Ficha de partido
Dep. Coruña
3 - 3
Valencia CF
Equipos titulares
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Daniel Mañó
40'
Bazán
41'
Descanso
45'
Manuel BadenesAsist: Antonio Fuertes
50'
BazánPenalty fallado
53'
Bazán
60'
Pahiño
75'
Salvador AliagaAsist: Daniel Mañó
82'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Dep. Coruña
Records vs Dep. Coruña
Máximo goleador: David Villa (10 goles)
Goleador rival: Bebeto (5 goles)
Más partidos: Vicente Asensi (20 partidos)
Mayor victoria: 7 - 1 (23.01.1949)
Mayor derrota: 1 - 5 (19.02.1950)
Más repetido: 2-1 (14 veces)
Crónica
Ya está otra vez con un punto negativo el Coruña. Pero no lo perdió porque hubiera jugado mal o se mostrara inferior a su rival de esta tarde, el Valencia, sino por otras circunstancias de puro azar que no le hacen perder la confianza que en él tienen depositada sus incondicionales. Tuvo que cederlo a su adversario, porque su ataque estuvo poco afortunado tirando a puerta y sobre todo porque desaprovechó un penalty que el colegiado castellano Marrón había sancionado a principios del segundo tiempo por falta clara de Quincoces dentro del área, desviando un balón que, centrado por Tino, esperaba Pahiño a pocos metros de la portería valenciana.
Acaso no hubo verdadera intención de producir la falta, pero una vez castigada, en ella vimos la clave del partido. Porque aun cuando el Valencia iba, entonces, ganando por 2-1, el Coruña estaba volcado sobre su terreno con una tremenda ilusión de decidir la contienda y también con muchas probabilidades de conseguirlo. Se dispuso a ejecutar el castigo Bazán, pero queriendo evitar que el portero valenciano pudiera adivinarle en el gesto por donde iba a lanzarle el disparo bajó la cabeza y sin mirar a puerta tiró desviado.
El fallo fué como un jarro de agua fría para sus compañeros, que por unos momentos aflojaron el tren de pelea y permitieron situarse mejor a sus rivales, cuya moral creció. Poco más tarde podría empatar el Coruña, pero ya la contienda tenía otro aire; había el instante crucial en que el afán de superación, el entusiasmo y la ilusión de los coruñeses había alcanzado su período álgido.
De todas formas, puede decirse que el Valencia tuvo suerte para poder llegar al resultado que el marcador señalaba al finalizar este encuentro, que si no fué de gran calidad técnica, porque el encharcado estado del terreno impedía hacer un buen fútbol, resultó en cambio en extremo emocionante por las alternativas que tuvo el marcador con la rapidez con que se jugó, cosa que también parecía imposible y por el entusiasmo y codicia que unos y otros pusieron en la lucha.
Tuvo suerte, porque casi toda la tarde estuvo dominado, y porque en su ataque apenas hubo más que dos hombres con verdadero sentido realizador: Mañó y Fuertes. Acaso deba reconocerse que si esta característica tuvo la contienda fué porque de antemano la aceptó el equipo valenciano al plantear su entrenador el partido con una táctica defensiva: la posicional del 3-3-4, retrasando a Pasieguito, que en la alineación salió como interior izquierdo. Pero también puede afirmarse que la superioridad coruñesa, superioridad en mando esencialmente, derivó del mayor empuje, eficacia y ardor del ataque local al que se mejora en cada jornada que transcurre. Hoy ya lo hemos dicho, no estuvo afortunado en el remate, no jugó con la precisión que lo hizo frente al Sevilla dos semanas atrás, pero se movió con facilidad y pasó muy bien.
El mejor juego lo realizó en la primera media hora del encuentro, y sin embargo, fué el Valencia quien inauguró el marcador con un magnífico tanto de Mañó, que a los cuarenta minutos se eseapó por su banda, después de sortear al lateral Tomás, que le había salido al encuentro, disparó un fuerte tiro cruzado. El Deportivo consiguió empatar a continuación apenas sacada de centro la pelota: un buen cabezazo de Bazán a pase de Lechuga, remataba un rápido avance en el que la pelota desde que nuevamente se había puesto en juego, no había salido de los pies de los atacantes coruñeses. A los cinco minutos de la segunda parte, volvió a ponerse con ventaja el Valencia, con un gol de Badenes, rematando una falta sacada por Fuertes cerca del área local. Y tres minutos después se producía el penalty fallado, que pudo haber cambiado la marcha del partido. Pero no obstante, el ligero desconcierto que esto originó en el bando coruñés, Bazán volvía a empatar a los quince minutos, marcando el segundo gol de un pase corto que le hizo Pahiño. Y éste, a los treinta minutos, colocaba al equipo por delante del Valencia con el tercero, tirando a la media vuelta y sin parar un balón que le había pasado Lechuga.
Parecía ya decidido el lance, pero a los a los treinta y siete minutos, otro golpe de suerte le dió al Valencia el empate, viendo sus ilusiones realizadas en un saque de banda efectuado por Quincoces. Mañó, por descuido del defensa que lo marcaba, pudo internarse y centrar largo para que el otro extremo, Aliaga, rematara casi a placer. Era el definitivo empate que los valencianos supieron defender admirablemente reforzando su táctica inicial.
El partido, que tuvo como figura de más relieve a Mañó, genial artífice de su cuadro por la rapidez, eficacia y entusiasmo con que jugó, fué bien arbitrado por el madrileño Marrón. Destacados del Valencia, además de Mañó, pueden citarse también Puchades, Fuertes y Quincoces. Y por el Coruna, Lechuga, Tino y el defensa central Rodolfo.
Acaso no hubo verdadera intención de producir la falta, pero una vez castigada, en ella vimos la clave del partido. Porque aun cuando el Valencia iba, entonces, ganando por 2-1, el Coruña estaba volcado sobre su terreno con una tremenda ilusión de decidir la contienda y también con muchas probabilidades de conseguirlo. Se dispuso a ejecutar el castigo Bazán, pero queriendo evitar que el portero valenciano pudiera adivinarle en el gesto por donde iba a lanzarle el disparo bajó la cabeza y sin mirar a puerta tiró desviado.
El fallo fué como un jarro de agua fría para sus compañeros, que por unos momentos aflojaron el tren de pelea y permitieron situarse mejor a sus rivales, cuya moral creció. Poco más tarde podría empatar el Coruña, pero ya la contienda tenía otro aire; había el instante crucial en que el afán de superación, el entusiasmo y la ilusión de los coruñeses había alcanzado su período álgido.
De todas formas, puede decirse que el Valencia tuvo suerte para poder llegar al resultado que el marcador señalaba al finalizar este encuentro, que si no fué de gran calidad técnica, porque el encharcado estado del terreno impedía hacer un buen fútbol, resultó en cambio en extremo emocionante por las alternativas que tuvo el marcador con la rapidez con que se jugó, cosa que también parecía imposible y por el entusiasmo y codicia que unos y otros pusieron en la lucha.
Tuvo suerte, porque casi toda la tarde estuvo dominado, y porque en su ataque apenas hubo más que dos hombres con verdadero sentido realizador: Mañó y Fuertes. Acaso deba reconocerse que si esta característica tuvo la contienda fué porque de antemano la aceptó el equipo valenciano al plantear su entrenador el partido con una táctica defensiva: la posicional del 3-3-4, retrasando a Pasieguito, que en la alineación salió como interior izquierdo. Pero también puede afirmarse que la superioridad coruñesa, superioridad en mando esencialmente, derivó del mayor empuje, eficacia y ardor del ataque local al que se mejora en cada jornada que transcurre. Hoy ya lo hemos dicho, no estuvo afortunado en el remate, no jugó con la precisión que lo hizo frente al Sevilla dos semanas atrás, pero se movió con facilidad y pasó muy bien.
El mejor juego lo realizó en la primera media hora del encuentro, y sin embargo, fué el Valencia quien inauguró el marcador con un magnífico tanto de Mañó, que a los cuarenta minutos se eseapó por su banda, después de sortear al lateral Tomás, que le había salido al encuentro, disparó un fuerte tiro cruzado. El Deportivo consiguió empatar a continuación apenas sacada de centro la pelota: un buen cabezazo de Bazán a pase de Lechuga, remataba un rápido avance en el que la pelota desde que nuevamente se había puesto en juego, no había salido de los pies de los atacantes coruñeses. A los cinco minutos de la segunda parte, volvió a ponerse con ventaja el Valencia, con un gol de Badenes, rematando una falta sacada por Fuertes cerca del área local. Y tres minutos después se producía el penalty fallado, que pudo haber cambiado la marcha del partido. Pero no obstante, el ligero desconcierto que esto originó en el bando coruñés, Bazán volvía a empatar a los quince minutos, marcando el segundo gol de un pase corto que le hizo Pahiño. Y éste, a los treinta minutos, colocaba al equipo por delante del Valencia con el tercero, tirando a la media vuelta y sin parar un balón que le había pasado Lechuga.
Parecía ya decidido el lance, pero a los a los treinta y siete minutos, otro golpe de suerte le dió al Valencia el empate, viendo sus ilusiones realizadas en un saque de banda efectuado por Quincoces. Mañó, por descuido del defensa que lo marcaba, pudo internarse y centrar largo para que el otro extremo, Aliaga, rematara casi a placer. Era el definitivo empate que los valencianos supieron defender admirablemente reforzando su táctica inicial.
El partido, que tuvo como figura de más relieve a Mañó, genial artífice de su cuadro por la rapidez, eficacia y entusiasmo con que jugó, fué bien arbitrado por el madrileño Marrón. Destacados del Valencia, además de Mañó, pueden citarse también Puchades, Fuertes y Quincoces. Y por el Coruna, Lechuga, Tino y el defensa central Rodolfo.