El caso de Juan Mena es digno de análisis. Nacido en Torrente y formado en el Valencia, llegó al primer equipo para debutar en Primera División en 1941. Diez años después, seguía en el primer equipo, como hombre de club, pero tras diez temporadas, apenas salía a cinco partidos por campaña. Mena vivió una situación que en el fútbol actual resultaría imposible, manteniéndose siempre en segunda fila, preparado para salir al campo y darlo todo por el escudo, sin una sola queja o amenaza de petición de traspaso.

Juan Mena fue, junto a Vicente Giraldós, la estrella del Valencia amateur que se proclamó campeón de España en 1942. Se trataba de un extremo derecho brillante, que gustaba de jugar trazando diagonales hacia la portería rival. Tenía gol, ya que pese a los pocos partidos que jugó con el Valencia (44 en Primera), logró marcar 16 goles. Demostró esa capacidad goleadora en dos cesiones al Levante, desde 1947 hasta 1949, en las que marcó 22 goles en 43 partidos en Segunda División.

En el Valencia, tuvo la mala fortuna de tener que pelear por un puesto con Epi a su llegada, con Gago a mitad de su estancia y con Mañó hacia el final de su carrera. Todo un reto. Jugó a buen nivel durante las ausencias de todos ellos, y bajaba sin quejarse a ayudar al Mestalla cuando era menester. Tuvo tan mala fortuna, que se perdió la final de Copa de 1945, a la que Epi llegó lastimado, debido a una inoportuna lesión en semifinales.

En su última época, jugó mejor lejos de Mestalla. Tenía sus partidarios fieles y su propia peña (el Peña Mena fue un buen equipo de la liga de adheridos), pero con el paso de los años, concluyó que su idilio con el club de Mestalla tenía fecha de caducidad. Cumplidos los 30 años, firmó con el Real Zaragoza en 1954, donde entrenaba su ex-compañero Mundo y donde se retiró. Juan Mena falleció el 1 de junio de 1984, a los 59 años de edad.