Ficha de partido
Real Madrid
3 - 0
Valencia CF
Equipos titulares
7
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Solari
31'
Raúl
32'
David Albelda
39'
Beckham
45'
Descanso
45'
Miguel Ángel AnguloFrancisco Rufete
62'
Carlos Marchena
65'
Helguera
66'
Xisco MuñozMiguel Ángel Mista
74'
Ronaldo
81'
Figo (Pen.)
85'
Pablo Aimar
85'
Beckham
88'
CambiassoRonaldo
90'
David Albelda
90'
Final del partido
91'
Estadio
Rival: Real Madrid
Records vs Real Madrid
Máximo goleador: Mundo Suárez (13 goles)
Goleador rival: Raúl (17 goles)
Más partidos: Vicente Asensi (28 partidos)
Mayor victoria: 6 - 0 (09.06.1999)
Mayor derrota: 1 - 7 (23.08.1990)
Más repetido: 1-2 (27 veces)
Crónica
El fútbol es así, gana el equipo que aprovecha las ocasiones de gol. El Valencia las tuvo y las desperdició. El Madrid, en cambio, las aprovechó y sacó oro de las esporádicas apariciones de Raúl y Ronaldo. El Valencia es un equipo, nadie lo duda, pero las individualidades del Madrid acompañadas de la actitud de trabajo que demostraron sus jugadores provocaron un duro castigo al Valencia, que ahora ve cómo corre peligro su continuidad en la Copa, aunque no hay que arrojar la toalla. Si el Madrid por sí solo ya es capaz de inclinar la eliminatoria de su lado, contó además con la colaboración del árbitro Medina Cantalejo, que señaló en el minuto 83 como penalti una entrada de Marchena a Raúl cuando todas las impresiones indican que no hubo falta. Es cierto que Marchena se despistó en el marcaje, dejando al madridista libre de marca en el punto de penali.
El partido, como tal vez la eliminatoria, se decidió en tres minutos, los que transcurrieron entre el 80 y el 83, con el gol de Ronaldo y el posterior de Figo de penalti. Ambas jugadas tuvieron su nacimiento en sendos despistes valencianistas. En el fútbol, al igual que en la vida cotidiana, hay que saber aprovechar las ocasiones para tomar ventaja y evitar posteriores lamentos. Algo así le ocurrió al Valencia en la primera mitad. Dispuso de cuatro opciones claras de gol, dos de Mista y una de Albelda y Baraja. Tan claras como fáciles, todas ellas desperdiciadas con César haciendo la estatua.
El Madrid, en cambio, en la primera triangulación bien hecha, minuto 32, entre Roberto Carlos, Solari y Raúl, fue éste quien de cabeza, entre dos defensas, batió a Palop. El resultado no reflejaba del todo lo que había sucedido sobre el campo. En primer lugar porque las oportunidades de gol fueron para los valencianistas y en segundo término porque se les observó con buena predisposición y bien situados sobre el terreno, pero con poca fuerza y decisión en el remate final. A raiz del gol de Raúl perdieron la compostura y sufrieron en exceso ante la constante dinámica de los madridistas, que no era otra que pases largos en diagonal para que Figo y Solari desbordasen por sus bandas.
Baraja y Aimar hicieron, en esta fase del partido, fugaces apariciones, quizá más limitadas de las deseadas. Guti y Beckham trabajaron más en el medio campo, sobre todo el inglés que tuvo una constante aparición, tal vez sorprendió por ello. La buena predisposición de la defensa diseñada por Benítez consiguió que Ronaldo pasara desapercibido. El delantero brasileño, una y otra vez, trató de tomar la espalda a Marchena y Ayala, pero sin conseguirlo, en gran medida porque los balones no le llegaron con claridad. Superar el muro de los dos centrales valencianistas fue casi imposible. El equilibrio del juego en el centro del campo marcó el segundo tiempo, pero no así la capacidad goleadora de un equipo y otro. Mientras Ronaldo aprovechó su segunda oportunidad, Mista no consiguió hacerlo en la tercera y fue César quien le sacó un balón de gol.
El combinado de Benítez espabiló más en esta segunda fase, pero tropezó con un Madrid crecido que cada vez que se acercaba al área creaba la sensación de peligro. Aimar entró más en juego, pero sin enlazar con sus compañeros. Duro castigo para el Valencia, que no es reflejo de lo que sucedió en el terreno de juego. No existe tanta diferencia entre unos y otros.
El partido, como tal vez la eliminatoria, se decidió en tres minutos, los que transcurrieron entre el 80 y el 83, con el gol de Ronaldo y el posterior de Figo de penalti. Ambas jugadas tuvieron su nacimiento en sendos despistes valencianistas. En el fútbol, al igual que en la vida cotidiana, hay que saber aprovechar las ocasiones para tomar ventaja y evitar posteriores lamentos. Algo así le ocurrió al Valencia en la primera mitad. Dispuso de cuatro opciones claras de gol, dos de Mista y una de Albelda y Baraja. Tan claras como fáciles, todas ellas desperdiciadas con César haciendo la estatua.
El Madrid, en cambio, en la primera triangulación bien hecha, minuto 32, entre Roberto Carlos, Solari y Raúl, fue éste quien de cabeza, entre dos defensas, batió a Palop. El resultado no reflejaba del todo lo que había sucedido sobre el campo. En primer lugar porque las oportunidades de gol fueron para los valencianistas y en segundo término porque se les observó con buena predisposición y bien situados sobre el terreno, pero con poca fuerza y decisión en el remate final. A raiz del gol de Raúl perdieron la compostura y sufrieron en exceso ante la constante dinámica de los madridistas, que no era otra que pases largos en diagonal para que Figo y Solari desbordasen por sus bandas.
Baraja y Aimar hicieron, en esta fase del partido, fugaces apariciones, quizá más limitadas de las deseadas. Guti y Beckham trabajaron más en el medio campo, sobre todo el inglés que tuvo una constante aparición, tal vez sorprendió por ello. La buena predisposición de la defensa diseñada por Benítez consiguió que Ronaldo pasara desapercibido. El delantero brasileño, una y otra vez, trató de tomar la espalda a Marchena y Ayala, pero sin conseguirlo, en gran medida porque los balones no le llegaron con claridad. Superar el muro de los dos centrales valencianistas fue casi imposible. El equilibrio del juego en el centro del campo marcó el segundo tiempo, pero no así la capacidad goleadora de un equipo y otro. Mientras Ronaldo aprovechó su segunda oportunidad, Mista no consiguió hacerlo en la tercera y fue César quien le sacó un balón de gol.
El combinado de Benítez espabiló más en esta segunda fase, pero tropezó con un Madrid crecido que cada vez que se acercaba al área creaba la sensación de peligro. Aimar entró más en juego, pero sin enlazar con sus compañeros. Duro castigo para el Valencia, que no es reflejo de lo que sucedió en el terreno de juego. No existe tanta diferencia entre unos y otros.