Barcelonés de nacimiento, Eduardo Pascual era un extremo izquierdo alto y rubio que había triunfado como extremo izquierdo a principios de los años 30 en el Castellón, procedente del Gracia FC. Rápido con el balón en los pies, sus centros medidos eran el terror de las defensas rivales, como bien pudo comprobar la zaga del Valencia en varios partidos del Campeonato Regional contra el equipo de la Plana.

Los técnicos del Valencia llegaron a la conclusión de que la mejor manera de contrarrestar el veloz juego del catalán era ficharle, por lo que en 1932 se incorporó a la plantilla che, donde se asoció en el ala izquierda con el castellonense Francisco Montañés. Fue titular nada más llegar, y disputó la mayoría de los partidos del Regional, pero al tercer partido de Liga salió del once inicial mientras Mestalla se preguntaba dónde estaba aquel jugador que causaba estragos con el Castellón solo un año atrás. La temporada siguiente volvió a su tierra, donde se le perdió la pista.