El triunfo alcanzado por el Valencia recientemente sobre el Racing de Par�s en Vichy, hacía suponer que no sería ni mucho menos empresa fácil la que había de esperar en la noche de hoy, en el Parque de los Príncipes, al potente combinado formado por el Stade Française y el Raclng de París. Sin embargo, la realidad ha superado de mucho a lo que se suponía, ya que el equipo valenciano bordando un fútbol de auténtica maravilla, especialmente en la primera mitad, se ha impuesto sobre el césped del viejo Estadio parisiense en forma clara y terminante y desde luego en una proporción muchísimo mayor de lo que puedan dar a entender esos dos goles de margen que al término de la contienda señaló el monumental marcador del tantas veces escenario de la llegada de la famosa Vuelta a Francia.

Cuarenta y cinco minutos, los correspondientes al primer tiempo, que difícilmente olvidarán los aficionados locales, ya que durante los mismos el Valencia, con una sencilla facilidad que a todos ha sorprendido, desbordó una y otra vez a la selección local, hasta el punto de acorralarle materialmente hacia el marco defendido con gran acierto, desde luego, por Nagy. Fue precisamente en este período cuando el Valencia materializó en el marcador su abrumadona superioridad con tres goles de bellísima factura todos ellos y también los tres asimismo catalogados dentro del grupo de los totalmente imparables.

Justo es aclarar, sin embargo, que frente a ese derroche de fútbol de calidad impresionante, no se desmoralizó en modo alguno la selección parisiense, sino que por el contrario, echando mano todos sus componentes de un entusiasmo extraordinario batallaron lo indecible para dejar en sólo tres goles una diferencia que a juzgar por lo que había sucedido sobre el terreno podía haber alcanzado caracteres de verdadera debacle. Luego, tras el descanso, el cansancio comenzó a hacer mella en los jugadores blancos y como consecuencia de ello, descendió notablemente el rendimiento del equipo, lo que aprovecharon los seleccionados locales para en un desesperado esfuerzo intentar, sin conseguirlos nivelar el nivel de la balanza.

Llegó en este período el único gol de la selección de Paris, acogido por el numeroso público que llenaba el Parque de los Principes con una ensordecedora ovación, confiando con ella elevar el ánimo de sus jugadores, aunque con muy remotas esperanzas de asistir a una vuelta en el marcador. Pese a la desilusión que lógicamente causó en los espectadores la derrota de sus jugadores, el triunfo valenclanista fue acogido al término de los noventa minutos con una prolongada salva de aplausos, a la que correspondieron lo «blancos» de la ciudad del Turia, saludando desde el centro del campo antes de retirarse a los vestuarios.

A los 2 minutos de iniciado el partido, un avance de la delantera del Valencia lo corona Tercero de impresionante tiro de izquierda que bate a Nagy, pese a su valiente estirada a los pies del jugador español. A los 15 minutos, Waldo consigue hacerse con el balón en el centro del campo, se desplaza hacia la derecha y desde alli, burlando uno tras otro a cuantos jugadores le salen al paso, llega hasta la boca del gol, donde con gran serenidad y de espaldas al marco, introduce, el balón en las mallas de la selección de Paris.

A los veinticinco minutos, un avance combinado entre Tercero y Waldo, finaliza con pase a Ribelles que viene lanzado, conectando un tiro con la derecha que se cuela por la misma escuadra. Mediado el segundo tiempo, el internacional suizo Pottier, al lanzar un saque de esquina que se coló directo, obtuvo su único gol. El Valencia, jugará su próximo partido el jueves, día 24, en Génova, contra el Genoa CFC.