Ficha de partido
CD Logroñés
1 - 0
Valencia CF
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Martín
31'
Descanso
45'
Sarabia
48'
Nando MartínezTomás González
58'
Emilio FenollToni Gomes
71'
MarcosSarabia
74'
Marcos
80'
LorenzoAlzamendi
87'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: CD Logroñés
Records vs CD Logroñés
Máximo goleador: Pedja Mijatovic (3 goles)
Goleador rival: Poyatos (3 goles)
Más partidos: Fernando Gómez (18 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (06.05.1990)
Mayor derrota: 0 - 2 (14.12.1986)
Más repetido: 0-1 (5 veces)
Crónica
Tarde de agradable temperatura y buena entrada en Las Gaunas, con abundante asistencia de seguidores valencianistas que cada año se desplaza hasta Logroño como cita ineludible desde que ambos clubes alcanzaran al alimón el ascenso a Primera. Dirigió el encuentro el colegiado Pérez Sánchez. Amonestó a Martín por entrada a Penev ya Marcos por tocar el balón con la mano. Su aceptable arbitraje se vio oscurecido por dos errores flagrantes (perdonar sendas tarjetas amarillas a Salva y Arias) y otro presunto: dejar sin sancionar un más que posible penalty sobre Pedro en la segunda parte. El único gol del partido llegó en el minuto 47, tras una buena jugada de Cristóbal por la derecha. El lateral sale trompicado del último regate, pero el balón llega suelto a Alzamendi que, desde la línea de fondo, envía un centro medido al segundo palo, donde Sarabia cabecea a placer.
Cuando peor se presentaban las cosas, después de una semana algo más que animada, el Logroñés volvió a recuperar el respeto en sí mismo y la autoestima para componer un más que meritorio partido que envió al Valencia de vuelta a casa con su impresionante racha de quince partidos invicto destrozada. Bastó un gol de Sarabia sobre el comienzo de la segunda parte para que el Logroñés se alzara con un triunfo que necesita y que, por juego y ocasiones, mereció.
El partido comenzó con la inesperada ausencia del lateral riojano López Pérez, lesionado en el calentamiento. Su ausencia abría paso en la titularidad a Maqueda, que soportó bien la diferencia antropométrica que le separa del pequeño Toni para borrar del campo de Las Gaunas a una de las dos puntas visitantes, la otra, Penev, se enzarzó desde el primer minuto en una guerra de guerrillas con el central Herrero, duelo del que también saló victorioso el Logroñes. Sobre sus triunfos en estas batallas parciales, el equipo local construyó una serie alternativa a la victoria final, amparada en la compostura de su medio centro Martín y en la continua pesadilla que desde la defensa visitante fue el único atacante claro blanquirrojo, Alzamendi. Sin embarfo, las notas de clase, la claridad de ideas y el mejor criterio para jugar el balón siempre con rigor lo impuso ese fenomenal futbolista que se llama Quique. De sus botas salieron los mejores pases, el fútbol más ordenado y cuando, además, lograba conectar con Sarabia, algo más oscurecido ayer, el Valencia lo pasaba mal. De un tiempo a esta parte, todo lo bueno que le sucede al Logroñés en ataque tiene en Quique su explicación.
Pudo terminar la primera parte con algún gol en el casillero de los blanquirrojos, pues ocasiones hubo para ello: desde un buen derechazo de Quique hasta una perfecta colada de Cristóbal que acabó en una curiosa meleé en el área visitante, pasando, sobre todo, por la fenomenal vaselina que dibujó sobre el minuto 45 Manu Sarabia, con su pierna mala, y que se fue fuera por muy poco. Hábría que esperar por lo tanto, hasta el segundo minuto de la segunda mitad para que el marcador de Las Gaunas se moviera del lado más justo. A partir de ese momento, el partidó se desarrolló por los cauces más prvisibles: el Valencia acusó el golpe, cedía su presión sobre el medio campo local y los hombres de Romero pudieron completar sus mejores momentos de juego, con ocasiones para haber sentenciado el encuentro, como los sendos pases de Cristóbal y Alzamendi, con sello de gol, a un metro de la portería de Ochotorena, pero que se toparon con el guardameta visitante en lugar de algún rematador. Hubo incluso su momento para la minipolémica en la jugada de Pedro por la izquierda que acabó con el interior blanquirrojo en el suelo, posiblemente derribado por Boro, y hasta Marcos tuvo su oportunidad de demostrar que los buenos futbolistas nunca mueren en un primoroso regate en el vértice del área al que puso adecuado broche con un pase medido que Alzamendi envió fuera.
Pudo ser el gol de la tranquilidad, pero como en el inicio de Liga dominado por las victorias por la mínima, el Logroñés fue fiel a si mísmo y decidió deparar un final cardiaco, con el Valencia volcado en busca del empate. El aplomo de la defensa riojana salvó con solvencia la mayor parte de los ataques visitantes.
Cuando peor se presentaban las cosas, después de una semana algo más que animada, el Logroñés volvió a recuperar el respeto en sí mismo y la autoestima para componer un más que meritorio partido que envió al Valencia de vuelta a casa con su impresionante racha de quince partidos invicto destrozada. Bastó un gol de Sarabia sobre el comienzo de la segunda parte para que el Logroñés se alzara con un triunfo que necesita y que, por juego y ocasiones, mereció.
El partido comenzó con la inesperada ausencia del lateral riojano López Pérez, lesionado en el calentamiento. Su ausencia abría paso en la titularidad a Maqueda, que soportó bien la diferencia antropométrica que le separa del pequeño Toni para borrar del campo de Las Gaunas a una de las dos puntas visitantes, la otra, Penev, se enzarzó desde el primer minuto en una guerra de guerrillas con el central Herrero, duelo del que también saló victorioso el Logroñes. Sobre sus triunfos en estas batallas parciales, el equipo local construyó una serie alternativa a la victoria final, amparada en la compostura de su medio centro Martín y en la continua pesadilla que desde la defensa visitante fue el único atacante claro blanquirrojo, Alzamendi. Sin embarfo, las notas de clase, la claridad de ideas y el mejor criterio para jugar el balón siempre con rigor lo impuso ese fenomenal futbolista que se llama Quique. De sus botas salieron los mejores pases, el fútbol más ordenado y cuando, además, lograba conectar con Sarabia, algo más oscurecido ayer, el Valencia lo pasaba mal. De un tiempo a esta parte, todo lo bueno que le sucede al Logroñés en ataque tiene en Quique su explicación.
Pudo terminar la primera parte con algún gol en el casillero de los blanquirrojos, pues ocasiones hubo para ello: desde un buen derechazo de Quique hasta una perfecta colada de Cristóbal que acabó en una curiosa meleé en el área visitante, pasando, sobre todo, por la fenomenal vaselina que dibujó sobre el minuto 45 Manu Sarabia, con su pierna mala, y que se fue fuera por muy poco. Hábría que esperar por lo tanto, hasta el segundo minuto de la segunda mitad para que el marcador de Las Gaunas se moviera del lado más justo. A partir de ese momento, el partidó se desarrolló por los cauces más prvisibles: el Valencia acusó el golpe, cedía su presión sobre el medio campo local y los hombres de Romero pudieron completar sus mejores momentos de juego, con ocasiones para haber sentenciado el encuentro, como los sendos pases de Cristóbal y Alzamendi, con sello de gol, a un metro de la portería de Ochotorena, pero que se toparon con el guardameta visitante en lugar de algún rematador. Hubo incluso su momento para la minipolémica en la jugada de Pedro por la izquierda que acabó con el interior blanquirrojo en el suelo, posiblemente derribado por Boro, y hasta Marcos tuvo su oportunidad de demostrar que los buenos futbolistas nunca mueren en un primoroso regate en el vértice del área al que puso adecuado broche con un pase medido que Alzamendi envió fuera.
Pudo ser el gol de la tranquilidad, pero como en el inicio de Liga dominado por las victorias por la mínima, el Logroñés fue fiel a si mísmo y decidió deparar un final cardiaco, con el Valencia volcado en busca del empate. El aplomo de la defensa riojana salvó con solvencia la mayor parte de los ataques visitantes.