Ficha de partido
Pontevedra CF
0 - 1
Valencia CF
Equipos titulares
1
10
11
Sustituciones
Ninguno
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Waldo MachadoAsist: Vicente Guillot
43'
Descanso
45'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Pontevedra CF
Records vs Pontevedra CF
Máximo goleador: Fernando Ansola (4 goles)
Goleador rival: Neme (3 goles)
Más partidos: Paquito García (10 partidos)
Mayor victoria: 6 - 2 (18.02.1968)
Mayor derrota: 0 - 3 (26.02.1967)
Más repetido: 0-2 (3 veces)
Crónica
El clima de temor que durante toda la semana se observaba en Pontevedra se ha visto confirmado, porque los chicos de Mundo han sido superiores, de principio a fin, a los animosos muchachos granates. Esa superioridad técnica se he visto justamente reflejada en el marcador, ya que tal y como ha jugado el Pontevedra sus máximas aspiraciones podrían concretarse en un empate cero. Posiblemente, en cuanto al juego realizado, haya sido el de esta tarde el peor de la temporada. Es probable que los nervios hayan jugado una mala pasada a los de casa, pero, así y todo, parece mentira que en un encuentro de tanta responsabilidad diesen una lección de prudencia tan extraordinaria. En el Pontevedra, por fallar, falló todo, Gato se embarulló dos o tres veces, dando ocasión a críticas situaciones de peligro. La defensa no acertó a frenar a la escurridiza y mermada delantera valencianista, la media fue incapaz de asentar su juego, y, en la vanguardia, todos anduvieron lentos y remisos en el tiro a puerta.
Con esta panorámica, a nadie, pues, puede extrañar la victoria de los visitantes, mas armónica en sus funciones, con mejor sentido de la posición y, sobre todo, porque tan pronto entraban en los dominios del Pontevedra, no rehuían el choque y el tiro a puerta. Ha sido una lástima que, cuando más necesario se hacía el esfuerzo final para escapar de la promoción, el Pontevedra haya dado una muestra tan grande de escasa fuerza físicay coraje, porque hasta el entusiasmo de que siempre hicieron gala sus chicos, parecía mermado, acaso atenazado por la responsabilidad.
El Valencia, por su parte, jugó el partido que le convenía. De entrada, sometió a los discípulos de Rafa a un férreo marcaje, hombre a hombre, sin andarse con contemplaciones, que sirvió, primero, para amedrentar a sus contrarios, y, de inmediato, para hacerse con casi todos los balones. De poco servia el que los extramos locales se cruzasen, jugando Recalde sobre la izquierda y Ribada sobre la derecha, por cuanto lesionado Cholo a los 25 minutos y ecupaecto el vértice del ataque, los pocos balones que llegaban sobre el área de Zámora no encontraban un solo rematador. Esta circunstancia permitió a los levantinos hacerse con el dominio de la zona ancha del campo, por la que estuvieron siempre a placer Paquito (el mejor de los veintidós), Sánchez Lage y Ribelles. En punta quedaban Waldo y Héctor Núñez, que en perfecto despliegue, igual salían por el lado de Azcueta que por la banda ocupada, tras la reorganización granate por Calleja.
Como además Sánchez Lage era un hombre bastante libre, les resultaba que a la hora de atacar los efectivos levantinos eran suficientes, mientras que defendiendo resultaba imposible a los pontevedreses penetrar en la hábil tela de araña montada por Mundo.
El resultado, pues, ha sido justo, aún cuando le actuación del árbitro Carbelo, de claro matiz anticasero, no haya favorecido demasiado a los visitantes, que con Carbelo o sin él se hubiesen llevado exactamente los dos puntos, mientras que, de esta forma, se hicieron si, con los que dejan su cuenta e caro, pero con la duda, la tremenda duda, de si el árbitro fue elemento decisivo en la contabllidad final. Hubo, mediada la segunda parte, un penalty clarísimo de Vidagany, dentro del área, que el colegiado castellano sacó unas metros fuera, y que, en resumen, quizá fuese la única ocasión propicia para igualar el marcador.
El gol fue marcado por Waldo, a los 42 minutos de juego, tras recibir una pelota servida en bandeja por Guillot, que el moreno, con gran suavidad, catapultó al fondo del marco.
Con esta panorámica, a nadie, pues, puede extrañar la victoria de los visitantes, mas armónica en sus funciones, con mejor sentido de la posición y, sobre todo, porque tan pronto entraban en los dominios del Pontevedra, no rehuían el choque y el tiro a puerta. Ha sido una lástima que, cuando más necesario se hacía el esfuerzo final para escapar de la promoción, el Pontevedra haya dado una muestra tan grande de escasa fuerza físicay coraje, porque hasta el entusiasmo de que siempre hicieron gala sus chicos, parecía mermado, acaso atenazado por la responsabilidad.
El Valencia, por su parte, jugó el partido que le convenía. De entrada, sometió a los discípulos de Rafa a un férreo marcaje, hombre a hombre, sin andarse con contemplaciones, que sirvió, primero, para amedrentar a sus contrarios, y, de inmediato, para hacerse con casi todos los balones. De poco servia el que los extramos locales se cruzasen, jugando Recalde sobre la izquierda y Ribada sobre la derecha, por cuanto lesionado Cholo a los 25 minutos y ecupaecto el vértice del ataque, los pocos balones que llegaban sobre el área de Zámora no encontraban un solo rematador. Esta circunstancia permitió a los levantinos hacerse con el dominio de la zona ancha del campo, por la que estuvieron siempre a placer Paquito (el mejor de los veintidós), Sánchez Lage y Ribelles. En punta quedaban Waldo y Héctor Núñez, que en perfecto despliegue, igual salían por el lado de Azcueta que por la banda ocupada, tras la reorganización granate por Calleja.
Como además Sánchez Lage era un hombre bastante libre, les resultaba que a la hora de atacar los efectivos levantinos eran suficientes, mientras que defendiendo resultaba imposible a los pontevedreses penetrar en la hábil tela de araña montada por Mundo.
El resultado, pues, ha sido justo, aún cuando le actuación del árbitro Carbelo, de claro matiz anticasero, no haya favorecido demasiado a los visitantes, que con Carbelo o sin él se hubiesen llevado exactamente los dos puntos, mientras que, de esta forma, se hicieron si, con los que dejan su cuenta e caro, pero con la duda, la tremenda duda, de si el árbitro fue elemento decisivo en la contabllidad final. Hubo, mediada la segunda parte, un penalty clarísimo de Vidagany, dentro del área, que el colegiado castellano sacó unas metros fuera, y que, en resumen, quizá fuese la única ocasión propicia para igualar el marcador.
El gol fue marcado por Waldo, a los 42 minutos de juego, tras recibir una pelota servida en bandeja por Guillot, que el moreno, con gran suavidad, catapultó al fondo del marco.