Ficha de partido: 12.01.1936: Atlético de Madrid 2 - 2 Valencia CF

Ficha de partido

At. Madrid
At. Madrid
2 - 2
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
José Vilanova
20'
Arencibia
42'
Descanso
45'
José Vilanova
55'
Estomba
67'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Metropolitano
Aforo: 25.000 espectadores
Ubicación: Madrid (Madrid) 
Inauguración: 13/05/1923 (Demolido en 1966)

Rival: At. Madrid

Records vs At. Madrid

Máximo goleador: Mundo Suárez (16 goles)
Goleador rival: Luis Aragonés (12 goles)
Mayor victoria: 9 - 1 (13.09.1936)
Mayor derrota: 0 - 5 (10.11.1985)
Más repetido: 1-1 (22 veces)

Crónica

Fue cuando se acercaba el final del partido, con un empate en el marcador (casi imaginario) del Stadium, cuando los del Athletic de Madrid echaron vorágine a su juego, que hasta aquellos momentos había sido parsimonioso. Entonces se hizo un fútbol, que si no fue brillante, tuvo en cambio la alegría de ser hercúleo. El cuero caía bombeado frente al marco de Cano una y cien veces, y a continuación llegaba a galope tendido el escuadrón de remate. Uno de los kick and rush de más sabor clásico que pueden imaginarse.

El Athletic se había acordado demasiado tarde, por lo visto, de llevar un poco de optimismo a sus secuaces. Sus secuaces tuvieron por un momento la impresión de que se les iba a ofrecer epopeya. La lucha se hacía grandilocuente. "¡Ay!" Gritaban en valenciano las espectadoras que habían venido desde el Mediterráneo a ver el partido, cada vez que un indígena fallaba lo que ni Fernando VII hubiera osado fallar nunca. El "¡ay!" de angustia, naturalmente, precedía al fallo en algunos quintos de segundo.

Consiguió el Valencia sostener el match nulo hasta el final y así terminó la cosa, que era lo justo. Porque durante todo el partido, a excepción de aquellos minutos durante los cuales se puso de pie el cadáver del Athletic, todo o casi todo fue orégano para los que nos trajeron del Mediterráneo un fútbol bastante mejor del que parece deducirse de su puesto en la clasificación general.

El domingo pasado también tuvo un poco de culpa el Valencia, que corrió la pólvora en el Metropolitano con no poco brillo. La erudición del pase apenas tiene secretos para este cuadro, que se acercó incontables veces a Pacheco con el fin de demostrarle luego que no había razón ninguna para que se alarmara demasiado. El Valencia es un equipo a la portuguesa o a la uruguaya. El estoque no sirve sino para simular la muerte del astado.

En fin, un experto diría que no tiene shot. Nosotros vamos a añadir que si lo tiene, hace todo lo posible para que no se sepa. Si siente ganas de marcar se las aguanta. Hubo en su juego más orden, más ciencia y hasta más dominio territorial que en el del equipo adversario, a lo largo de casi toda la lucha. Su equipo adversario reaccionó a la desesperada en las postrimerías del partido: pero ya se ha dicho que reaccionó cuando era tarde y cuando no había tiempo apenas para que la desorganización de la defensa valenciana diera sus frutos.

Veinticinco minutos del primer tiempo. Vilanova se pasa el balón de un borceguí al otro, por encima de Pacheco, que sale sin oportunidad, y deposita el huevo, tranquilamente, casi acompañado de un madrigal, en la red del Athletic. Es el primero del Valencia.

Cuarenta y dos minutos del segundo tiempo. Peñita surte de cuero a su ataque, en un pase largo hacia el marco de Cano. Arencibia se deja rozar el flequillo con el balón, desvía éste ligeramente y en la jaula del Valencia aparece el ruiseñor. Es el primero del Athletic.

Doce minutos del segundo tiempo. Centra Domenech y el otro extremo. Arín (descubramos un secreto: se llama Maguregui) remata de cabeza. Segundo goal del Valencia. Veinticinco minutos del segundo tiempo. Gracias a Cano que, en un salto magnífico se deja atrás el esférico, y gracias también a Estomba, que profundiza el error délgoalkceper del Valencia, el Athletic Madrid consigue el segundo tanto.

Y a continuación, cuando faltan veinte minutos, empieza el partido genuino y algunas gargantas deciden abandonar la molicie. El famoso Iturralde no tuvo su día. Si no le hubiéramos visto en arbitrajes magníficos, sospecharíamos que es un cazo. Otra tarde será probablemente...