Ficha de partido
RCD Espanyol
0 - 1
Valencia CF
Equipos titulares
6
10
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Eloy OlayaAsist: Lucho Flores
10'
Orejuela
20'
Paco Camarasa
24'
Alex GarcíaEzequiel
35'
Descanso
45'
Carlos ArroyoLucho Flores
63'
EscaichEloy Pérez
63'
Menchaca
80'
Javier SubiratsEloy Olaya
89'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: RCD Espanyol
Records vs RCD Espanyol
Máximo goleador: Mundo Suárez (21 goles)
Goleador rival: Prat (9 goles)
Más partidos: Juan Ramón Santiago (28 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (19.10.2003)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.06.1928)
Más repetido: 2-1 (25 veces)
Crónica
Tarde casi veraniega en Sarriá, que registró media entrada en partido transmitido en directo por TV2. Terreno de juego en buenas condiciones y calor, mucho calor, que se hizo patente de forma particular en la primera media parte. Orejuela y Fernando actuaron como capitanes. En los graderíos destacó la presenci ade varios jugadores del FC Barcelona, que aprovecharon su particular parón liguero para presenciar el encuentro como simples aficionados. Fueron atendidos varios jugadores en un partido bronco, pero disputado con deportividad. La lesión de Castillo fue absolutamente fortuita. El Español lanzó hasta nueve saques de esquina por sólo dos el Valencia.
Arbitró Benavente Garasa, del Colegio Vizcaíno. Muy protestado desde los graderíos, su actuación resultó menos deficiente de lo que a primera vista pareció y, en definitiva, el gran perjudicado fue el Valencia, al que señaló un discutible fuera de juego cuando Eloy se escapaba solo hacia la portería de N'Kono y anuló, también por supuesto "off-side" que habría que discutir mucho, un gol a Quique Flores en la última jugada del encuentro. Amonestó con tarjeta amarilla a Menchaca, por protestar, señalándole una falta técnica, a Orejuela por una dura entrada sobre Nando y a Camarasa por una acción incorrecta en que hizo falta, tocó el balón con la mano y luego lo desplazó para perder tiempo.
El único gol del partido llegó en el minuto 10 del primer tiempo. Larga jugada de ataque del Valencia conducida por la izquierda con balón cruzado que Fernando, muy inteligentemente, deja pasar para que reciba Eloy, libre de marcaje. El extremo se permite controlar el esférico dentro del área y batir a N'Kono de un tiro raso que se cuela junto a la base del poste.
El Español perdió ayer frente al Valencia CF y, a falta de sólo siete jornadas para que finalice el Campeonato de Liga, vuelve a tener los nueve negativos que tenía cuando la directiva sustituyó a Javier Clemente y está seriamente amenazado con el descenso a Segunda. Con el mismo esquema que el equipo utilizó el último domingo en Elche y con el único cambio de Zubillaga por Ezequiel Castillo, aparentemente recuperado de su lesión, el Español se dispuso a hacer frente a un adversario que, encaramado en el tercer puesto de la clasficación, iba a demostrar muy pronto su firme voluntad de hacerse con una victoria que le garantizase, o poco menos, la obtención de una de las plazas que darán acceso a jugar la próxima Copa de la UEFA, competición de la que el conjunto levantino lleva mucho tiempo ausente.
La tranquilidad de saberse superior o cuando menos, en un estado de gracia que su oponente perdió hace casi un año, coincidiendo con la derrota europea ante el Bayer Leverkusen, parecía darle al Valencia una ligera ventaja en los minutos iniciales de tanteo. El dominio era alterno, pero la concepción del juego y la mayor precisión de los visitantes ya se dejaban notar, tanto como la tensión que se vivía en una grada con más cemento a la vista que localidades ocupadas. El día era como para estar en la playa tomando el sol y la televisión acababa de robarle a los blanquiazules el apoyo que necesitaba y necesita, cada día más, para salvarse de una promoción y un descenso que algunos pronosticaron ya hace tiempo, muchos meses.
En un estado tan crítico, con siete negativos a cuestas y el tercer mejor equipo de la Liga enfrente, estaba justificada la inquietud de unos espectadores que, sin embargo, procuraron empujar a su equipo en todo momento, especialmente a partir de que, ya con el gol del valencianista Eloy en el marcador, el árbitro se empeñera en perjudicar, posiblemente por una simple cuestión de incapacidad, al menos agraciado de los protagonistas del juego.
Lo cierto es que el Español, que se ha ganado a pulso la condición de equipo menos goleador del torneo, junto al Elche y el Murcia, sufrió tanto las consecuencias de la superioridad de su adversario y sus propias debilidades como los errores de un colegiado que poco después del cuarto de hora dejaba de sancionar un claro penalti cometido sobre Heath y que en los minutos siguientes encadenaría un rosario de errores menores. Pero ese hecho, aun siendo grave, no modificaba la realidad de las cosas. El Vaalencia, con un fútbol sencillo, rápido de ejecución y veloz de carrera, había cobrado ventaja en el marcador y controlaba perfectamente, sin agobios, a un contrario que, para colmo de males, perdía a Ezequiel Castillo a causa de la recaida en su lesión que hacía pensar en un error de precipitación por parte del propio jugador, el técnico y hasta el médico del equipo.
Afortunadamente para los blanquiazules, el Valencia no es conjunto que se distinga por su facilidad goleadora. En toda la competición, incluyendo el partido que se celebró ayer, solamente ha logrado 29 tantos. De haber sido de otro modo, en los minutos finales de la primera mitad, cuando se conjugaba el peor momento del Español con la cadena de pífias arbitrales, el partido hubiera quedado visto para sentencia y el segundo tiempo habría sido un mero trámite que más de uno no hubiera querido soportar desde su localidad en las gradas.
Tras el descanso, el equipo españolista mejoró algo en su juego, aunque lo hiciera más por corazón que por cualquier otra cuestión propia del fútbol. Pero la defensa visitante, la menos goleada de la Liga con la del Barcelona, supo cortar con firmeza los ataques que intentaba realizar un Español al que, como la semana pasada, peleaba sin desmayo. Los blanquiazules, que en la primera mitad habían caído en el recurso, fácil e inútil, de colgar balones sobre el área de Ochotorena, donde la defensa visitante superaba en colocación y envergadura a los delanteros locales, trató ahora de abrirse por las bandas, de darle a Rats el juego que viene reclamando desde su misma incorporación al equipo. La lucha era constante, tensa y hasta bonita en algunos instantes del juego, pero la defensa del Valencia era más fuerte que peligrosas las oportunidades de gol que se creaban.
El tiempo fue consumiéndose, minuto a minuto, sin que el meta valencianista tuviera que intervenir más que para atajar un disparo muy intencionado de Rats. La derrota sufrida por los blanquiazules despertó dos tipos de reacción entre el público. La mayoría silenciosa se marchó a sus casas con la sensación de que lo del Español tiene mal arreglo. El resto, en cualquier caso numeroso, se giró hacia el palco para recriminarle a Antoni Baró la forma en que está llevando el club y pedirle que se vaya.
Arbitró Benavente Garasa, del Colegio Vizcaíno. Muy protestado desde los graderíos, su actuación resultó menos deficiente de lo que a primera vista pareció y, en definitiva, el gran perjudicado fue el Valencia, al que señaló un discutible fuera de juego cuando Eloy se escapaba solo hacia la portería de N'Kono y anuló, también por supuesto "off-side" que habría que discutir mucho, un gol a Quique Flores en la última jugada del encuentro. Amonestó con tarjeta amarilla a Menchaca, por protestar, señalándole una falta técnica, a Orejuela por una dura entrada sobre Nando y a Camarasa por una acción incorrecta en que hizo falta, tocó el balón con la mano y luego lo desplazó para perder tiempo.
El único gol del partido llegó en el minuto 10 del primer tiempo. Larga jugada de ataque del Valencia conducida por la izquierda con balón cruzado que Fernando, muy inteligentemente, deja pasar para que reciba Eloy, libre de marcaje. El extremo se permite controlar el esférico dentro del área y batir a N'Kono de un tiro raso que se cuela junto a la base del poste.
El Español perdió ayer frente al Valencia CF y, a falta de sólo siete jornadas para que finalice el Campeonato de Liga, vuelve a tener los nueve negativos que tenía cuando la directiva sustituyó a Javier Clemente y está seriamente amenazado con el descenso a Segunda. Con el mismo esquema que el equipo utilizó el último domingo en Elche y con el único cambio de Zubillaga por Ezequiel Castillo, aparentemente recuperado de su lesión, el Español se dispuso a hacer frente a un adversario que, encaramado en el tercer puesto de la clasficación, iba a demostrar muy pronto su firme voluntad de hacerse con una victoria que le garantizase, o poco menos, la obtención de una de las plazas que darán acceso a jugar la próxima Copa de la UEFA, competición de la que el conjunto levantino lleva mucho tiempo ausente.
La tranquilidad de saberse superior o cuando menos, en un estado de gracia que su oponente perdió hace casi un año, coincidiendo con la derrota europea ante el Bayer Leverkusen, parecía darle al Valencia una ligera ventaja en los minutos iniciales de tanteo. El dominio era alterno, pero la concepción del juego y la mayor precisión de los visitantes ya se dejaban notar, tanto como la tensión que se vivía en una grada con más cemento a la vista que localidades ocupadas. El día era como para estar en la playa tomando el sol y la televisión acababa de robarle a los blanquiazules el apoyo que necesitaba y necesita, cada día más, para salvarse de una promoción y un descenso que algunos pronosticaron ya hace tiempo, muchos meses.
En un estado tan crítico, con siete negativos a cuestas y el tercer mejor equipo de la Liga enfrente, estaba justificada la inquietud de unos espectadores que, sin embargo, procuraron empujar a su equipo en todo momento, especialmente a partir de que, ya con el gol del valencianista Eloy en el marcador, el árbitro se empeñera en perjudicar, posiblemente por una simple cuestión de incapacidad, al menos agraciado de los protagonistas del juego.
Lo cierto es que el Español, que se ha ganado a pulso la condición de equipo menos goleador del torneo, junto al Elche y el Murcia, sufrió tanto las consecuencias de la superioridad de su adversario y sus propias debilidades como los errores de un colegiado que poco después del cuarto de hora dejaba de sancionar un claro penalti cometido sobre Heath y que en los minutos siguientes encadenaría un rosario de errores menores. Pero ese hecho, aun siendo grave, no modificaba la realidad de las cosas. El Vaalencia, con un fútbol sencillo, rápido de ejecución y veloz de carrera, había cobrado ventaja en el marcador y controlaba perfectamente, sin agobios, a un contrario que, para colmo de males, perdía a Ezequiel Castillo a causa de la recaida en su lesión que hacía pensar en un error de precipitación por parte del propio jugador, el técnico y hasta el médico del equipo.
Afortunadamente para los blanquiazules, el Valencia no es conjunto que se distinga por su facilidad goleadora. En toda la competición, incluyendo el partido que se celebró ayer, solamente ha logrado 29 tantos. De haber sido de otro modo, en los minutos finales de la primera mitad, cuando se conjugaba el peor momento del Español con la cadena de pífias arbitrales, el partido hubiera quedado visto para sentencia y el segundo tiempo habría sido un mero trámite que más de uno no hubiera querido soportar desde su localidad en las gradas.
Tras el descanso, el equipo españolista mejoró algo en su juego, aunque lo hiciera más por corazón que por cualquier otra cuestión propia del fútbol. Pero la defensa visitante, la menos goleada de la Liga con la del Barcelona, supo cortar con firmeza los ataques que intentaba realizar un Español al que, como la semana pasada, peleaba sin desmayo. Los blanquiazules, que en la primera mitad habían caído en el recurso, fácil e inútil, de colgar balones sobre el área de Ochotorena, donde la defensa visitante superaba en colocación y envergadura a los delanteros locales, trató ahora de abrirse por las bandas, de darle a Rats el juego que viene reclamando desde su misma incorporación al equipo. La lucha era constante, tensa y hasta bonita en algunos instantes del juego, pero la defensa del Valencia era más fuerte que peligrosas las oportunidades de gol que se creaban.
El tiempo fue consumiéndose, minuto a minuto, sin que el meta valencianista tuviera que intervenir más que para atajar un disparo muy intencionado de Rats. La derrota sufrida por los blanquiazules despertó dos tipos de reacción entre el público. La mayoría silenciosa se marchó a sus casas con la sensación de que lo del Español tiene mal arreglo. El resto, en cualquier caso numeroso, se giró hacia el palco para recriminarle a Antoni Baró la forma en que está llevando el club y pedirle que se vaya.