Ficha de partido
Athletic Club
2 - 2
Valencia CF
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Urzaiz
15'
Bernardo Corradi
16'
Iraola (Pen.)
20'
Carlos Marchena
40'
Del Horno
45'
Descanso
45'
Pablo AimarGonzalo De los Santos
45'
Miguel Ángel AnguloBernardo Corradi
64'
Vicente RodríguezXisco Muñoz
64'
Marco Di VaioAsist: Miguel Ángel Angulo
65'
Curro Torres
71'
EzquerroUrzaiz
74'
Miguel Ángel AnguloAsist: Pablo Aimar
77'
TikoPrieto
79'
David Albelda
80'
ArriagaIraola
86'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Athletic Club
Records vs Athletic Club
Máximo goleador: Mundo Suárez (19 goles)
Goleador rival: Zarra (20 goles)
Más partidos: Vicente Asensi (30 partidos)
Mayor victoria: 5 - 0 (03.04.1949)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.10.1954)
Más repetido: 1-1 (23 veces)
Crónica
La fortuna y la épica rescataron en la Catedral al campeón. El Valencia salió dormido, lo pagó muy caro, pero tuvo la calidad y el orgullo suficientes para acabar empatando un encuentro que llegó a perder por 2-0. Cuando mejoró su actitud y se buscó el partido, una pillería de Di Vaio y la magia puntual de Aimar, siempre brillante en San Mamés, establecieron un meritorio empate que invita, a pesar de jugar a ráfagas, a la esperanza. La reacción fue antológica, aunque el arranque del encuentro fue desastroso. Entra dentro de la lógica que el Athletic, abrigándose en el tradicional embrujo de la Catedral, amedrente a cualquier equipo, independientemente de su fuste. La preocupación sobreviene por la sensación de vulnerabilidad de un equipo que en el último lustro daba una imagen de seguridad tan absoluta que desquiciaba a todos sus rivales. No se sabe si por cansancio o por falta de concentración, o por los dos pecados a la vez, el Valencia se vio sorprendido por unos leones que salieron con las uñas afiladas. El equipo de Valverde salió con su bayoneta de costumbre e imprimió un ritmo endiablado, recuperaba balones antes que la pelota sobrepasara la medular y entraba demasiado fácil por las bandas, donde Iraola y Etxeberría, y la movilidad permanente de Yeste, impusieron su ley. Tras un par de avisos, llegó el primer mazazo. Un centro de Etxebe fue rematado (y no de cabeza) por Urzáiz, que se coló entre Navarro y Curro Torres. Sin tiempo para asimilar el gol encajado, se agrandó la herida de manera injusta. Yeste se desvaneció con una teatralidad exquisita cuando notó que Navarro le tocaba la espalda para fijar su marca. Iraola no perdonó.
Las excesivas rotaciones se notaron hasta el minuto 30, cuando se consiguió que el Athletic bajara el pie del acelerador con una meritoria reacción, con orgullo y rabia en dosis industriales. Había que realizar alguna variación para reanimar al enfermo. Ranieri hizo cambiar de bandas a Xisco y Fiore y el Valencia empezó a carburar, aunque no le acompañara la fortuna. En cuatro minutos (del 33 al 37) se encadenaron tres ocasiones seguidas, a cargo de Xisco (muy motivado tras la bronca pública que le dedicó el general romano), Fiore y Di Vaio, pero sus trallazos fueron desviados por los reflejos de Aranzubía. El avance en la línea de presión aportó mayor dominio territorial, pero también el riesgo de los contragolpes del Athletic. En uno de ellos, Cañizares logró blocar un peligrosísimo testarazo de Urzaiz. Ranieri vio tras el descanso que había que revitalizar la medular, mustiada por la nula aportación ofensiva de De los Santos, por lo que, como ya sucediera en la Supercopa ante el Zaragoza, buscó el revulsivo de Aimar. Nada más salir al campo, el Cai recibió como aviso un codazo de Orbáiz. Ranieri buscó más profundidad y sacó la artillería ligera con la profundidad de Angulo y Vicente.
Rodríguez Santiago le dio al Valencia su recompensa por la discutible ley de la compensación. Di Vaio controló a la perfección la pelota con el brazo izquierdo y, con la venia del trencilla, fusiló a Aranzubía. Quedaban 25 minutos para remontar, y los factores psicológicos y ambientales ayudaban, por la bronca del público al colegiado (la Ertzaintza tomó posiciones para proteger el banquillo valencianista), que influyó en el equipo local, mucho más nervioso. Fiore agarró las reindas situándose por el centro y el Valencia quemó sus naves. El empate vino tras una genialidad de Pablo Aimar, que siempre muestra su clase de jugador grande ante el Athletic. Un pase largo de Curro Torres fue amortiguado por el mediapunta de Río Cuarto con un sensacional pase de cabeza que dejó el cuero en bandeja de plata a Angulo, que agradeció tan preciado regalo logrando la épica igualada. El Athletic, herido, colgó balones a lo loco, pero ya no se moverían las tablas.
Las excesivas rotaciones se notaron hasta el minuto 30, cuando se consiguió que el Athletic bajara el pie del acelerador con una meritoria reacción, con orgullo y rabia en dosis industriales. Había que realizar alguna variación para reanimar al enfermo. Ranieri hizo cambiar de bandas a Xisco y Fiore y el Valencia empezó a carburar, aunque no le acompañara la fortuna. En cuatro minutos (del 33 al 37) se encadenaron tres ocasiones seguidas, a cargo de Xisco (muy motivado tras la bronca pública que le dedicó el general romano), Fiore y Di Vaio, pero sus trallazos fueron desviados por los reflejos de Aranzubía. El avance en la línea de presión aportó mayor dominio territorial, pero también el riesgo de los contragolpes del Athletic. En uno de ellos, Cañizares logró blocar un peligrosísimo testarazo de Urzaiz. Ranieri vio tras el descanso que había que revitalizar la medular, mustiada por la nula aportación ofensiva de De los Santos, por lo que, como ya sucediera en la Supercopa ante el Zaragoza, buscó el revulsivo de Aimar. Nada más salir al campo, el Cai recibió como aviso un codazo de Orbáiz. Ranieri buscó más profundidad y sacó la artillería ligera con la profundidad de Angulo y Vicente.
Rodríguez Santiago le dio al Valencia su recompensa por la discutible ley de la compensación. Di Vaio controló a la perfección la pelota con el brazo izquierdo y, con la venia del trencilla, fusiló a Aranzubía. Quedaban 25 minutos para remontar, y los factores psicológicos y ambientales ayudaban, por la bronca del público al colegiado (la Ertzaintza tomó posiciones para proteger el banquillo valencianista), que influyó en el equipo local, mucho más nervioso. Fiore agarró las reindas situándose por el centro y el Valencia quemó sus naves. El empate vino tras una genialidad de Pablo Aimar, que siempre muestra su clase de jugador grande ante el Athletic. Un pase largo de Curro Torres fue amortiguado por el mediapunta de Río Cuarto con un sensacional pase de cabeza que dejó el cuero en bandeja de plata a Angulo, que agradeció tan preciado regalo logrando la épica igualada. El Athletic, herido, colgó balones a lo loco, pero ya no se moverían las tablas.