Ficha de partido: 20.09.1987: FC Barcelona 0 - 1 Valencia CF

Ficha de partido

FC Barcelona
FC Barcelona
0 - 1
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Miguel Ángel Bossio
16'
Carlos ArroyoAsist: Emilio Fenoll
20'
Descanso
45'
Paco FerrandoEmilio Fenoll
61'
Schuster
68'
ClosMigueli
82'
José Miguel TorresCarlos Arroyo
83'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Camp Nou
Aforo: 99.354 espectadores
Ubicación: Barcelona (Barcelona) 
Inauguración: 24/09/1957

Rival: FC Barcelona

Records vs FC Barcelona

Máximo goleador: Mundo Suárez (18 goles)
Goleador rival: Messi (31 goles)
Mayor victoria: 4 - 0 (18.04.1979)
Mayor derrota: 0 - 7 (03.02.2016)
Más repetido: 1-1 (36 veces)

Crónica

Tarde muy calurosa en el Camp Nou, con 28 grados al comenzar el partido, y unos tres cuartos de entrada en los graderíos, sobre los 80.000 espectadores. El Valencia fue recibido con bronca, aunque un pequeño grupo de seguidores hizo sonar una traca. A partir del minuto 55 se jugó con luz artificial. En el palco presidencial, el secretario de Estado para el Deporte, don Javier Gómez Navarro. Fueron atendidos Voro, Bossio (con una aparatosa brecha en la ceja) y por dos veces el guardameta Antonio. Al final, clima de crispación, pañuelos contra el palco y todo tipo de slogans contra el presidente. El Barcelona lanzó once saques de esquina por sólo cuatro el Valencia.

Arbitró Angel Calvo Córdova, del Colegio Castellano-Leonés. Partido sin complicaciones, dirigido con autoridad y hasta con exceso de meticulosidad. Estuvo siempre encima de la jugada y se mostró intransigente. Mostró una tarjeta amarilla de amonestación a Bossio por una dura entrada a Schuster y al propio Schuster, en la segunda parte, por protestar. El gol del Valencia llegó en el minuto 20, en jugada de contragolpe por la derecha de su ataque con cesión de Ciraolo a Quique y lanzamiento en profundidad a Fenoll, que gana por velocidad a la cobertura azulgrana y lanza un medido centro por bajo que Arroyo fusila desde dentro del área. Un gran gol por su rapidez y precisión.

La crisis del Barcelona galopa imparable pero para tranquilidad de unos y otros el presidente azulgrana anunció ayer que en el plazo de diez días lo habrá arreglado todo. Si en ese todo se incluye el juego del equipo, nunca más hará falta que el Barcelona busque técnicos de renombre nacional o mundial, con sentar a Núñez en el banquillo quedarán resueltas todas la complicaciones. Tampoco sería tan descabellado, pues nos estamos refiriendo a un equipo cuyo actual entrenador acostumbra a contemplar la primera parte de los encuentros desde el palco presidencial. O sea, que el precedente contrario ya existe. Pero los males de este Barcelona, si nos ceñimos únicamente al aspecto deportivo, no son tan simples. No todo se arregla cargando a Schuster todas las culpas, ni recordando que el año de Cruyff empezó peor y luego se ganó la Liga, entre otras cosas porque el centrocampista alemán es uno de los pocos jugadores de fútbol con que todavía cuenta el primer equipo y también porque después de la derrota de ayer la comparación con la temporada 1973-74 ya no es válida, en estos momentos el Barcelona, con dos puntos y dos negativos, cuarto por la cola, está peor, incluso, que ese año.

Sin embargo, lo que sí es tremendamente simple es hacer trizas el planteamiento de Venables. Ayer, Di Stéfano se carcajeó del estático juego del Barcelona y con una sencillez prodigiosa controló el partido de punta a cabo. Y lo hizo con un equipo que jugaba con clase y sin agobios, saliendo desde atrás con el balón controlado, tocándolo por raso y con inteligencia. Mientras Terry mantenía sus marmoreos cuatro defensas en línea, para vigilar tan sólo a Fernando y Fenoll, Di Stéfano colocaba simplemente a Nando sobre Carrasco, a Voro encima de Lineker y dejaba a Bossio como defensa libre. Nada más... porque no hacía ninguna falta. Y con Arroyo, Quique, Ciraolo, Subirats y Revert abarcaba perfectamente todo el centro del campo, sin dejar resquicio ni respiro a la antaño potente máquina de creación azulgrana. Ese fue todo el secreto de Di Stéfano. Ese y la inestimable colaboración de Venables, quien todo indica que ha perdido la confianza en sí mismo y en sus popios jugadores. El Valencia, un equipo joven y técnico, derrotó sin paliativos al Barcelona. un equipo huérfano de técnica y con un planteamiento táctico pasado de moda.

Di Stéfano incluso se permitió el lujo de ignorar a Schuster, al que no dedicó ninguna vigilancia especial. El alemán pudo recibir y controlar con toda comodidad cuantos balones le cedieron sus compañeros y sólo era objeto de atención preferente si intentaba la penetración por su cuenta, en lugar de golpear el esférico hacia adelante. Pero Schuster hace ya tiempo que no pone la directa. Se limita a colocar el balón en los pies de sus compañeros, con la precisión de un tirador olímpico, y con ello le basta para erigirse en el mejor azulgrana sobre el césped, lo cual no deja de ser indicativo de la pobreza de ideas de este equipo barcelonista.