Ficha de partido
Real Madrid
3 - 2
Valencia CF
Equipos titulares
1
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Gaizka MendietaAsist: Victor Aristizábal
7'
Luis Enrique
8'
Tomás González
19'
Dubovsky
35'
Descanso
45'
Álvaro CerveraPepe Gálvez
45'
Prosinecki
47'
Álvaro Cervera
55'
Fernando Hierro
61'
ZamoranoMartín Vázquez
64'
LasaDubovsky
75'
Diego RiberaVictor Aristizábal
79'
Míchel
80'
Eloy Olaya
83'
Butragueño
86'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Real Madrid
Records vs Real Madrid
Máximo goleador: Mundo Suárez (13 goles)
Goleador rival: Raúl (17 goles)
Más partidos: Vicente Asensi (28 partidos)
Mayor victoria: 6 - 0 (09.06.1999)
Mayor derrota: 1 - 7 (23.08.1990)
Más repetido: 1-2 (27 veces)
Crónica
Debutó Del Bosque en el Bernabéu y el Madrid mantuvo su idilio con la inspiración. Además, reinició relaciones amistosas con una afición dispuesta a olvidar la época de las pizarras y del sopor, una era envuelta en un triste y ya añejo blanco y negro. Ahora, el Real vuelve a jugar en color y con imagen perfecta.
El sudor complementó ayer los efectos del arte y del gusto por el buen fútbol. El Valencia mereció el castigo de la humillante goleada pero a falta de cuatro minutos se marchaba con un empate imposible para su fútbol mezquino. Butragueño, uno de los indultados por el nuevo orden, hizo justicia, logró el tercer gol de su equipo y encogió aún más las distancias con el líder. Ya no hay señales secretas. Nadie habla obsesivamente del aprovechamiento de los golpes francos y de las faltas. Ahora, simplemente, las cosas se hacen bien en el Madrid, con naturalidad. En los anteriores partidos con Del Bosque ya entraron goles de falta después de siglos de sequía. Ayer, los tres tantos nacieron tras rechaces de la defensa y del portero levantino. Además, ya marca hasta Dubovski y no es noticia que Prosinecki deleite y encuentre las redes contrarias. La impotencia ha dado paso a la esperanza.
El Madrid se sobrepuso incluso al golpe bajo del gol de Mendieta, tras un disparo muy ajustado al palo en el que Buyo respondió tarde. Antes y después de esa jugada, el balón, la agresividad, las ocasiones y la desgracia fueron propiedad privada del Real. El retorno de Guus Hiddink se saldó con un balance descorazonador, pese a que el empate estuvo a punto de ocultar la debilidad de un equipo mediocre. El Valencia olvidó su imagen alegre y desenfadada. Compareció con un rústico y antiestético sistema de marcajes individuales y con demasiada querencia al pelotazo para alejar peligros de su área. Aristizábal pasó desapercibido en su estreno. Jugó muy aislado por la misión encomendada a su teórico compañero de vanguardia, Gálvez, que se desgastó en la inútil persecución de Luis Enrique, dueño de su carril.
Sólo tras el descanso, con la entrada de Alvaro, ofreció el Valencia muestras de querer molestar. El mallorquín rubricó el segundo empate tras sonrojar con un veloz sprint al lento Sanchis y clavar el balón en la red de Buyo. Poco después volvió a probar suerte pero el portero estuvo más seguro. Tres llegadas y dos goles marcaron el balance del Valencia. Con Prosinecki inspirado, Martín Vázquez sobrado, Luis Enrique desatado, y Zamorano en el banquillo, el Madrid construyó un fútbol de seda y esfuerzo, profundo y vertical. Dubovski hizo el 1-1, Sempere salvó balones imposibles ante el croata y el Valencia llegó al descanso pidiendo oxígeno.
Prosinecki rentabilizó un zapatazo de Hierro y un rechace de Sempere para adelantar a su equipo. El partido caminaba hacia la goleada pero Alvaro interpuso la barrera de su gol. Con el empate, el Real quedó aturdido. Del Bosque retiró a Martín Vázquez para apostar por Zamorano y acabó recurriendo a Lasa y adelantando la posición de Luis Enrique. El Valencia se atrincheró en torno a Sempere y se encomendó a todos los santos. No le hicieron caso. Butragueñó encontró oro en un disparo de Prosinecki que rebotó en Mendieta y firmó el triunfo. El público pudo olvidar la indignación por un penalti a Butragueño no señalado y por una nefasta labor arbitral.
El sudor complementó ayer los efectos del arte y del gusto por el buen fútbol. El Valencia mereció el castigo de la humillante goleada pero a falta de cuatro minutos se marchaba con un empate imposible para su fútbol mezquino. Butragueño, uno de los indultados por el nuevo orden, hizo justicia, logró el tercer gol de su equipo y encogió aún más las distancias con el líder. Ya no hay señales secretas. Nadie habla obsesivamente del aprovechamiento de los golpes francos y de las faltas. Ahora, simplemente, las cosas se hacen bien en el Madrid, con naturalidad. En los anteriores partidos con Del Bosque ya entraron goles de falta después de siglos de sequía. Ayer, los tres tantos nacieron tras rechaces de la defensa y del portero levantino. Además, ya marca hasta Dubovski y no es noticia que Prosinecki deleite y encuentre las redes contrarias. La impotencia ha dado paso a la esperanza.
El Madrid se sobrepuso incluso al golpe bajo del gol de Mendieta, tras un disparo muy ajustado al palo en el que Buyo respondió tarde. Antes y después de esa jugada, el balón, la agresividad, las ocasiones y la desgracia fueron propiedad privada del Real. El retorno de Guus Hiddink se saldó con un balance descorazonador, pese a que el empate estuvo a punto de ocultar la debilidad de un equipo mediocre. El Valencia olvidó su imagen alegre y desenfadada. Compareció con un rústico y antiestético sistema de marcajes individuales y con demasiada querencia al pelotazo para alejar peligros de su área. Aristizábal pasó desapercibido en su estreno. Jugó muy aislado por la misión encomendada a su teórico compañero de vanguardia, Gálvez, que se desgastó en la inútil persecución de Luis Enrique, dueño de su carril.
Sólo tras el descanso, con la entrada de Alvaro, ofreció el Valencia muestras de querer molestar. El mallorquín rubricó el segundo empate tras sonrojar con un veloz sprint al lento Sanchis y clavar el balón en la red de Buyo. Poco después volvió a probar suerte pero el portero estuvo más seguro. Tres llegadas y dos goles marcaron el balance del Valencia. Con Prosinecki inspirado, Martín Vázquez sobrado, Luis Enrique desatado, y Zamorano en el banquillo, el Madrid construyó un fútbol de seda y esfuerzo, profundo y vertical. Dubovski hizo el 1-1, Sempere salvó balones imposibles ante el croata y el Valencia llegó al descanso pidiendo oxígeno.
Prosinecki rentabilizó un zapatazo de Hierro y un rechace de Sempere para adelantar a su equipo. El partido caminaba hacia la goleada pero Alvaro interpuso la barrera de su gol. Con el empate, el Real quedó aturdido. Del Bosque retiró a Martín Vázquez para apostar por Zamorano y acabó recurriendo a Lasa y adelantando la posición de Luis Enrique. El Valencia se atrincheró en torno a Sempere y se encomendó a todos los santos. No le hicieron caso. Butragueñó encontró oro en un disparo de Prosinecki que rebotó en Mendieta y firmó el triunfo. El público pudo olvidar la indignación por un penalti a Butragueño no señalado y por una nefasta labor arbitral.