. Martínez salió disparado hacia el centro del campo donde estaba el arbitro para explicarle la ilegalidad del gol por la acción antirreglamentaria descrita. Vino luego esa fase de discusión entre los veintitrés actores del encuentro. El linier tampoco aclaró nada y el gol fue ratificado por el señor Sánchez Ríos. En realidad la jugada fue tan rápida y concreta sobre un palmo frente a puerta, que sólo los protagonistas y una reducida parte de público pueden atestiguar la verdad. Los demás lo sabemos en versión vestuarios de ambos bandos, que, naturalmente, no están de acuerdo.

El gol encarriló el partido para el Valencia en su aspecto psicológico. El Sabadell bajó cotizaciones hasta final de tiempo y el Valencia las subió. El protagonista del partido no fue ei árbitro, sino el gol. Un gol que tuvo su importancia por ser juez único de dos puntos en disputa. Es arbitrario hablar de justicia de injusticia en fútbol. Digamos simplemente que a tenor de los méritos de ambos contendientes exhibidos en lo visto, un empate posiblemente hubiese calibrado mejor lo sucedido. Todo lo demás que se diga sobre este partido, son especulaciones, vengan de donde vengan.