Ficha de partido: 03.11.1965: Valencia CF 3 - 0 Hibernian Edimburgo

Ficha de partido

Valencia CF
Valencia CF
3 - 0
Hib. Edimburgo
Hib. Edimburgo

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Muñoz CerdáAsist: Vicente Guillot
18'
Vicente GuillotAsist: Poli Muñoz
41'
Descanso
45'
Muñoz CerdáAsist: Paquito García
70'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Mestalla
Aforo: 55.000 espectadores
Ubicación: Valencia (Valencia) 
Inauguración: 20/05/1923

Rival: Hib. Edimburgo

Records vs Hib. Edimburgo

Máximo goleador: Waldo Machado (3 goles)
Goleador rival: Gerry Baker (1 goles)
Mayor victoria: 5 - 0 (13.03.1963)
Mayor derrota: 0 - 2 (08.09.1965)
Más repetido: 0-2 (1 veces)

Crónica

Descubrámonos, señores, ante este Valencia actual. Este Valencia que bajo un aguacero torrencial, es decir, en un ambiente escocés cien por cien, ha barrido literalmente al Hibernian. Le ha batido en toda línea y le ha ganado por 3 a 0, liquidando este pleito dificil y engorroso, que le impedía el acceso a la eliminatoria siguiente.

Descubrámonos, señores, ante este Valencia que en el momento actual es, no cabe duda, el equipo español más en forma. Un equipo que vuelve a emprender en la Copa de Ferias la trayectoria triuntal que por dos veces le dio el titulo y una tercera el subtitulo y que en el campo nacional creemos que quizá, aún no se le ha dado la importancia (y eso sale ganando) que realmente tiene.

Un partido sensacional ha sido este Valencia-Hibernian, por los cuatro costados. Se agotó el papel, registrando Mestalla uno de sus llenos históricos. El ambiente nos recordaba al de los años 40, aquella década en que el Valencia mandaba en el fútbol español y su campo era insuficiente cada domingo. El tiempo amenazaba lluvia al empezar y a la media hora descargó un aguacero que el público aguantó impertérrito. Creo que ni un solo espectador abandonó su localidad hasta que Mr. Tricet pitó el final. Una vez lo silbó, en unos minutos tan sólo, los graderíos de Mestalla quedaron vacíos como por ensalmo. El partido estaba virtualmente resuelto desde mucho tiempo antes, pero el público quería rendir su tributo de admiración al equipo que le había ofrecido una inolvidable jornada futbolística y si a la salida le había recibido con tracas, ahora la despedida fue con una cerrada salva de aplausos. Los espectadores cerraban el paraguas para poder aplaudir mejor al triunfador.

Fueron las mismas alineaciones que jugaron anteriormente con solo un cambio en el Hibernian: el interior izquierda O'Rourke, que sustituyó a Martin, el recién traspasado, si bien en el campo ocupó la posición de extremo derecha, permutando con Cormack. En el Valencia la misma formación pero distinta estrategia: ahora era Paquito el volante defensivo y Roberto el medio de ataque, formando pareja con Sánchez-Lage. El capitán ha hecho una labor tan estupenda, convertido en el verdadero nexo de unión en entre los dos cuerpos del equipo, que su influencia ha sido decisiva.

En los primeros veinte minutos el juego ha sido de vértigo. Es imposible jugar con mayor velocidad, fuerza, codicia y entusiasmo que lo hizo el Valencia. No había Hibernian bastante para defender y así y todo eran pocos sus hombres. Wilson volvió a ser el hombre del día, trabajando a destajo para neutralizar balones. El portentoso guardameta escocés salvó al Hibernian de una derrota de escándalo. El Valencia, alternando el juego coordinado y preciso, con las acciones individuales en Muñoz, Poli y Gulilot, que el sistema defensivo británico por zonas facilitaba, estableció un verdadero bloqueo del marco de Wilson. Ya Waldo estuvo a punto de marcar en la primera jugada. Roberto, un volante que sabe chutar como pocos, lanzó un pepinazo impresionante, que Wilson desvió a córner.

Y a los 11 minutos un gol de antología. Entrega de Roberto a Muñoz, internada de éste con finta hábil a un defensa y tiro esquinado, inverosímil, que se cuela hasta la red. Mestalla se venia abajo. La terrible presión del Valencia se intensificó aún más. Fueron veinte minutos de angustia para los escoceses, dedicados a achicar balones a toda prisa. Un tiro de Paquito al poste. Una sensacional escapada de Poli, que casi fue gol. Una combinación fantástica entre Roberto y Waldo. Y otra, entre éste y Guillot, y las intervenciones con cuentagotas, pero siempre peligrosísimas de Muñoz, pusieron el partido al rojo vivo.

Esos veinte minutos primeros fueron impresionantes. Después el Valencia bajó su ritmo. El Hibernian respiró con alivio e intentó el contraataque, pero toda la eficacia que sus hombres mostraban en la defensa eran de candorosos atacando. Su delantera estaba desconectada del resto del equipo y llegaba de una manera cansina e inocente al área contraria. Total: uno a cero en la primera parte, a pesar de la enorme diferencia que técnicamente había existido entre unos y otros.

El segundo tiempo se jugó bajo un intenso aguacero que no cesó. Venía lloviendo desde la media hora de juego. Por esto, y también porque el Valencia acusó el esfuerzo anterior, el caso es que los escoceses se animaron en la segunda parte. Por lo visto se encontraban en su elemento, con un campo cada vez más blando. Desde luego mostraron fondo y fortaleza física, pero siguieron tan inocentes como antes. El Valencia, a pesar de su superioridad, estaba intranquilo por el solitario gol que había censeguido. Pero a los 21 minutos llego el 2-0. Sacó Muñoz un córner, muy abierto, remató Poli y Guillot acabo de llevar la pelota a la red. Era la tranquilidad absoluta, que se consumaba del todo, seis minutos después, con el tres a cero, un gol insuperable de Muñoz, ese hallazgo del Valencia, que recibió un pase en magnífica jugada de Paquito y logró conectar un tiro cruzado que acabó dentro del marco de Wilson. La eliminatoria estaba ya resuelta.

Sin embargo, en ese cuarto de hora final los escoceses entonaron su canto del cisne. Fue cuando jugaron mejor, pero, como de costumbre, sin peligrosidad. Trataban, por lo visto, de buscar eso que se llama «el gol del honor». Pero lo más próximo que estuvieron de él fue en un remate de Quinn, que se estrelló en la escuadra. Aun Guillot marcó otro gol, en el último minuto, que el árbitro no concedió, por falta previa. Era igual. Lo de menos era el tanteo. Lo importante era la forma en que el Valencia había ganado esta eliminatoria, que tan difícil se le puso desde el principio. Lo que pesaba era la demostración futbolística que había dado, como una compensación a sus seguidores, de las incomodidades y molestias de un partido desarrollado en condiciones pésimas para todos.

Roberto y Muñoz fueron las figuras en el Valencia. El capitán fue el eje del equipo. En su función de ataque está constituyendo una gran revelación. Y en cuanto al extremo, pasado hace mes y medio del Mestalla, ha constituido una promesa de un valor considerable; aunque se le da poco juego, el que recibe lo aprovecha hasta el último segundo. Y ahí esta su balance de dos goles en este encuentro. Pero conste que todo el Valencia se desenvolvió como lo que le caracteriza últimamente: como un equipo completo, armonizado, unido y fuerte. El Hibernian fue muy sólido en su defensa, pero débil en el ataque. Quizá parezca un contrasentido que elogiemos su solidez defensiva, cuando fue batido tres veces. No hay desmérito en él, sino superioridad absoluta en el contrario. Wilson, el portero, volvió a ser su figura. Mc Namee, el defensa central, sin llegar a brillar como en el partido anterior, estuvo bien. En realidad, todos los de atrás. Flojos los de delante. El arbitraje de Tricet fue bueno. En realidad, el partido no tuvo comphicacones para él. Fue duro, pero correcto y deportivo.