Ficha de partido
Valencia CF
2 - 2
At. Madrid
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Agüero
7'
Pablo HernándezAsist: Éver Banega
25'
David VillaAsist: David Silva
27'
JuanitoValera
41'
Descanso
45'
MaxiSimao
57'
ReyesCléber Santana
75'
Hedwiges MaduroÉver Banega
80'
Joaquín SánchezJuan Mata
83'
David Villa
85'
David Silva
86'
Maxi
90'
Maxi
92'
Final del partido
93'
Estadio
Rival: At. Madrid
Records vs At. Madrid
Máximo goleador: Mundo Suárez (16 goles)
Goleador rival: Luis Aragonés (12 goles)
Más partidos: Manolo Mestre (32 partidos)
Mayor victoria: 9 - 1 (13.09.1936)
Mayor derrota: 0 - 5 (10.11.1985)
Más repetido: 1-1 (22 veces)
Crónica
Al Valencia le ha atacado un virus y Emery todavía no ha encontrado su vacuna. Aunque hubo pitada cuando el árbitro señaló el final, el técnico se escapó por los pelos. Se marchó a toda prisa hacia el túnel y la megafonía, puesta a todo trapo, evitó que la protesta generalizada de Mestalla cogiera cuerpo suficiente para pensar en una posible crisis.
El empate contra el Atlético demuestra que el mal que tiene este equipo es más profundo de lo que parecía en un principio. Si todo el esfuerzo veraniego ha ido encaminado a fortalecer el Valencia en su vocación defensiva, de momento la evidencia muestra que la cosa no ha mejorado en exceso. Y lo peor de todo es que empiezan a verse las primeras grietas. Al técnico, por segunda vez, le cayó una sonora bronca cuando retiró el campo a Banega en la segunda parte para meter a Maduro. El resultado de los cambios no fue el esperado porque los valencianistas acabaron el partido totalmente desorientados.
Desde luego, peor no se le pudieron poner las cosas al Valencia y ya se sabe que lo que mal empieza suele acabar también mal. Si algo nadie hubiera querido era que el Atlético le enchufara un gol en el primer arreón y precisamente en el último suspiro. Ni hecho adrede vamos. Lo que le faltaba a los de Emery. Toda la semana entre titubeos y a las primeras de cambio reciben un sopapo de esos que dejan a uno tieso. La jugada, en cualquier caso, tuvo su miga porque los rojiblancos se colaron por la banda derecha local, con Pablo desplazado y Bruno un par de metros adelantado. Y, por si faltaba poco, para echarle más pimienta a la noche, el Kun, además, remata casi a placer ante tres defensas que evidenciaron un desajuste escandaloso, sobre todo en lo que hace referencia a Alexis.
Con este panorama, a la grada se le indigestaba la cena y a los diez minutos se escuchó la primera descarga intensa de silbidos. El Valencia parecía estar medio grogui tras el golpe recibido y los de Abel querían aparentar tenerlo todo bajo control. Pero ni mucho menos fue así. Esa apariencia, en algunos momentos patente, se fue diluyendo con el paso de los minutos y las sensaciones de cierto pánico que en algunos momentos pudo tener Mestalla quedaron poco a poco minimizadas hasta convertirse en aplausos.
Con incertidumbre eso sí, porque la pifia que Alexis cometió en el centro del campo fue de órdago. El reloj no había llegado aún a la veintena de minutos, el central falla en el control y le deja el balón precisamente al único de todo el equipo rival al que no debía dejárselo: Kun. El argentino pasó de la primera a la sexta en décimas de segundo y se plantó ante Moyá pero su toque final -con todo el campo en silencio- no entró por apenas unos centímetros.
Al andaluz le cayó, pese a que no fue gol, el mundo encima. El público pitó con razón pero los repetidos gestos del jugador pidiendo perdón al graderío acabaron por aplacar la ira y de los silbidos se pasó al aplauso. La gente, los del césped y los de fuera, está bastante sensibilizada por todo lo que le está ocurriendo a este Valencia y se pasa del frío al calor con una rapidez que llega a despistar.
Pero los que tuvieron las ideas muy claras fueron los cuatro que se curraron la remontada en esta primera fase. Si Banega le dio un inteligente pase a Pablo para que este hiciera el empate tras un fenomenal control y un toque picaron, Silva no fue menos que el argentino y le puso el balón en bandeja a Villa para que este desnudara las carencias que marcan la cocina del Atlético.
Pero el Valencia, si algo ha dado sobradas muestras de tener, es un grave problema de mentalidad y consistencia de medio del campo para atrás. Por eso a nadie le extrañó la facilidad con la que el Atlético se fue creciendo en la segunda parte. Así, como quien no quiere la cosa, los rojiblancos fueron desperdiciando una tras otra su presencia en el área de Moyá hasta que casi en el último minuto Maxi no perdonó. Se veía venir.
El empate contra el Atlético demuestra que el mal que tiene este equipo es más profundo de lo que parecía en un principio. Si todo el esfuerzo veraniego ha ido encaminado a fortalecer el Valencia en su vocación defensiva, de momento la evidencia muestra que la cosa no ha mejorado en exceso. Y lo peor de todo es que empiezan a verse las primeras grietas. Al técnico, por segunda vez, le cayó una sonora bronca cuando retiró el campo a Banega en la segunda parte para meter a Maduro. El resultado de los cambios no fue el esperado porque los valencianistas acabaron el partido totalmente desorientados.
Desde luego, peor no se le pudieron poner las cosas al Valencia y ya se sabe que lo que mal empieza suele acabar también mal. Si algo nadie hubiera querido era que el Atlético le enchufara un gol en el primer arreón y precisamente en el último suspiro. Ni hecho adrede vamos. Lo que le faltaba a los de Emery. Toda la semana entre titubeos y a las primeras de cambio reciben un sopapo de esos que dejan a uno tieso. La jugada, en cualquier caso, tuvo su miga porque los rojiblancos se colaron por la banda derecha local, con Pablo desplazado y Bruno un par de metros adelantado. Y, por si faltaba poco, para echarle más pimienta a la noche, el Kun, además, remata casi a placer ante tres defensas que evidenciaron un desajuste escandaloso, sobre todo en lo que hace referencia a Alexis.
Con este panorama, a la grada se le indigestaba la cena y a los diez minutos se escuchó la primera descarga intensa de silbidos. El Valencia parecía estar medio grogui tras el golpe recibido y los de Abel querían aparentar tenerlo todo bajo control. Pero ni mucho menos fue así. Esa apariencia, en algunos momentos patente, se fue diluyendo con el paso de los minutos y las sensaciones de cierto pánico que en algunos momentos pudo tener Mestalla quedaron poco a poco minimizadas hasta convertirse en aplausos.
Con incertidumbre eso sí, porque la pifia que Alexis cometió en el centro del campo fue de órdago. El reloj no había llegado aún a la veintena de minutos, el central falla en el control y le deja el balón precisamente al único de todo el equipo rival al que no debía dejárselo: Kun. El argentino pasó de la primera a la sexta en décimas de segundo y se plantó ante Moyá pero su toque final -con todo el campo en silencio- no entró por apenas unos centímetros.
Al andaluz le cayó, pese a que no fue gol, el mundo encima. El público pitó con razón pero los repetidos gestos del jugador pidiendo perdón al graderío acabaron por aplacar la ira y de los silbidos se pasó al aplauso. La gente, los del césped y los de fuera, está bastante sensibilizada por todo lo que le está ocurriendo a este Valencia y se pasa del frío al calor con una rapidez que llega a despistar.
Pero los que tuvieron las ideas muy claras fueron los cuatro que se curraron la remontada en esta primera fase. Si Banega le dio un inteligente pase a Pablo para que este hiciera el empate tras un fenomenal control y un toque picaron, Silva no fue menos que el argentino y le puso el balón en bandeja a Villa para que este desnudara las carencias que marcan la cocina del Atlético.
Pero el Valencia, si algo ha dado sobradas muestras de tener, es un grave problema de mentalidad y consistencia de medio del campo para atrás. Por eso a nadie le extrañó la facilidad con la que el Atlético se fue creciendo en la segunda parte. Así, como quien no quiere la cosa, los rojiblancos fueron desperdiciando una tras otra su presencia en el área de Moyá hasta que casi en el último minuto Maxi no perdonó. Se veía venir.