Ficha de partido
CD Condal
1 - 1
Valencia CF
Equipos titulares
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Bertrand
2'
Vicente IborraAsist: Antonio Puchades
16'
Descanso
45'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: CD Condal
Records vs CD Condal
Máximo goleador: Vicente Iborra (2 goles)
Goleador rival: Bertrand (1 goles)
Más partidos: Bernardino Pasieguito (2 partidos)
Mayor victoria: 1 - 0 (21.04.1957)
Mayor derrota: Ninguna
Más repetido: 1-1 (1 veces)
Crónica
Hace ya tiempo que hay en el club valenciano forcejeo técnico, buscando aligerar al equipo de lastre de años y superar su lentitud. Se reunió a una defensa jóven, ágil, se insiste en la media Pasieguito-Puchades, y por delante van turnándose jugadores, en busca del quinteto que rinda mayor eficacia, a la hora de la verdad, sin descuidar tampoco la relación de interiores y medios, enlazando cuanto sea preciso cubrir, o terminando lo que de bueno pueda iniciarse en la inspiración de los volantes, con vistas a la eficacia ofensiva, volcándose en el área de gol.
Vino a medirse con el Condal un Valencia de estudio. Nos habían hablado muy bien de Iborra, la nueva figura del ataque, y realmente nos gustó. Es un centro delantero que, cuando tenga que habérselas con centrales menos ágiles y tesoneros que Rodri, triunfará plenamente y marcará más de un gol, ya que fuerza en el disparo la tiene, y además sabe filtrarse diagonalmente hacia la meta, con escurridiza acometividad.
Padrón fue, para él, un excelente colaborador, aunque en algunos momentos colaborase más con la media que con el ataque, y repartidor de leña en algunas fases del encuentro, de vapuleo mútuo, como el que lo hace sin querer. Estas dos notas hubo en la delantera que sobresalieron de la brega general mantenida por el Valencia, sobre la defensa condalista, aunque el dominio correspondiera, en mayoría de tiempo, al equipo local. El resto del conjunto no iremos ahora a descubrirlo, y mucho menos en el partido de anoche, jugado con muy mal fútbol por ambas partes.
Empezó el encuentro prometiendo mucho. A los pocos segundos de juego, lograba Bertrán el único gol del Condal, coronando una jugada iniciada en la media. Recibió Navarro centrando y acabó con pase de Moll y remate de Bertrán. Eso animó al publico reunido en el campo, en cantidad algo superior a la media entrada prometiéndose ver un encuentro movido y acaso una tarde inspirada del Condal.
Contra lo supuesto, nada más de relieve habría de ocurrir. El Valencia fue al ataque, briosamente al principio, pareciendo también que daría algo más de si, pero de momento había salido al terreno vistiendo unas camisetas de mucho colorín y unas medias encarnadas, de aspecto arlequinado, que lo transformaban de tal modo que hasta nos pareció totalmente desconocido.
Los propios jugadores valencianos dieron la impresión de no desenvolverse con demasiada seguridad con tan chillones indumentos. Sin embargo, a lOS 16 minutos de juego quedaba establecido el empate, y ya para «in memoriam», hasta el final. Iborra fué el autor del gol, con un buen disparo de izquierda, desde un extremo del área, recogiendo un buen servicio, al parecer de Puchades, cosa difícil de apreciar por el lío de tanta camiseta listada en rojo y amarillo, con números verdes en la espalda. ¡Con lo bonito que resulta el blanco, y lo incomprensible del cambio para jugar ante un Condal que viste de azul!
A partir de aquel instante se hizo notar en el campo la presencia del árbitro, al que antes no hemos mencionado. Era Ortiz de Mendivil, que ya lleva arbitrado un partido en Las Corte esta temporada, si mal no recordamos, el Español-Real Madrid. Le tocó al Valencia un saque indirecto, en el área, por tijera de piernas de un jugador del Condal, quedándose quieto el valenciano, que ejecutó Moll, sin consecuencias. Señaló una serie de cosas raras y, en cambio, no atajó el juego duro que hizo aparición en algunos momentos, para luego corregirse por sí solo, por no querer los jugadores guerrear demasiado, con el fresquito que imperaba abajo, en el campo. También tocó un saque indirecto en el área condalista, por falta de Rodri a Areta, y no pasó nada de particular.
Así se nos fue el primer tiempo y vino el segundo. Dominio, por lo general, condalista, ante una amalgama de camisetas a rayas amarillas y coloradas, y pantalones rojos, semejantes a la vestimenta de unos gondoleros que vimos en una película veneciana "fotocolor". Hubo momentos de inspiración de Duró, burlando a dos o tres jugadores, para entregar el balón una vez a Moll, que tiró duro y rozando el palo. También un disparo fuerte de Bertrán dio en el poste lateral, y por conrta, otro palo de Seguí, rematando un freekick con que el árbitro había castigado una tijera de Navarro en el área, que penalizó con indirecto.
Vino a medirse con el Condal un Valencia de estudio. Nos habían hablado muy bien de Iborra, la nueva figura del ataque, y realmente nos gustó. Es un centro delantero que, cuando tenga que habérselas con centrales menos ágiles y tesoneros que Rodri, triunfará plenamente y marcará más de un gol, ya que fuerza en el disparo la tiene, y además sabe filtrarse diagonalmente hacia la meta, con escurridiza acometividad.
Padrón fue, para él, un excelente colaborador, aunque en algunos momentos colaborase más con la media que con el ataque, y repartidor de leña en algunas fases del encuentro, de vapuleo mútuo, como el que lo hace sin querer. Estas dos notas hubo en la delantera que sobresalieron de la brega general mantenida por el Valencia, sobre la defensa condalista, aunque el dominio correspondiera, en mayoría de tiempo, al equipo local. El resto del conjunto no iremos ahora a descubrirlo, y mucho menos en el partido de anoche, jugado con muy mal fútbol por ambas partes.
Empezó el encuentro prometiendo mucho. A los pocos segundos de juego, lograba Bertrán el único gol del Condal, coronando una jugada iniciada en la media. Recibió Navarro centrando y acabó con pase de Moll y remate de Bertrán. Eso animó al publico reunido en el campo, en cantidad algo superior a la media entrada prometiéndose ver un encuentro movido y acaso una tarde inspirada del Condal.
Contra lo supuesto, nada más de relieve habría de ocurrir. El Valencia fue al ataque, briosamente al principio, pareciendo también que daría algo más de si, pero de momento había salido al terreno vistiendo unas camisetas de mucho colorín y unas medias encarnadas, de aspecto arlequinado, que lo transformaban de tal modo que hasta nos pareció totalmente desconocido.
Los propios jugadores valencianos dieron la impresión de no desenvolverse con demasiada seguridad con tan chillones indumentos. Sin embargo, a lOS 16 minutos de juego quedaba establecido el empate, y ya para «in memoriam», hasta el final. Iborra fué el autor del gol, con un buen disparo de izquierda, desde un extremo del área, recogiendo un buen servicio, al parecer de Puchades, cosa difícil de apreciar por el lío de tanta camiseta listada en rojo y amarillo, con números verdes en la espalda. ¡Con lo bonito que resulta el blanco, y lo incomprensible del cambio para jugar ante un Condal que viste de azul!
A partir de aquel instante se hizo notar en el campo la presencia del árbitro, al que antes no hemos mencionado. Era Ortiz de Mendivil, que ya lleva arbitrado un partido en Las Corte esta temporada, si mal no recordamos, el Español-Real Madrid. Le tocó al Valencia un saque indirecto, en el área, por tijera de piernas de un jugador del Condal, quedándose quieto el valenciano, que ejecutó Moll, sin consecuencias. Señaló una serie de cosas raras y, en cambio, no atajó el juego duro que hizo aparición en algunos momentos, para luego corregirse por sí solo, por no querer los jugadores guerrear demasiado, con el fresquito que imperaba abajo, en el campo. También tocó un saque indirecto en el área condalista, por falta de Rodri a Areta, y no pasó nada de particular.
Así se nos fue el primer tiempo y vino el segundo. Dominio, por lo general, condalista, ante una amalgama de camisetas a rayas amarillas y coloradas, y pantalones rojos, semejantes a la vestimenta de unos gondoleros que vimos en una película veneciana "fotocolor". Hubo momentos de inspiración de Duró, burlando a dos o tres jugadores, para entregar el balón una vez a Moll, que tiró duro y rozando el palo. También un disparo fuerte de Bertrán dio en el poste lateral, y por conrta, otro palo de Seguí, rematando un freekick con que el árbitro había castigado una tijera de Navarro en el área, que penalizó con indirecto.