Ficha de partido
At. Madrid
1 - 0
Valencia CF
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Fernando Torres
12'
García CalvoPerea
31'
Momo Sissoko
32'
Gronkjaer
35'
Descanso
45'
Antonio López
58'
Marco Di VaioMomo Sissoko
65'
Xisco MuñozFrancisco Rufete
65'
NuñezJorge
67'
Luccin
73'
Pablo
75'
Carlos Marchena
81'
Stefano FioreFabio Aurelio
82'
Sosa
85'
Santi Cañizares
87'
David Albelda
92'
Final del partido
93'
Estadio
Rival: At. Madrid
Records vs At. Madrid
Máximo goleador: Mundo Suárez (16 goles)
Goleador rival: Luis Aragonés (12 goles)
Más partidos: Manolo Mestre (32 partidos)
Mayor victoria: 9 - 1 (13.09.1936)
Mayor derrota: 0 - 5 (10.11.1985)
Más repetido: 1-1 (22 veces)
Crónica
Decepción. El Valencia no fue en el Vicente Calderón el equipo que se había conjurado para recuperar el terreno perdido. Desilusión. La primera derrota de la era Antonio López deja el mal sabor de boca de un equipo que en ningún momento no dio la talla. Al menos como en los últimos partidos. Fue un Valencia descafeinado, que perdió el norte, la referencia ofensiva, y sólo tuvo algunos destellos, muy pocos, en el tramo final.
El Atlético afrontó el partido más decidido a ganar que el Valencia. Con más ambición. A orillas del Manzanares se veían las caras dos rivales directos en la lucha por los puestos europeos. Para los dos equipos el encuentro era una final. Una de las diez más que aún les quedan por delante. Conocidos todos los resultados de la jornada, el Valencia partía en séptima posición, con opción a ascender hasta el cuarto puesto, y los rojiblancos en el noveno lugar. Pero los blanquinegros se quedaron con las ganas y cierran la jornada fuera de la Champions y la Copa de la UEFA. Sin concesiones y sin relajarse, como les ha sucedido en otras oportunidades, los de César Ferrando realizaron un juego feo pero eficaz, sin dejar espacios a los blanquinegros, sometiéndoles a una intensa presión. Y, además, se adelantaron pronto en el marcador.
Enfrente tenían al huésped más peligroso de los últimos años. Un Valencia que no perdía en el Vicente Calderón desde 1998 y que en la presente campaña llegaba dispuesto a mantener el privilegio y sorprender en el fortín colchonero, donde sólo el Real Madrid ha conseguido la victoria. Todo teoría, porque en la práctica no hubo nada de eso. Antonio López resolvió la ausencia de Rubén Baraja con la incorporación de Marchena en el centro del campo, como compañero de Albelda. Pero la alternativa, claro, le obligó a recomponer la línea defensiva y dio paso a David Navarro.
La apuesta no le salió bien. En la zaga hubo demasiado desconcierto y en la media, inferioridad. Además, el Atlético utilizaba bien las bandas y con lanzamientos en diagonal se acercó excesiva con fluidez al marco valencianista. El entrenador cordobés se vio forzado a rectificar sobre la marcha y retrasó a Marchena a su puesto habitual, colocó a Navarro en el lateral y al joven Sissoko al lado de Albelda. Mejor, pero demasiados cambios en tan poco tiempo. Los futbolistas parecían desconcertados y, además, desacertados. Por momentos se veía al Valencia del pase largo.
El gol de Torres, antes de los quince minutos, había dado tranquilidad a los rojiblancos, y aunque el Valencia trató de dar la impresión de que iba a resurgir, no lo consiguió. No estaba siendo el equipo de los últimos partidos. En todo el primer tiempo Leo Franco apenas tuvo que intervenir. Sólo lo hizo en el tramo final, en jugadas que los blanquinegros habían hilvanado más de corazón que con cabeza. Aimar no fue el de partidos recientes. Muy marcado, el argentino no brilló. Trató de encontrar espacios, pero el Atlético cerró muy bien todos los huecos posibles. Y, además, al Cai le faltó un escudero para combinar con eficacia.
En el descanso, López debió de hacer una escuchita a los suyos porque el Valencia salió con otro aire, con más intención. Fue un equipo que inquietó más, que afrontó el ataque con un aire más decidido. La presencia de Di Vaio y Xisco, apenas cumplidos quince minutos, sirvió para incrementar el peligro en el portal rojiblanco. López había cambiado el dibujo. El Valencia, por momentos, formó con 4-2-1-3, en el que el delantero italiano se ubicó como exterior diestro, el mallorquín en la otra banda. y Mista en el centro.
A todo esto, por momentos el juego se fue endureciendo y el árbitro Iturralde González, que pareció incapaz, escuchó repetidas broncas de una afición que no le perdonaba una. Demasiadas imprecisiones de todos. El partido resultaba interesante por el apretado marcador, pero malo en cuanto a espectáculo. El Valencia quisó hilar su juego y se perdió en los pases cortos. La media y defensa atlética le agobiaban y cuando quiso hacer los deberes ya era tarde, aunque Di Vaio tuvo en sus pies el gol del empate.
El Atlético afrontó el partido más decidido a ganar que el Valencia. Con más ambición. A orillas del Manzanares se veían las caras dos rivales directos en la lucha por los puestos europeos. Para los dos equipos el encuentro era una final. Una de las diez más que aún les quedan por delante. Conocidos todos los resultados de la jornada, el Valencia partía en séptima posición, con opción a ascender hasta el cuarto puesto, y los rojiblancos en el noveno lugar. Pero los blanquinegros se quedaron con las ganas y cierran la jornada fuera de la Champions y la Copa de la UEFA. Sin concesiones y sin relajarse, como les ha sucedido en otras oportunidades, los de César Ferrando realizaron un juego feo pero eficaz, sin dejar espacios a los blanquinegros, sometiéndoles a una intensa presión. Y, además, se adelantaron pronto en el marcador.
Enfrente tenían al huésped más peligroso de los últimos años. Un Valencia que no perdía en el Vicente Calderón desde 1998 y que en la presente campaña llegaba dispuesto a mantener el privilegio y sorprender en el fortín colchonero, donde sólo el Real Madrid ha conseguido la victoria. Todo teoría, porque en la práctica no hubo nada de eso. Antonio López resolvió la ausencia de Rubén Baraja con la incorporación de Marchena en el centro del campo, como compañero de Albelda. Pero la alternativa, claro, le obligó a recomponer la línea defensiva y dio paso a David Navarro.
La apuesta no le salió bien. En la zaga hubo demasiado desconcierto y en la media, inferioridad. Además, el Atlético utilizaba bien las bandas y con lanzamientos en diagonal se acercó excesiva con fluidez al marco valencianista. El entrenador cordobés se vio forzado a rectificar sobre la marcha y retrasó a Marchena a su puesto habitual, colocó a Navarro en el lateral y al joven Sissoko al lado de Albelda. Mejor, pero demasiados cambios en tan poco tiempo. Los futbolistas parecían desconcertados y, además, desacertados. Por momentos se veía al Valencia del pase largo.
El gol de Torres, antes de los quince minutos, había dado tranquilidad a los rojiblancos, y aunque el Valencia trató de dar la impresión de que iba a resurgir, no lo consiguió. No estaba siendo el equipo de los últimos partidos. En todo el primer tiempo Leo Franco apenas tuvo que intervenir. Sólo lo hizo en el tramo final, en jugadas que los blanquinegros habían hilvanado más de corazón que con cabeza. Aimar no fue el de partidos recientes. Muy marcado, el argentino no brilló. Trató de encontrar espacios, pero el Atlético cerró muy bien todos los huecos posibles. Y, además, al Cai le faltó un escudero para combinar con eficacia.
En el descanso, López debió de hacer una escuchita a los suyos porque el Valencia salió con otro aire, con más intención. Fue un equipo que inquietó más, que afrontó el ataque con un aire más decidido. La presencia de Di Vaio y Xisco, apenas cumplidos quince minutos, sirvió para incrementar el peligro en el portal rojiblanco. López había cambiado el dibujo. El Valencia, por momentos, formó con 4-2-1-3, en el que el delantero italiano se ubicó como exterior diestro, el mallorquín en la otra banda. y Mista en el centro.
A todo esto, por momentos el juego se fue endureciendo y el árbitro Iturralde González, que pareció incapaz, escuchó repetidas broncas de una afición que no le perdonaba una. Demasiadas imprecisiones de todos. El partido resultaba interesante por el apretado marcador, pero malo en cuanto a espectáculo. El Valencia quisó hilar su juego y se perdió en los pases cortos. La media y defensa atlética le agobiaban y cuando quiso hacer los deberes ya era tarde, aunque Di Vaio tuvo en sus pies el gol del empate.