Ficha de partido: 12.03.1978: RCD Espanyol 2 - 2 Valencia CF

Ficha de partido

RCD Espanyol
RCD Espanyol
2 - 2
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Verdugo
10'
Enrique SauraAsist: Mario Kempes
11'
OzorioFerrer
11'
Pepe Carrete
21'
Mario Kempes
24'
Marañón
31'
Cuesta
37'
Descanso
45'
José Cerveró
46'
Ozorio
65'
CaszelyFlores
66'
Ricardo Arias
71'
Jesús MartínezÁngel Castellanos
72'
Solsona
78'
Óscar Rubén ValdezEnrique Saura
82'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Sarriá
Aforo: 44.000 espectadores
Ubicación: Barcelona (Barcelona) 
Inauguración: 18/02/1923 (Demolido en 1997)

Rival: RCD Espanyol

Records vs RCD Espanyol

Máximo goleador: Mundo Suárez (21 goles)
Goleador rival: Prat (9 goles)
Mayor victoria: 4 - 0 (19.10.2003)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.06.1928)
Más repetido: 2-1 (25 veces)

Crónica

Es muy cierto que la temporada deñ Valencia no responde a la impresionante cantidad de dinero que ha costado el reunir su plantilla, pero lo es asimismo que en los últimos partidos parece haber alcanzado un nivel de rendimiento algo más acorde con los nombres y la clase de lOS jugadores de que dispone. El Español, por su parte, con mucha mayor lentitud, bien seguro, de la que quisieran sus incondicionales, ha iniciado también un proceso de mejora del que pudiera ser una ilustración válida el empate que consiguió hace una semana en el difícil campo del Rayo, y que fue, por otra parte, el primer positivo que los blanquiazules conquistaban en lo que va de Liga.

El partido, pues, que ya tenía de por sí un innegable atractivo, lo incrementaba con el buen momento por lo menos aparente de los dos equipos, y era lógico pensar en un equilibrio de fuerzas que prodigase incertidumbres y emoción. Y así fue, en efecto. Un primer tiempo de mucha altura y un segundo algo inferior, de juego más deslabazado, en especial por parte de los visitantes pero emotivo hasta el último momento, y como rúbrica de la presunta igualdad de fuerzas, el empate final que no fue justo, si a los méritos de unos y otros nos remitimos, pero que tal vez no dejase de ser un reflejo de que, a la mayor acometividad y entrega de los blanquiazules, los valencianistas habían sabido replicar con un fútbol práctico que les valió hacerse con la igualada.

Con idénticos patrones tácticos y también el mismo rigor en el marcaje al hombre, el partido tuvo un arranque espectacular, con golpes y contragolpes de mucha profundidad. Pero fue el Valencia quien acertó primero (diez minutos de juego solamente), y de la misma jugada del primer gol arrancó la lesión de Ferrer, que se vio obligado a abandonar el campo, saliendo Osorio para cubrir el hueco. Ello impuso cambios en la cobertura blanquiazul, pasando Verdugo al centro y Lanchas al lugar que aquél ocupaba, cambios que no debilitaron en absoluto la eficacia de la defensa españolista.

Pero a los 24 minutos, y tras una fase de dominio alterno con situaciones de mayor compromiso en el área de Pereira, pero sin acierto rematador en última instancia, el peligroso Kempes aprovechó muy bien la primera oportunidad que se le brindó y logró establecer el 0-2, que por unos momentos desequilibró a los catalanes. Nervios (las tarjetas son un buen testimonio de ello) y cuando el partido iba encrespándose progresivamente, llegó el primer gol españolista y con él el indispensabie recobramiento. Pereira salvó entonces varias situaciones comprometidas y la presión españolista se hizo más y más intensa, lo que no excluyó que la jugada más sobresaliente y que pudo haber inclinado la balanza de un modo irreparable, fuese un disparo de Felman que se estrelló en el poste, expirando ya el periodo.

Flores y Marañón, los que debían ser hombres resolutivos implacablemente vigilados por Carrete y Botubot, no anduvieron demasiado inspirados ni prodigaron el remate, mientras que el Valencia, en franca posición de contraataque, fue tremendamente peligroso si, las ocasiones en las que pasó a la ofensiva. Fueron 45 minutos, tensos, vivaces y con jugadas excelentes por uno y otro bando. Nada estaba decidido y la segunda mitad prometía ver todavía incrementar la combatividad y la emoción imperantes.

El Valencia inició esa segunda mitad con muchísima fuerza y poniendo en juego ahora cuatro y cinco hombres en sus tentativas atacantes. Pero el Español aguantó bien el embate (Verdugo tuvo una fase espléndida en su alternado control de Kempes y Felman) y transcurrido el primer cuarto de hora los blancos cedieron ostensiblemente. Cansancio o estrategia, lo cierto es que los visitantes empezaron a dar la sensación de pensar en aplicarse a la defensa de un tanteador que les era favorable, lo cual facilitó sin duda, que el Español intensificara su asedio.

También influyó sin duda la incorporación de Caszely, cuyo futbol de malabarista se reveló más eficaz para resquebrajar la solidez defensiva del Valencia, que no el tesón y la fuerza de un Flores, que por otra parte, no tuvo su día. Es curioso que Osorio y Caszely, los dos hombres que salieron por precisiones de suplencia, fueran elementos destacados del equipo; de ahí a pensar que el entrenador tal vez, no dispuso con excesiva fortuna la alineación inicial, va muy poco trecho...

A los 32 m. y cuando los primeros síntomas de inesquivable nerviosismo hacían ya acto de presencia, Solsona consiguió el empate, con una jugada y ulterior disparo impresionantes. Fue un gol de primerísima categoría, uno de esos goles que sólo pueden firmar los lugadores auténticamente excepcionales y que aparte de establecer la igualada en el marcador, logró imprimir un ritmo tan brillante como desesperado a los últimos minutos y galvanizar a unos graderíos, que, sin haber fallado tal vez no habían mantenido el diapasón que en Sarriá se da con notable frecuencia.

En los últimos minutos un Español volcado y con un fondo desde luego envidiable, llevó la ófensiva a su más extremo nivel, pero la fortuna no quiso acompañarle. Pereira atajó incomprensiblemente un centró chut con todos los honores de gol, un hábil remate de Marañón, a meta batida, se estrelló en el poste lateral y no pocas de las decisiones del señor Urízar sirvieron más que para otra cosa, para romper el ritmo de las acciones blanquiazules, que ya debía afrontar el paqueo da la defensa blanca recurriendo a todos los expedientes para perder tiempo en defensa del positivo que finalmente se llevaron.

Un Español en suma muy combativo y con juego, en cantidad y calidad más que suficiente para merecer una victoria que los imponderables le escamotearon, sin despreciar, porque tuvo su peso específico, la malicia calculadora de los valencianos en su estrategia a la contra.