Ficha de partido: 20.06.1970: Real Zaragoza 1 - 0 Valencia CF

Ficha de partido

Real Zaragoza
Real Zaragoza
1 - 0
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Descanso
45'
Fernando BarrachinaTatono García
45'
IrusquietaVallejo
45'
TejedorOliveros
57'
Borrás
59'
Jorge CayuelaVicente Jara
87'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: La Romareda
Aforo: 34.596 espectadores
Ubicación: Zaragoza (Zaragoza) 
Inauguración: 08/09/1957

Rival: Real Zaragoza

Records vs Real Zaragoza

Máximo goleador: Manuel Badenes (9 goles)
Goleador rival: Duca (6 goles)
Mayor victoria: 7 - 0 (14.02.1943)
Mayor derrota: 1 - 6 (19.04.1959)
Más repetido: 1-0 (13 veces)

Crónica

El Valencia ha logrado la clasificación para la final de la Copa del Generalísimo a pesar de la derrota sufrida por la mínima ante el Zaragoza en el partido de vuelta de las semifinales disputado en La Romareda.

Como es natural, la salida de los zaragocistas fue arrolladora. Intentaban volar la cobertura valenciana y para ello buscan con ahínco el gol. Oliveros hacía diabluras por la derecha y los chés prudentmente se encerraron en su campo dejando en punta a Ansola, Nebot y Jara. Fueron casi doce minutos que duró la presión zaragocista. En aquel momento comenzó e agigantarse una figura: Antón, que se convirtió sin discusión en la figure del encuentro.

En el minuto doce, Antón recogió una en su defensa y con una fuerza extraordinaria fue dejando adversarios atrás hasta llegar algo trompicado ya haste el marco de Izcoa, donde su remate terminó en la red... pero por la parte de fuera. Es el comienzo de un cuarto de hora de presión valencianista. Los tres hombres en
punta intercambian constantemente sus puestos de ataque, y abren constantes huecos en la zaga local por donde llegan lanzados Paquito, Poli, Claramunt y Antón. Las fases de peligro se suceden frente al marco de lzcoa, pero todos los avances se pierden ante el desacierto en el remate de quiénes deben apuntillar la jugada, o la gran labor del meta zaragozano, que para todo lo que el envían.

Hacia la media hora, vuelve a la carga el Zaragoza. Un barullo ante el marco de Abelardo lo termina Quirós con un tiro que repele el larguero. Era el minuto treinta, sólo sesenta segundos después, Oliveros, que se ha venido a la izquierda para eludir el implacable marcaje a que le somete Antón, lanza un enorme trallazo que rebasa ampliamente a Abelardo... y se estrella en el lateral. El balón vuelve al campo y Quirós, con el portero contario caído en el suelo y sin ningún adversario que le controle, y frente al portal enemigo, tira fuera. Ha sido la mejor ocasión del Zaragoza en todo el partido.

Como siendo situación comprometida por la que ha pasado su marco hubiese sido una señal, los valencianos se lanzan da nuevo al ataque y hasta el final de la primera mitad, Paquito, Nebot y Claramunt tienen buenas oportunidades que malogran. Cuando el señor Vilanova da por terminada la primera mitad, y los equipos se retiran del terreno de juego el comentario de las gradas es unánime: somos testigos de un gran partido.

Convencido de que el tiempo juega a su favor, el Valencia plantea con más precaución el partido en su segunda mitad. El Zaragoza vuelve a salir con mucha fuerza pero la cobertura valenciana contiene sus incursiones con seguridad. Cuando parece que el desánimo empieza hacer mella entre los aragonesas, vista la nulidad de áus esfuerzos, llega el espléndido gol de Borrás que vuelve a galvanizar los ánimos del equipo y del público. Lo Romareda es un grito: ¡Zaragoza!, ¡Zaragoza!

El equipo local se desmelena y hay un peligro cada vez que Villa puede controlar la pelota. El último superviviente de los magníficos quiere demostrar, y demuestra, que quien tuvo retuvo. Sus intervenciones llevan el sello de la clase. Sus regates, quiebros, pases y disparos lo convierten durante unos minutos en el amo y señor de la parcela valencianista. El canto del cisne del Zaragoza es otro envío, también de Borrás, que repele la madera. Es el minuto 20 y el Valencia vuelve a tomar el mando del partido. Sin arriesgar casi nunca nada, viendo que las fuerzas de Villa van diluyéndose a medida que van transcurriendo los minutos, perdiendo así el Zaragoza el pívot, de todas sus acciones ofensivas, van transcurriendo los minutos hasta que el señor Vilanova señala el fin del encuentro.

Mientras los jugadores se felicitan de portivamente, el público pre mia con sus aplausos a los veintiséis jugadores que han intervenido en el partido, ambos equipos efectuaron los dos cambios permitidos reglamentariamente y una traca explotó jubilosa mientras entre los seguidores levantinos el comentario es unánime: El domingo, a Barcelona.