Ficha de partido
Valencia CF
2 - 2
FC Barcelona
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Roberto Fernández
34'
Laudrup
39'
Descanso
45'
Nando MartínezFernando Gómez
45'
Voro GonzálezPaco Camarasa
45'
Alexanco
50'
Lubo Penev (Pen.)
50'
PinillaBeguiristain
61'
Pinilla
68'
López RekarteBakero
87'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: FC Barcelona
Records vs FC Barcelona
Máximo goleador: Mundo Suárez (18 goles)
Goleador rival: Messi (31 goles)
Más partidos: Juan Ramón Santiago (36 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (18.04.1979)
Mayor derrota: 0 - 7 (03.02.2016)
Más repetido: 1-1 (36 veces)
Crónica
Unos tres cuartos de entrada en el Luis Casanova, con una recaudación de 22.400.000 pesetas. Las entradas oscilaban entre dos y seis mil pesetas. La lluvia, que sólo aflojó en el último cuarto de hora, fue la gran protagonista, dejando el césped encharcado e incluso se llegó a decir que el encuentro podría suspenderse. El partido fue televisado y fueron escasos los seguidores barcelonistas que se desplazaron. No faltaron, no obstante, los "boixos nois", uno de los cuales fue ingresado en una clínica local. El público, que pitó la salida del conjunto de Cruyff lanzó a lo largo de la contienda numerosas bengalas, varias dirigidas por los ultras contra Zubi, y otros objetos sobre el césped, que obligaron al árbitro a advertir al delegado de campo y a que los altavoces pidieran calma. Tanto un equipo como el otro lanzaron únicamente un saque de esquina, en ambos casos en el segundo período. También podemos señalar que Bakero hubo de ser atendido en la banda al sangrarle la nariz a consecuencia de un codazo. Entre las personalidades del palco, destacar al seleccionador Luis Suárez.
Arbitró Ramos Marcos, de Castilla-León, bien en líneas generales, en un partido que pudo haberle presentado muchos problemas por el mal estado del terreno. En todo caso, el penalty nos pareció discutible, una de esas acciones que muchas veces no se pitan. Mostró sólo una tarjeta, a Alexanco, por discrepar en la concesión de la pena máxima. El público, muy sensibilizado con el estamento arbitral, protestó algunas de sus decisiones, sobre todo varios fueras de juego marcados por uno de los jueces de línea en el primer tiempo. Sin embargo, Ramos Marcos se mantuvo siempre encima de la jugada demostrando estar bastante bien de forma física.
Goles: 1-0, minuto 34. Saca una falta Eloy, intenta despejar Soler, se producen varios rechaces, finalmente Goikoetxea en pugna con Quique envía hacia atrás y Roberto, en buena posición, para el balón con la pierna y bate a Zubizarreta con la derecha. 1-1, minuto 38. Preciosa jugada individual de Laudrup, que culmina con un impresionante zurdazo desde fuera del área, sorprendiendo a Ochotorena. Un gol de bandera. 2-1, minuto 50. Internada de Eloy por la banda izquierda y ya en el área se le cruza Goiko, que cae y al intentar levantarse puede dar la impresión de que desequilibra al ex gijonés. Total, una acción sujeta a diversas interpretaciones que Ramos sanciona como penalty muy discutido por los azulgrana. Lo transforma Penev, por bajo, a la derecha de Zubi. 2-2, minuto 67. Falta a favor del Barcelona, centra Soler, Giner yerra en el rechace y Pinilla, revolviéndose, empata.
El Barça ratificó su liderato y su magnífica campaña en esta Liga conquistando un punto de oro en el Luis Casanova de Valencia, convertido en una auténtica piscina y posteriormente en un pesadísimo barrizal como consecuencia del temporal de lluvia que azotó esta zona. Era el clásico desplazamiento de los que ponen a prueba las posibilidades de un aspirante a campeón y cabe decir que los azulgrana pasaron la prueba con nota al neutralizar por dos veces un marcador en contra y superar la adversidad de un discutible penalty. El Barça tuvo fuerza y, sobre todo, dosis de moral como para resistir en un desafío que se le puso feo de principio a fin y que acabó por convertirse en una carrera de obstáculos. Desde la lluvia a dos goles en contra, pasando por la oposición de un Valencia que jugó siempre en línea de gran y espléndido rival.
Como suele ser tradicional en este tipo de encuentros, marcados por las condiciones climatológicas, en el Luis Casanova se tenía la convicción de que el que marcara primero se llevaría el triunfo. Así, cuando Roberto batió a Zubizarreta, la eclosión de júbilo por los graderíos fue parejo con el optimismo general por el desenlace del choque. El equipo valencianista había hecho el mayor gasto hasta entonces y había encontrado el premio en un lance afortunado y confuso. Lo más difícil parecía estar logrado para los hombres de Victor Espárrago, pero no se contaba con la casta de un líder.
En efecto, en una ocasión más, los azulgrana sacarona relucir todo su poder de reacción y en los diez últimos minutos del primer tiempo fueron un auténtico ciclón sobre aquel impracticable terreno de juego. El Barça abandonó su talante pasivo para tomar la iniciativa del juego y restablecer el empate en una sensacional jugada personal de Laudrup. Apenas había transcurrido cinco minutos y el silencio se cortaba como un cuchillo en el estadio. Pero no paró ahí la cosa. Ante un Valencia, sorprendido y tocado el avance de lineas de los azulgrana, dió un brusco cambio a la decoración del partido. En el minuto 40 llegó la más clara opórtunidad del primer periodo y, posiblemente, la posibilidad de dejar sentenciado el choque antes del descanso. Fue un balón de oro profundizado sobre Begiristain. Ochotorena tuvo que arrojarse a suspies y rechazar así un remate a bocajarro. El balón, rebotado a los pies de Goicoechea, fue rematado a puerta vacía, pero Quique Flores puso la cabeza de forma provindencial para su equipo. Aún hubo una tercera opción en este mismo lance. El nuevo rechace fue para Laudrup y su tiro, desviado por Julio Salinas casi en la boca de gol, encontró el cuerpo salvador de Giner para evitarlo que se palpaba ya como un inevitable 1-2.
Antes de retirarse al descanso, el Barça aún tuvo la oportunidad de desequilibrar la balanza en el lanzamiento de una peligrosa falta sobre la frontal del área, pero el tiro de Laudrup fue bien detenido por Ochotorena, mientras el Valencia parecía estar deseando una tregua tras haber perdido claramente los papeles.
Realmente el periodo de descanso le vino muy bien al cuadro valencianista, que reapareció con la novedad de Nando por Giner y superada la crisis de los últimos minutos del primer tiempo. Un temprano y polémico penalty sobre Eloy, lo situó nuevamente por delante en el marcador justo en la fase de mejor juego local. Penev estuvo implacable al lanzar la pena máxima y fue una pesadilla para Nando, su secante, y toda la defensa azulgrana. El ariete búlgaro llegaría a tener en sus botas una jugada decisiva, cuando superó la defensa azulgrana y la salida de Zubizarreta para rematar, ya casi sin ángulo, un balón cruzado que se iría fuera tras dar en la base del poste.
Realmente la reanudación del juego tuvo color valencianista. Como en los primeros compases, sorprendió que el Barça, con seis jugadores vascos y un hombre de las condiciones atléticas de Soler, no se adaptara mejor al estado del terreno, pero hay que comprender que el fútbol-control de los azulgrana, su mejor arma estratégica, era inútil en este terreno, donde el Valencia jugó la baza de los lanzamientos largos y la corpulencia de Penev y Cuxart.
Tras el 2-1 y con los peones valencianistas en racha de inspiración volvimos a temerlo peor, pero este Barça no dejará de sorprendernos por su garra y su espíritu indesmayable ante el asomo de un tropiezo. Cruyff movió sus piezas con habilidad, y Pinilla, recambio para un desdibujado Begiristain, estableció el empate que sería definitivo con gran visión de la jugada y sentido del oportunismo. Era la respuesta de un líder con casta, que se resistía a claudicar por muy adversas que fueran las circunstancias.
Hay que resaltar, finalmente, que los últimos compases fueron disputados de poder a poder, con un Valencia que adelantó líneas, presionó a su rival y tuvo el 3-2 a su favor en varios lances, especialmente el ya relatado Penev, pero el Barça no sólo se defendió con orden sino que supo dar la réplica adecuada. Nunca perdió los papeles, movió el balón con vocación permanente de contragolpe y despidió el encuentro con un gran tiro de Goikoetxea, que se fue fuera por muy poco. Tendríamos que admitir el reparto de puntos final como un justo desenlace.
Fue un partido sorprendente, sobre todo por el cupo de emociones que deparó. Al comienzo parecía que nos iban a hurtar el espectáculo como consecuencia de la lluvia, pero a medida que el marcador fue funcionando y el partido avanzaba subió el termómetro de la incertidumbre y la pasión que siempre marca altas temperaturas en las confrontaciones Valencia-Barça. Gustó el cuadro local por su ambición, por su estilo ofensivo y por ese espectáculo particular que ofrece siempre Lubo Penev en lucha con tra las mejores defensas españolas. Y la expectación despertada por la visita del líder no quedó defraudada. El Barça demostró y justificó su posición en la tabla y dejó la huella de un equipo indesmayable, que no se arruga y que, esta temporada, tiene ese oportunismo y esa eficacia que cáracteriza a los campeones. Si no ha perdido hoy aquí... ¿a quién puede temer en esta segunda vuelta?
Arbitró Ramos Marcos, de Castilla-León, bien en líneas generales, en un partido que pudo haberle presentado muchos problemas por el mal estado del terreno. En todo caso, el penalty nos pareció discutible, una de esas acciones que muchas veces no se pitan. Mostró sólo una tarjeta, a Alexanco, por discrepar en la concesión de la pena máxima. El público, muy sensibilizado con el estamento arbitral, protestó algunas de sus decisiones, sobre todo varios fueras de juego marcados por uno de los jueces de línea en el primer tiempo. Sin embargo, Ramos Marcos se mantuvo siempre encima de la jugada demostrando estar bastante bien de forma física.
Goles: 1-0, minuto 34. Saca una falta Eloy, intenta despejar Soler, se producen varios rechaces, finalmente Goikoetxea en pugna con Quique envía hacia atrás y Roberto, en buena posición, para el balón con la pierna y bate a Zubizarreta con la derecha. 1-1, minuto 38. Preciosa jugada individual de Laudrup, que culmina con un impresionante zurdazo desde fuera del área, sorprendiendo a Ochotorena. Un gol de bandera. 2-1, minuto 50. Internada de Eloy por la banda izquierda y ya en el área se le cruza Goiko, que cae y al intentar levantarse puede dar la impresión de que desequilibra al ex gijonés. Total, una acción sujeta a diversas interpretaciones que Ramos sanciona como penalty muy discutido por los azulgrana. Lo transforma Penev, por bajo, a la derecha de Zubi. 2-2, minuto 67. Falta a favor del Barcelona, centra Soler, Giner yerra en el rechace y Pinilla, revolviéndose, empata.
El Barça ratificó su liderato y su magnífica campaña en esta Liga conquistando un punto de oro en el Luis Casanova de Valencia, convertido en una auténtica piscina y posteriormente en un pesadísimo barrizal como consecuencia del temporal de lluvia que azotó esta zona. Era el clásico desplazamiento de los que ponen a prueba las posibilidades de un aspirante a campeón y cabe decir que los azulgrana pasaron la prueba con nota al neutralizar por dos veces un marcador en contra y superar la adversidad de un discutible penalty. El Barça tuvo fuerza y, sobre todo, dosis de moral como para resistir en un desafío que se le puso feo de principio a fin y que acabó por convertirse en una carrera de obstáculos. Desde la lluvia a dos goles en contra, pasando por la oposición de un Valencia que jugó siempre en línea de gran y espléndido rival.
Como suele ser tradicional en este tipo de encuentros, marcados por las condiciones climatológicas, en el Luis Casanova se tenía la convicción de que el que marcara primero se llevaría el triunfo. Así, cuando Roberto batió a Zubizarreta, la eclosión de júbilo por los graderíos fue parejo con el optimismo general por el desenlace del choque. El equipo valencianista había hecho el mayor gasto hasta entonces y había encontrado el premio en un lance afortunado y confuso. Lo más difícil parecía estar logrado para los hombres de Victor Espárrago, pero no se contaba con la casta de un líder.
En efecto, en una ocasión más, los azulgrana sacarona relucir todo su poder de reacción y en los diez últimos minutos del primer tiempo fueron un auténtico ciclón sobre aquel impracticable terreno de juego. El Barça abandonó su talante pasivo para tomar la iniciativa del juego y restablecer el empate en una sensacional jugada personal de Laudrup. Apenas había transcurrido cinco minutos y el silencio se cortaba como un cuchillo en el estadio. Pero no paró ahí la cosa. Ante un Valencia, sorprendido y tocado el avance de lineas de los azulgrana, dió un brusco cambio a la decoración del partido. En el minuto 40 llegó la más clara opórtunidad del primer periodo y, posiblemente, la posibilidad de dejar sentenciado el choque antes del descanso. Fue un balón de oro profundizado sobre Begiristain. Ochotorena tuvo que arrojarse a suspies y rechazar así un remate a bocajarro. El balón, rebotado a los pies de Goicoechea, fue rematado a puerta vacía, pero Quique Flores puso la cabeza de forma provindencial para su equipo. Aún hubo una tercera opción en este mismo lance. El nuevo rechace fue para Laudrup y su tiro, desviado por Julio Salinas casi en la boca de gol, encontró el cuerpo salvador de Giner para evitarlo que se palpaba ya como un inevitable 1-2.
Antes de retirarse al descanso, el Barça aún tuvo la oportunidad de desequilibrar la balanza en el lanzamiento de una peligrosa falta sobre la frontal del área, pero el tiro de Laudrup fue bien detenido por Ochotorena, mientras el Valencia parecía estar deseando una tregua tras haber perdido claramente los papeles.
Realmente el periodo de descanso le vino muy bien al cuadro valencianista, que reapareció con la novedad de Nando por Giner y superada la crisis de los últimos minutos del primer tiempo. Un temprano y polémico penalty sobre Eloy, lo situó nuevamente por delante en el marcador justo en la fase de mejor juego local. Penev estuvo implacable al lanzar la pena máxima y fue una pesadilla para Nando, su secante, y toda la defensa azulgrana. El ariete búlgaro llegaría a tener en sus botas una jugada decisiva, cuando superó la defensa azulgrana y la salida de Zubizarreta para rematar, ya casi sin ángulo, un balón cruzado que se iría fuera tras dar en la base del poste.
Realmente la reanudación del juego tuvo color valencianista. Como en los primeros compases, sorprendió que el Barça, con seis jugadores vascos y un hombre de las condiciones atléticas de Soler, no se adaptara mejor al estado del terreno, pero hay que comprender que el fútbol-control de los azulgrana, su mejor arma estratégica, era inútil en este terreno, donde el Valencia jugó la baza de los lanzamientos largos y la corpulencia de Penev y Cuxart.
Tras el 2-1 y con los peones valencianistas en racha de inspiración volvimos a temerlo peor, pero este Barça no dejará de sorprendernos por su garra y su espíritu indesmayable ante el asomo de un tropiezo. Cruyff movió sus piezas con habilidad, y Pinilla, recambio para un desdibujado Begiristain, estableció el empate que sería definitivo con gran visión de la jugada y sentido del oportunismo. Era la respuesta de un líder con casta, que se resistía a claudicar por muy adversas que fueran las circunstancias.
Hay que resaltar, finalmente, que los últimos compases fueron disputados de poder a poder, con un Valencia que adelantó líneas, presionó a su rival y tuvo el 3-2 a su favor en varios lances, especialmente el ya relatado Penev, pero el Barça no sólo se defendió con orden sino que supo dar la réplica adecuada. Nunca perdió los papeles, movió el balón con vocación permanente de contragolpe y despidió el encuentro con un gran tiro de Goikoetxea, que se fue fuera por muy poco. Tendríamos que admitir el reparto de puntos final como un justo desenlace.
Fue un partido sorprendente, sobre todo por el cupo de emociones que deparó. Al comienzo parecía que nos iban a hurtar el espectáculo como consecuencia de la lluvia, pero a medida que el marcador fue funcionando y el partido avanzaba subió el termómetro de la incertidumbre y la pasión que siempre marca altas temperaturas en las confrontaciones Valencia-Barça. Gustó el cuadro local por su ambición, por su estilo ofensivo y por ese espectáculo particular que ofrece siempre Lubo Penev en lucha con tra las mejores defensas españolas. Y la expectación despertada por la visita del líder no quedó defraudada. El Barça demostró y justificó su posición en la tabla y dejó la huella de un equipo indesmayable, que no se arruga y que, esta temporada, tiene ese oportunismo y esa eficacia que cáracteriza a los campeones. Si no ha perdido hoy aquí... ¿a quién puede temer en esta segunda vuelta?