Ficha de partido: 30.12.1956: RCD Espanyol 3 - 0 Valencia CF

Ficha de partido

RCD Espanyol
RCD Espanyol
3 - 0
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Manolo Mestre
12'
Descanso
45'
Benavidez
78'
Sastre
83'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Sarriá
Aforo: 44.000 espectadores
Ubicación: Barcelona (Barcelona) 
Inauguración: 18/02/1923 (Demolido en 1997)

Rival: RCD Espanyol

Records vs RCD Espanyol

Máximo goleador: Mundo Suárez (21 goles)
Goleador rival: Prat (9 goles)
Mayor victoria: 4 - 0 (19.10.2003)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.06.1928)
Más repetido: 2-1 (25 veces)

Crónica

Media docena de jugadas verdaderamente brillantes salvaron el partido. Sin ellas, seguramente pudo haber ganado el Español, pero con ellas hasta quedo buen sabor en la boca de sus partidarios. Sin embargo, el partido, aquellas jugadas y la misma victoria, fueron obras individuales. Y el individualismo sí es la negación del fútbol, aunque tal vez esta circunstancia les pase desapercibida a quienes se han puesto la moda de negar cualidades futbolísticas a lo que, dentro del propio fútbol, no les gusta.

Otro factor que en sí mismo no es también lo contrario de lo que es el fútbol, es en cambio lo menos elegante del fútbol, es decir, la superioridad dele esfuerzo destructivo, fue la moneda corriente en este partido entre el Español y el Valencia, coyas postrimerías netamente favorables al Español servirán de lente de aumento para muchas opiniones.

Este encuentro, visto desde su final color de rosa para el Español, quedará en efecto, en el recuerdo de manera muy diferenta a cómo pasaría si el público del fútbol fuese capaz de recordar todo el partido con independencia de sus mejores momentos, y sobre todo, de un deselace feliz. No me gusta echar agua al vino, pero aquí no se trata de jalear un resultado ni de comentar un partido a medias.

Me he referido antes a la labor individual, y Sastre fue la estrella de primera agnitud en este terrano. Sastre aguantó el partido durante la primera parte y en la segunda consolidó el resultado con un prodigioso gol. El partido rodó para el Español casi a comás del juego de Sastre. Cuando, en parte, para amarrar el gol de ventaja, y en parte, cansado por su esfuerzo, Sastre fue retrasado en el segundo tiempo, el Español estuvo al borde del naufragio.

Le echó una mano el regalo del árbitro Zariquiegui, al castigar una falta que no existió a Coll, que trajo consigo el segundo gol del Español, pero Sastre logró hacer olvidar esta irregularidad, que remachaba la victoria del Español, con una espléndida jugada que provocó el tercero. Haciendo girar el juego a su alrededor, Sastre e metió en el área del Valencia y, descolocando a sus defensores y dejando a contrapié a Goyo, clavó literalmente de un punterazo la pelota en la red. Ahora bien; algunos de sus compañeros de delantera parecieron a lo largo del partido recostarse abusivamente en el fondo, el entusiasmo y ia disciplina de Sastre descargando en él gran parte del peso que a ellos correspondía soportar en la batalla que es siempre jugar centra el Valencia, que, sin las cualidades de dureza y combatívidad del viejo Valencia, es su heredero directo. Sastre, y perdóneseme el símil, no debe ser considerado como un burro de carga, cuando hay fardos para todos.

Basta mirar donde está en la clasificación el Valencia para comprender que hoy es una sombra de aquel conjunto roqueño, incisivo y temible con el que había que contar siempre y nunca para algo bueno. En esta ocasión el Español pudo trastearlo a su conveniencia y, pasados unos primeros fugaces alardes del Valencia, fue posible apreciar que, de haber un vencedor, sería el Español. El gol de Mauri a los trece minutos, muy bien trabajado, aunque pudo no entrar, pues tiró a ciegas, y la pelota dio antes en un palo y la metió Mestre, decantó definitivamente aquélla convicción.

En la segunda parte el Valencia, todavía con solo un gol en contra, cargó el juego sobre Mañó, buscando hundir la defensa del Español por el lado del debutante Grau. La medida estuvo a punto de tener éxito porque el Español pasó un rato apurado, aunque el Valencia malogró numerosos remates. En vista del peligro, Mauri fue enviado atrás para marcar férreamente a Maño. Este recurso, neutralizando al único delantero realmente peligroso del Valencia, alivió la situación del Español, y los volantes y Sastre volvieron, a empujar hacia el área contraria, en lugar de tener que defender con agobio la suya.

El segundo gol despejó el horizonte del Español, decayó visiblemente el Valencia y Sastre coronó su actuación y rubricó la victoria con la magnífica jugada que condujo al tercer gol.