Ficha de partido
Real Burgos
1 - 1
Valencia CF
Equipos titulares
8
11
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Tendillo
13'
Carlos Arroyo
14'
Eloy OlayaQuique Flores
19'
Paco Camarasa
40'
Descanso
45'
Paco Camarasa
54'
Limperger
56'
Eloy Olaya
65'
Juan SánchezMiodrag Belodedici
67'
Boerembach
72'
Fernando GómezAsist: Eloy Olaya
77'
Del ValLoren
89'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Real Burgos
Records vs Real Burgos
Máximo goleador: Mario Kempes (5 goles)
Goleador rival: Pachín (3 goles)
Más partidos: Mario Kempes (8 partidos)
Mayor victoria: 5 - 0 (01.11.1992)
Mayor derrota: 1 - 4 (08.05.1977)
Más repetido: 1-1 (4 veces)
Crónica
El entrenador del Valencia, Guus Hiddink, pareció dar en la tecla antes del partido ante el Burgos cuando anticipó: "Es muy difícil jugar en este campo. Y mucho más para equipos como el nuestro". No se equivocó ni fue demasiado original, ya que todos los que visitan El Plantío se refieren al mal estado de su campo, a que el balón bota demasiado, que no se puede jugar a un toque. Algo de razón tienen.
Nadie puede obviar el mal momento futbolístico y anímico del Burgos. La palabra descenso parece restarle la poca categoría que alguna vez mostró el equipo y todo es, entonces, físico y físico, voluntad y voluntad. Y de fútbol, nada. Con el flamante entrenador, Miguel Sánchez, todavía sentado en las gradas y no en el banquillo el Burgos sacó aún más toda la garra que nunca dejó de demostrar a falta de su fútbol. "La goleada sufrida hace quince días en la visita al Deportivo fue muy dura, nos cayó como un cubo de agua fría", adelantó hasta el cansancio el entrenado interino, José Luis Manzanedo, y los once del Burgos trataron de dar vuelta ante el Valencia un estado de ánimo que los desborda.
Ante semejante cuadro de situación, el Valencia tenía la opción de "jugar con órganos", tal había sido la súplica de mal gusto del entrenador Hiddink, o jugar al fútbol, que históricamente corre por las venas valencianistas. Ni una ni otra. El Valencia se conformó con muy poco ante un Burgos que oponía casi nada, y todo pasó, consecuencia directa, por la mediocridad, salvo algunas excepciones con apellido: Herrera, Loren y Borenbach por un lado y el portero Sempere y Roberto, por la visita. Lo dicho: poco.
La primera parte se fue como había llegado con escasa emoción, sin relieve futbolístico, con todo el corazón puesto por el Burgos para darle a su gente una alegría que despejara la tristeza de la lluvia de goles caída sobre la cabeza del equipo en el campo de Riazor. Con un Valencia sorprendentemente defensivo, armando dos líneas delante del seguro Sempere, y sin ninguna intención de ir más allá si ese intento pudiera desembocar en alguna complicación para su marco.
Con el gol de Limperger, la expulsión de Camarasa (que le cortó su récord de partidos oficiales consecutivos en el número 93) y la casi lógica reacción del Valencia, el partido se animó un poco más en la segunda parte, por lo menos, hasta que llegó el empate a cargo de Fernando. Tras el 1-1 los dos equipos volvieron a subirse al tren del empate. Un empate más.
Nadie puede obviar el mal momento futbolístico y anímico del Burgos. La palabra descenso parece restarle la poca categoría que alguna vez mostró el equipo y todo es, entonces, físico y físico, voluntad y voluntad. Y de fútbol, nada. Con el flamante entrenador, Miguel Sánchez, todavía sentado en las gradas y no en el banquillo el Burgos sacó aún más toda la garra que nunca dejó de demostrar a falta de su fútbol. "La goleada sufrida hace quince días en la visita al Deportivo fue muy dura, nos cayó como un cubo de agua fría", adelantó hasta el cansancio el entrenado interino, José Luis Manzanedo, y los once del Burgos trataron de dar vuelta ante el Valencia un estado de ánimo que los desborda.
Ante semejante cuadro de situación, el Valencia tenía la opción de "jugar con órganos", tal había sido la súplica de mal gusto del entrenador Hiddink, o jugar al fútbol, que históricamente corre por las venas valencianistas. Ni una ni otra. El Valencia se conformó con muy poco ante un Burgos que oponía casi nada, y todo pasó, consecuencia directa, por la mediocridad, salvo algunas excepciones con apellido: Herrera, Loren y Borenbach por un lado y el portero Sempere y Roberto, por la visita. Lo dicho: poco.
La primera parte se fue como había llegado con escasa emoción, sin relieve futbolístico, con todo el corazón puesto por el Burgos para darle a su gente una alegría que despejara la tristeza de la lluvia de goles caída sobre la cabeza del equipo en el campo de Riazor. Con un Valencia sorprendentemente defensivo, armando dos líneas delante del seguro Sempere, y sin ninguna intención de ir más allá si ese intento pudiera desembocar en alguna complicación para su marco.
Con el gol de Limperger, la expulsión de Camarasa (que le cortó su récord de partidos oficiales consecutivos en el número 93) y la casi lógica reacción del Valencia, el partido se animó un poco más en la segunda parte, por lo menos, hasta que llegó el empate a cargo de Fernando. Tras el 1-1 los dos equipos volvieron a subirse al tren del empate. Un empate más.