Ficha de partido
Pontevedra CF
2 - 0
Valencia CF
Equipos titulares
Sustituciones
Ninguno
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Ceresuela
45'
Descanso
45'
Neme
51'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Pontevedra CF
Records vs Pontevedra CF
Máximo goleador: Fernando Ansola (4 goles)
Goleador rival: Neme (3 goles)
Más partidos: Paquito García (10 partidos)
Mayor victoria: 6 - 2 (18.02.1968)
Mayor derrota: 0 - 3 (26.02.1967)
Más repetido: 0-2 (3 veces)
Crónica
La presencia del Valencia, equipo considerado como uno de los más eficaces y cuajados del torneo, no mereció la atención que aquí se le concedía, porque una semana de aguas mermó la expectación, y el terreno pese a estrenar nueva cubierta con capacidad para unos cinco mil espectadores, no llegó a llenarse. Y fue una lástima, porque el partido lo mereció. El Valencia respondió, en efecto, a la fama de que llegaba precedido, si bien al final tuvieron que rendinse ante la mayor eficacia de sus adversarios.
El Valencia sólo sorprendió por la formación, ya que Barinaga había dicho y repetido a insistentes preguntas de los informadores locales que presentaría el mismo conjunto que últimamente se habia deshecho del Barcelona e Hibernian. Después debió reconsiderar su postura y sacó como extremo derecho teórico al defensa Arnal. Y decimos teórico porque en la práctica ya se vio desde el momento que Arnal se convertiría en la sombra de Neme, a quien siguió a todas partes. Garcia Verdugo y Videgany se emparejaron con Odriozola y Fuerte; Mestre se ocupó de Cerezuela, y Paquito de Martin Esperanza. Por el centro, allí donde se armaban los despliegues, quedaron siempre con Roberto y Sánchez Lage, fluctuando sobre el área pontevedresa Guillot, Waldo y Muñoz. Ese amontonamiento de efectivos en el centro del terreno permitió a los mestallistas dominar por entero a la medular granate, que no acertaba a distenderse y servir con la eficacia en ellos habitual. Y como es lógico, los sustos comenzaron a menudear.
Al filo de la primera parte llegaría, sin embargo, el estupendo gol de Cerezueja, que serviría para asentar la fuerza granate a lomos de un mejor juego, para que el Valencia abriese algo más sus lineas, y, en definitiva, para que tras el descanso el marcaje se hiciera severísimo.
La segunda mitad ya tuvo otro cariz, porque el Valencia, entre otras cosas, acusó el esfuerzo desplegado en los iniciales 45 minutos. y sus honbres, aún luchando con extraordinario coraje, no llegaban a las pelotas con la misma facilidad. Ello coincidió además con el alza constante de Martín Esperanza y Vallejo, que llegaron a dominar el centro del terreno con autoridad. Cierto que las esporádicas acometidas de los blancos llevaban gran peligro pero a los 32 minutos marcaría Neme y el encuentro quedó sentenciado.
El Pontevedra, superando el nerviosismo que presentaba la proximidad del contrario, se impuso totalmente. De nada servia el trabajo de los llamados centrocampistas, porque Calleja, uno de los más distinguidos, lanzaba en profundidad a sus delanteros hasta bordar la jugada más bonita de todo el partido, e indudablemente, una de las mejores que recordamos en nuestra vida deportiva. El servicio de Calleja llegó a Odriozola, centró el exterior y Neme lansándose en plancha, cabecea hacia abajo. Zamora, para no ser menos, atrapó el balón en prodigiosa estirada. Fue la última oportunidad y el conformismo general para abandonarse al 2-0, que habría de ser definitivo. Buen arbitraje del colegiado aragonés señor Bueno.
El Valencia sólo sorprendió por la formación, ya que Barinaga había dicho y repetido a insistentes preguntas de los informadores locales que presentaría el mismo conjunto que últimamente se habia deshecho del Barcelona e Hibernian. Después debió reconsiderar su postura y sacó como extremo derecho teórico al defensa Arnal. Y decimos teórico porque en la práctica ya se vio desde el momento que Arnal se convertiría en la sombra de Neme, a quien siguió a todas partes. Garcia Verdugo y Videgany se emparejaron con Odriozola y Fuerte; Mestre se ocupó de Cerezuela, y Paquito de Martin Esperanza. Por el centro, allí donde se armaban los despliegues, quedaron siempre con Roberto y Sánchez Lage, fluctuando sobre el área pontevedresa Guillot, Waldo y Muñoz. Ese amontonamiento de efectivos en el centro del terreno permitió a los mestallistas dominar por entero a la medular granate, que no acertaba a distenderse y servir con la eficacia en ellos habitual. Y como es lógico, los sustos comenzaron a menudear.
Al filo de la primera parte llegaría, sin embargo, el estupendo gol de Cerezueja, que serviría para asentar la fuerza granate a lomos de un mejor juego, para que el Valencia abriese algo más sus lineas, y, en definitiva, para que tras el descanso el marcaje se hiciera severísimo.
La segunda mitad ya tuvo otro cariz, porque el Valencia, entre otras cosas, acusó el esfuerzo desplegado en los iniciales 45 minutos. y sus honbres, aún luchando con extraordinario coraje, no llegaban a las pelotas con la misma facilidad. Ello coincidió además con el alza constante de Martín Esperanza y Vallejo, que llegaron a dominar el centro del terreno con autoridad. Cierto que las esporádicas acometidas de los blancos llevaban gran peligro pero a los 32 minutos marcaría Neme y el encuentro quedó sentenciado.
El Pontevedra, superando el nerviosismo que presentaba la proximidad del contrario, se impuso totalmente. De nada servia el trabajo de los llamados centrocampistas, porque Calleja, uno de los más distinguidos, lanzaba en profundidad a sus delanteros hasta bordar la jugada más bonita de todo el partido, e indudablemente, una de las mejores que recordamos en nuestra vida deportiva. El servicio de Calleja llegó a Odriozola, centró el exterior y Neme lansándose en plancha, cabecea hacia abajo. Zamora, para no ser menos, atrapó el balón en prodigiosa estirada. Fue la última oportunidad y el conformismo general para abandonarse al 2-0, que habría de ser definitivo. Buen arbitraje del colegiado aragonés señor Bueno.