Ficha de partido
Rac. Santander
2 - 1
Valencia CF
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Damià
18'
Felipe Melo
40'
Descanso
45'
Pablo AimarMario Regueiro
45'
Damià
52'
JonathanSerrano
59'
AntoñitoPinilla
63'
Ayoze
65'
Miguel Ángel AnguloFrancisco Rufete
66'
Hugo VianaDavid Albelda
70'
David Villa
74'
David VillaPenalty fallado
74'
Ayoze
76'
Raúl Albiol
84'
Vitolo
84'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Rac. Santander
Records vs Rac. Santander
Máximo goleador: José Vilanova (7 goles)
Goleador rival: Cisco (9 goles)
Más partidos: Miguel Ángel Angulo (14 partidos)
Mayor victoria: 8 - 1 (03.10.1954)
Mayor derrota: 0 - 5 (31.03.1935)
Más repetido: 1-2 (13 veces)
Crónica
¡Vaya nit de la cremà! El Valencia ardió en El Sardinero. Perdió todo en Santander. El partido, la segunda plaza, la estela del Barça, la posibilidad de ampliar el récord histórico y... bueno, un desastre total. Pero lo peor de la derrota es la imagen que ofreció el equipo de Quique, que lleva más de un mes sin ganar, y enfrente tenía a un rival flojito, flojito de verdad.
Pero en El Sardinero se vio al peor Valencia de los últimos tiempos. Un equipo sin alma en el que se enciende la luz de alarma. Desde la victoria en San Sebastián, los de Quique han perdido fuelle. Tres empates consecutivos y esta derrota que curiosamente supone el tercer triunfo del Racing en su feudo. El partido fue una verdadera castaña. Un encuentro malo, malo de verdad. Ni el Racing ofreció más espectáculo que su coraje ni el Valencia demostró que llegaba a Cantabria como segundo clasificado y aspirante a todo. Ahora la diferencia con el Barcelona aumenta a doce puntos, a falta de diez jornadas. Y por detrás aprieta el Osasuna, el Madrid...
Casi sin darse cuenta, el Valencia se vio a remolque. Había iniciado el partido con aires de superioridad, pero el sistema que planteó Preciado le incomodó, no acertaba a crear peligro y además, apenas cumplido el cuarto de hora, el peor equipo local en la Liga se adelantó en el marcador, dejando con dos palmos de narices al segundo mejor en campo ajeno. Un doble rechace benefició a Damiá que, con más fortuna que acierto, abrió el marcador. Desde ese instante el Valencia fue un alma en pena. Cedió la iniciativa al rival, la posesión del balón, y se limitó a enviar servicios largos buscando a Villa. Fue una constante, un querer sin poder y sin saber, y claro, el Racing se vio con fuerza para ir a por el partido, y puso más de ¡ay! En la grada, aunque la realidad es que estuvo tan lejos el 0-2 como empate. Intención y ganas a veces no son suficientes argumentos. Hace falta movilidad –el equipo estuvo muy estático– y sobre todo talento creador.
El 4-1-4-1 de Preciado se le atragantó a los de Quique cuya banda derecha resultó un fiasco. El técnico había anticipado rotaciones y lo cumplió. Varió talmente esa demarcación para conceder descanso a Miguel y Angulo, porque el miércoles el Villarreal visita Mestalla y el domingo hay que jugar en Sevilla. De esta forma dio entrada a Curro Torres y Rufete, muy desdibujados. Les faltó proyección ofensiva y seguridad en la contención. Ayoze y Serrano encontraron por allí un buen pasillo. Además Quique modificó la media punta. Aimar se quedó inicialmente en el banquillo y Mista, todo voluntad, no acompañó en la creación. Y aunque por la banda izquierdo Regueiro quiso demostrar porqué el Valencia se fijó en él, se mostró muy gris, y David Villa, muy participativo, buscándola y peleándola, se convirtió en una isla. Al Guaje le faltó el acompañamiento necesario, pues además Baraja, que trató de poner orden, estuvo desacertado y además ralentizó el juego.
Pero aún hubo más. Albelda se encontró demasiado solo y en la defensa, aunque Albiol y Moretti no tuvieron problemas, Marchena salió hecho un flan, quizá porque por el rabillo del ojo observaba la presencia de Ayala en el banquillo. En el descanso Quique recapituló y con Aimar en el puesto de Regueiro trató de encontrar un catalizador del juego. Alguien que pusiera el orden que faltaba. Aunque el Cai en la banda no es tan efectivo como en la media punta, tuvo ráfagas de talento buscando la verticalidad hacia el marco de Aouate. Con él se vio una luz de esperanza, pero duró poco. Fueron tres jugadas antes del gol que marcó Ayoze al ejecutar un libre directo con la colaboración de una barrera inestable, como reclamó Butelle.
El 2-0 tenía toda la pinta de convertirse en una losa, pero antes de los diez minutos, un inocente penalti del portero israelita propició que Villa diese oxígeno al Valencia, que se animó decidido a buscar al menos la igualada. Quique, que ya había dado entrada a Angulo y Viana (por Rufete y Baraja), adelantó las líneas a la desesperada. Curro se fue como extremo y se vio un Valencia que se daba cuenta que se le escapaba todo por lo que ha estado luchando. El Guaje tuvo el empate en el tramo final, pero perdió el mano a mano con Aouate. En El Sardinero corearon “Racing, Racing”, cantaron el apretado triunfo como una gran victoria, como una gesta que para este equipo que llevaba tanto tiempo sin ganar en su campo, desde luego lo fue. Y a costa del que llegaba como segundo mejor visitante de la competición.
Pero en El Sardinero se vio al peor Valencia de los últimos tiempos. Un equipo sin alma en el que se enciende la luz de alarma. Desde la victoria en San Sebastián, los de Quique han perdido fuelle. Tres empates consecutivos y esta derrota que curiosamente supone el tercer triunfo del Racing en su feudo. El partido fue una verdadera castaña. Un encuentro malo, malo de verdad. Ni el Racing ofreció más espectáculo que su coraje ni el Valencia demostró que llegaba a Cantabria como segundo clasificado y aspirante a todo. Ahora la diferencia con el Barcelona aumenta a doce puntos, a falta de diez jornadas. Y por detrás aprieta el Osasuna, el Madrid...
Casi sin darse cuenta, el Valencia se vio a remolque. Había iniciado el partido con aires de superioridad, pero el sistema que planteó Preciado le incomodó, no acertaba a crear peligro y además, apenas cumplido el cuarto de hora, el peor equipo local en la Liga se adelantó en el marcador, dejando con dos palmos de narices al segundo mejor en campo ajeno. Un doble rechace benefició a Damiá que, con más fortuna que acierto, abrió el marcador. Desde ese instante el Valencia fue un alma en pena. Cedió la iniciativa al rival, la posesión del balón, y se limitó a enviar servicios largos buscando a Villa. Fue una constante, un querer sin poder y sin saber, y claro, el Racing se vio con fuerza para ir a por el partido, y puso más de ¡ay! En la grada, aunque la realidad es que estuvo tan lejos el 0-2 como empate. Intención y ganas a veces no son suficientes argumentos. Hace falta movilidad –el equipo estuvo muy estático– y sobre todo talento creador.
El 4-1-4-1 de Preciado se le atragantó a los de Quique cuya banda derecha resultó un fiasco. El técnico había anticipado rotaciones y lo cumplió. Varió talmente esa demarcación para conceder descanso a Miguel y Angulo, porque el miércoles el Villarreal visita Mestalla y el domingo hay que jugar en Sevilla. De esta forma dio entrada a Curro Torres y Rufete, muy desdibujados. Les faltó proyección ofensiva y seguridad en la contención. Ayoze y Serrano encontraron por allí un buen pasillo. Además Quique modificó la media punta. Aimar se quedó inicialmente en el banquillo y Mista, todo voluntad, no acompañó en la creación. Y aunque por la banda izquierdo Regueiro quiso demostrar porqué el Valencia se fijó en él, se mostró muy gris, y David Villa, muy participativo, buscándola y peleándola, se convirtió en una isla. Al Guaje le faltó el acompañamiento necesario, pues además Baraja, que trató de poner orden, estuvo desacertado y además ralentizó el juego.
Pero aún hubo más. Albelda se encontró demasiado solo y en la defensa, aunque Albiol y Moretti no tuvieron problemas, Marchena salió hecho un flan, quizá porque por el rabillo del ojo observaba la presencia de Ayala en el banquillo. En el descanso Quique recapituló y con Aimar en el puesto de Regueiro trató de encontrar un catalizador del juego. Alguien que pusiera el orden que faltaba. Aunque el Cai en la banda no es tan efectivo como en la media punta, tuvo ráfagas de talento buscando la verticalidad hacia el marco de Aouate. Con él se vio una luz de esperanza, pero duró poco. Fueron tres jugadas antes del gol que marcó Ayoze al ejecutar un libre directo con la colaboración de una barrera inestable, como reclamó Butelle.
El 2-0 tenía toda la pinta de convertirse en una losa, pero antes de los diez minutos, un inocente penalti del portero israelita propició que Villa diese oxígeno al Valencia, que se animó decidido a buscar al menos la igualada. Quique, que ya había dado entrada a Angulo y Viana (por Rufete y Baraja), adelantó las líneas a la desesperada. Curro se fue como extremo y se vio un Valencia que se daba cuenta que se le escapaba todo por lo que ha estado luchando. El Guaje tuvo el empate en el tramo final, pero perdió el mano a mano con Aouate. En El Sardinero corearon “Racing, Racing”, cantaron el apretado triunfo como una gran victoria, como una gesta que para este equipo que llevaba tanto tiempo sin ganar en su campo, desde luego lo fue. Y a costa del que llegaba como segundo mejor visitante de la competición.