Salvador Ribes formó con Roberto Fernández la línea media de la histórica plantilla del Castellón que logró el ascenso a Primera en el verano de 1981, momento en el que fueron fichados por el Valencia CF. Ambos siguieron trayectorias paralelas en el club de La Plana, y en el caso de Ribes, su debut en la categoría de plata se produjo a los 18 años, bajo las órdenes de Alfredo Di Stéfano, el 5 de septiembre de 1976, en la primera jornada de Liga contra el Deportivo de La Coruña. Jugó sólo 12 partidos aquella temporada, pero a partir de entonces se convertiría en titular indiscutible y pieza fundamental del equipo, completando 117 apariciones (y 8 goles) hasta la conquista del campeonato de Segunda en mayo del 84.

Ribes se presentó en Mestalla con un currículum y un potencial considerable. Fajado en los difíciles terrenos de la Segunda División, había adquirido mucha experiencia pese a tener sólo 23 años. Se trataba de un mediocentro clásico y fuerte, de complexión robusta, cuyo radio de acción ocupaba principalmente el lado derecho del terreno de juego. Jugaba cada balón como si fuera el último, y era un buen recuperador. Cuando robaba la pelota al rival, salía con criterio y una velocidad endiablada. También era un jugador de raza, y sus reacciones ante la pérdida de balones le costaron alguna que otra amonestación. Pero lejos de ser violento, Ribes era un futbolista noble en el terreno de juego.

Salvador se mantuvo cuatro temporadas a buen nivel en la primera plantilla del Valencia, aunque su participación durante el último curso con Roberto Gil fue casi anecdótica (9 partidos, 5 como titular). Superó los 100 partidos oficiales con la camiseta valencianista, una considerable cifra que le permite figurar dentro de un selecto grupo de jugadores en nuestra historia. Aportó, además, 10 goles y 5 asistencias. Jugó cuatro partidos de la pretemporada de 1985, incluido el Naranja contra Boca Juniors, pero viendo que no contaba, finalmente decidió marcharse al Sabadell, ahorrándose el infierno del descenso.

El castellonense rindió a un buen nivel en el equipo arlequinado, marcando 5 goles en 22 partidos en su primera campaña, ayudando al equipo a conseguir un histórico ascenso a la división de honor. Ya en Primera, Ribes participó en 13 encuentros anotando 3 tantos. Cerca de la treintena, decidió empezar a alejarse de la primera línea y en el verano de 1987 fichó por el Villarreal, disputando un total de 16 encuentros (1 gol) en Segunda División B. Finalizado su contrato, fichó por el Polideportivo Almería, donde puso punto final a su carrera deportiva. Una vez colgadas las botas regresó a Onda, su pueblo natal, para dedicarse al mundo de la banca.