Ficha de partido
Valencia CF
2 - 5
FC Barcelona
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Roberto FernándezAsist: Ángel Castellanos
12'
Archibald
15'
Schuster
18'
Clos
22'
Rojo
37'
José Manuel Sempere
41'
Descanso
45'
Salvador RibesEnrique Moreno
55'
CarrascoClos
57'
Miguel Tendillo (Pen.)
58'
Rojo
60'
Marcos
68'
Jon GarcíaCarlos Arroyo
73'
CalderéRojo
78'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: FC Barcelona
Records vs FC Barcelona
Máximo goleador: Mundo Suárez (18 goles)
Goleador rival: Messi (31 goles)
Más partidos: Juan Ramón Santiago (36 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (18.04.1979)
Mayor derrota: 0 - 7 (03.02.2016)
Más repetido: 1-1 (36 veces)
Crónica
Ambiente de gala y de gran expectación en el Luis Casanova que estaba abarrotado de público, con la presencia de unos doce mil seguidores del Barcelona, que fue recibido con aplausos por sus fans, pero con mayoritaria bronca del público que ovacionó al Valencia a su salida. Al final se invirtieron las tornas, pitó a los suyos y despidió a los azulgrana con fuertes palmas. Los valencianistas llevaban brazaletes negros por la muerte de dos ex jugadores del club, Costa y Monzó. Recaudación de cincuenta y cuatro millones de pesetas, facilitada por megafonía, lo que constituye un récord, la única alegría para el Valencia. Tarde primaveral y terreno en buenas condiciones.
Arbitró el colegiado castellano Soriano Aladrén, que fue objeto de una bronca cuando los altavoces anunciaron su nombre. Hizo en lineas generales un buen arbitraje acertando en la inmensa mayoría de sus apreciaciones. Hacia el final del partido, juzgó involuntaria una clara mano de Quique en el área. No dudó en la señalización del penalty de Migueli. Mostró una única tarjeta a Rojo, por una fuerte entrada a García Pitarch.
Goles: 1-0, minuto 12. Saque de banda de Quique sobre Saura, éste retrasa sobre Castellanos que envía muy bien sobre Roberto. Este aprovecha la indecisión defensiva, avanza, se planta solo ante Urruti y le bate sin remisión. 1-1, minuto 14. Migueli lanza un perfecto pase largo sobre Archibald, que salta muy bien pese a la oposición de Tendillo, el cual se despreocupó de la pelota y fue al bulto, el bote que da el balón sobre el césped lo cabecea el escocés a las mallas, con gran habilidad. 1-2, minuto 18. Golazo de Schuster que roba un balón a Roberto, gana por piernas a Giner y Moreno, avanza con su elegante y majestuoso estilo, se planta solo ante la portería y vuelve a batir a Sempere. 1-3, minuto 22. Gran jugada de Marcos que le arrebata un balón a Quique, centra y Clos, con el pie remata otro gol inapelable. 1-4, minuto 37. Jugada sin que ningún jugador del Valencia tocara el balón. Urruti envía a Gerardo, éste a Schuster, el alemán a Rojo que avanza por la derecha, busca hueco y manda un disparo que se cuela ajustado, dando la impresión de que Sempere pudo hacer más. 2-4, minuto 53. Penalty por derribo de Migueli a Roberto, que transforma Tendillo. 2-5, minuto 69. Duro disparo de Marcos, que Sempere llega a tocar pero que acaba con el balón en la red.
El 2-5 habla por sí solo. Un festival y una gozada para los miles de aficionados blaugrana que viajaron a Valencia. Por si quedaba alguna remota duda, el Barcelona se paseó en plan de campeón por un terreno donde otros años era vejado y derrotado. Claro que lo que antes eran debilidades y flaquezas ha desembocado en una máquina arrolladora a la que le sobra capacidad de reacción para superar el gol del contrario. Hace tres años aquí empezó a perderse una Liga que el Barça tenía en el bolsillo. En este mismo escenario hoy demostró, como ha hecho a lo largo de la temporada, que en estos momentos no hay nadie que pueda oponerse a su juego.
El Valencia se presentaba con numerosas ausencias, Roberto Gil tuvo que recurrir a la arriesgada carta de la juventud (Giner y Moreno) y presentar un once de circunstancias. Y Sempere, de portero. Pero todas estas cañas se doblegaron ante el mazazo azulgrana. La presión ambiental era una caldera: tracas, festejos que anuncian ya las próximas fallas, bandas tocando alrededor del campo (Manolo, el del bombo, mezclado con ellas).
El partido del año en Valencia comenzó con soberano susto para el Barcelona. Susto y medio. Empezando por este último, un despiste defensivo, con avance de Roberto que cede a García Pitarch y éste cruza fuera cuando se cantaba gol. Los de casa, evidentemente habían salido con muchos humos, querían tutear al líder y encarrilar cuanto antes las cosas a su favor. Aunque también el Barcelona pudo adelantarse en el marcador fue el Valencia el que marcó primero. Una indecisión defensiva permitía a Roberto anotarse el 1-0 y llevar la euforia momentánea a la hinchada local.
Claro que, regalo por regalo, un magistral pase de Migueli servía para que la calidad y la habilidad de Archibald dejase las cosas en su sitio. A renglón seguido era Víctor el que probaba fortuna con un tiro que salió fuera. Sin permitir respirar al sorprendido Valencia, Schuster dejaba boquiabiertos todos con un gol de auténtico superclase, que dedicó a los seguidores barcelonistas que estaban tras la portería de Sempere.
A partir de ahí ya todo fue un calvario para el Valencia. Un equipo ridiculizado, impreciso, que perdía multitud de balones en el centro del campo, incapaz dé contener la avalancha que le venía encima, ese fútbol arrollador de los discípulos de Venables. Sólo había un equipo. Marcos, más luchador que nunca, parecía una auténtica locomotora, Clos que sigue en racha, Rojo incansable, Víctor muy laborioso y efectivo, Migueli insuperable y en medio de todos un Schter sentando cátedra. Había bastado el aguijón del 1-0 para poner el torbellino en movimiento. Roberto y Schuster se veían las caras pero la gente se preguntaba: ¿quién marca al alemán?
Las imprecisiones de la medular valenciana repercutían en una defensa muy endeble. Giner, con una labor extraña e indescifrable, Moreno nerviosísimo hasta empujó a Soriano Aladrén y tuvo que presentarle disculpas. Ni siquiera Castellanos podía poner orden. Todo el conjunto dé Roberto Gil estaba descentrado, a la deriva, lento, torpe, sin ideas, groggy. Los goles fueron cayendo corno fruta madura. Clos, el flamante internacional obtenía el 1-3, y esta vez sin utilizar la cabeza. Era el minuto 18. Vertiginosamente el Barcelona había dejado sentenciado el encuentro. Más tarde, el 1-4, de Rojo. La elaboración perfecta, corno pocas veces se ve en el fútbol. El feudo de la capital del Turia ya parecía el Camp Nou. Todos los graderíos, mudos, a excepción de los sectores blaugrana.
En el minuto 43 Víctor disparaba desde fuera del área y Sempere atajaba en dos tiempos ante la presencia de Archibald. Paréntesis, y la puntilla. La segunda parte empezó como la primera. Dominio temporal del Valencia, que en efecto acortó distancias de penalty. Fue la señal que despertó a un aletargado Barcelona que vivía de las rentas. En el minuto 66 Rojo ya daba el clarinazo de alerta. Inmediatamente Marcos redondeaba su actuación con un disparo que sorprendía a Sempere. Un gol inesperado, si se quiere, pero que castigaba las veleidades respondonas valencianistas.
Schuster, tras el paréntesis de calma que se había autoconcedido, volvió a brillar con luz propia y a montar contragolpes venenosos con la ayuda de un Marcos que realizó uno de sus mejores partidos como jugador azulgrana. Roberto Gil, que ya había reemplazado a Moreno, se ganó la bronca del respetable al prescindir de Arroyo, sustituyéndole por Jon García. Algún espectador malhumorado, a voz en grito, hasta le invitó a retornar al Gandía.
En el minuto 30, otro ataque de antología. Pase matemático de Schuster a Rojo y éste no marca al sexto de milagro. Con el 2-5 el Valencia seguía apretando a ver lo que pasaba y el Barcelona, ahora con el concurso de Carrasco que había suplido a Clos, encontraba facilidades para los contragolpes. Se marcaron siete goles pero pudieron llegar algunos más. Un balón parabólico del Lobo lo desvió a córner Sempere cuando se colaba junto al larguero. Sin duda, uno de los mejores choques del Barcelona esta temporada si no el mejor y la gran goleada de fuera de casa que se acerca al 1-6 de Castellón de la Liga 81-82.
Arbitró el colegiado castellano Soriano Aladrén, que fue objeto de una bronca cuando los altavoces anunciaron su nombre. Hizo en lineas generales un buen arbitraje acertando en la inmensa mayoría de sus apreciaciones. Hacia el final del partido, juzgó involuntaria una clara mano de Quique en el área. No dudó en la señalización del penalty de Migueli. Mostró una única tarjeta a Rojo, por una fuerte entrada a García Pitarch.
Goles: 1-0, minuto 12. Saque de banda de Quique sobre Saura, éste retrasa sobre Castellanos que envía muy bien sobre Roberto. Este aprovecha la indecisión defensiva, avanza, se planta solo ante Urruti y le bate sin remisión. 1-1, minuto 14. Migueli lanza un perfecto pase largo sobre Archibald, que salta muy bien pese a la oposición de Tendillo, el cual se despreocupó de la pelota y fue al bulto, el bote que da el balón sobre el césped lo cabecea el escocés a las mallas, con gran habilidad. 1-2, minuto 18. Golazo de Schuster que roba un balón a Roberto, gana por piernas a Giner y Moreno, avanza con su elegante y majestuoso estilo, se planta solo ante la portería y vuelve a batir a Sempere. 1-3, minuto 22. Gran jugada de Marcos que le arrebata un balón a Quique, centra y Clos, con el pie remata otro gol inapelable. 1-4, minuto 37. Jugada sin que ningún jugador del Valencia tocara el balón. Urruti envía a Gerardo, éste a Schuster, el alemán a Rojo que avanza por la derecha, busca hueco y manda un disparo que se cuela ajustado, dando la impresión de que Sempere pudo hacer más. 2-4, minuto 53. Penalty por derribo de Migueli a Roberto, que transforma Tendillo. 2-5, minuto 69. Duro disparo de Marcos, que Sempere llega a tocar pero que acaba con el balón en la red.
El 2-5 habla por sí solo. Un festival y una gozada para los miles de aficionados blaugrana que viajaron a Valencia. Por si quedaba alguna remota duda, el Barcelona se paseó en plan de campeón por un terreno donde otros años era vejado y derrotado. Claro que lo que antes eran debilidades y flaquezas ha desembocado en una máquina arrolladora a la que le sobra capacidad de reacción para superar el gol del contrario. Hace tres años aquí empezó a perderse una Liga que el Barça tenía en el bolsillo. En este mismo escenario hoy demostró, como ha hecho a lo largo de la temporada, que en estos momentos no hay nadie que pueda oponerse a su juego.
El Valencia se presentaba con numerosas ausencias, Roberto Gil tuvo que recurrir a la arriesgada carta de la juventud (Giner y Moreno) y presentar un once de circunstancias. Y Sempere, de portero. Pero todas estas cañas se doblegaron ante el mazazo azulgrana. La presión ambiental era una caldera: tracas, festejos que anuncian ya las próximas fallas, bandas tocando alrededor del campo (Manolo, el del bombo, mezclado con ellas).
El partido del año en Valencia comenzó con soberano susto para el Barcelona. Susto y medio. Empezando por este último, un despiste defensivo, con avance de Roberto que cede a García Pitarch y éste cruza fuera cuando se cantaba gol. Los de casa, evidentemente habían salido con muchos humos, querían tutear al líder y encarrilar cuanto antes las cosas a su favor. Aunque también el Barcelona pudo adelantarse en el marcador fue el Valencia el que marcó primero. Una indecisión defensiva permitía a Roberto anotarse el 1-0 y llevar la euforia momentánea a la hinchada local.
Claro que, regalo por regalo, un magistral pase de Migueli servía para que la calidad y la habilidad de Archibald dejase las cosas en su sitio. A renglón seguido era Víctor el que probaba fortuna con un tiro que salió fuera. Sin permitir respirar al sorprendido Valencia, Schuster dejaba boquiabiertos todos con un gol de auténtico superclase, que dedicó a los seguidores barcelonistas que estaban tras la portería de Sempere.
A partir de ahí ya todo fue un calvario para el Valencia. Un equipo ridiculizado, impreciso, que perdía multitud de balones en el centro del campo, incapaz dé contener la avalancha que le venía encima, ese fútbol arrollador de los discípulos de Venables. Sólo había un equipo. Marcos, más luchador que nunca, parecía una auténtica locomotora, Clos que sigue en racha, Rojo incansable, Víctor muy laborioso y efectivo, Migueli insuperable y en medio de todos un Schter sentando cátedra. Había bastado el aguijón del 1-0 para poner el torbellino en movimiento. Roberto y Schuster se veían las caras pero la gente se preguntaba: ¿quién marca al alemán?
Las imprecisiones de la medular valenciana repercutían en una defensa muy endeble. Giner, con una labor extraña e indescifrable, Moreno nerviosísimo hasta empujó a Soriano Aladrén y tuvo que presentarle disculpas. Ni siquiera Castellanos podía poner orden. Todo el conjunto dé Roberto Gil estaba descentrado, a la deriva, lento, torpe, sin ideas, groggy. Los goles fueron cayendo corno fruta madura. Clos, el flamante internacional obtenía el 1-3, y esta vez sin utilizar la cabeza. Era el minuto 18. Vertiginosamente el Barcelona había dejado sentenciado el encuentro. Más tarde, el 1-4, de Rojo. La elaboración perfecta, corno pocas veces se ve en el fútbol. El feudo de la capital del Turia ya parecía el Camp Nou. Todos los graderíos, mudos, a excepción de los sectores blaugrana.
En el minuto 43 Víctor disparaba desde fuera del área y Sempere atajaba en dos tiempos ante la presencia de Archibald. Paréntesis, y la puntilla. La segunda parte empezó como la primera. Dominio temporal del Valencia, que en efecto acortó distancias de penalty. Fue la señal que despertó a un aletargado Barcelona que vivía de las rentas. En el minuto 66 Rojo ya daba el clarinazo de alerta. Inmediatamente Marcos redondeaba su actuación con un disparo que sorprendía a Sempere. Un gol inesperado, si se quiere, pero que castigaba las veleidades respondonas valencianistas.
Schuster, tras el paréntesis de calma que se había autoconcedido, volvió a brillar con luz propia y a montar contragolpes venenosos con la ayuda de un Marcos que realizó uno de sus mejores partidos como jugador azulgrana. Roberto Gil, que ya había reemplazado a Moreno, se ganó la bronca del respetable al prescindir de Arroyo, sustituyéndole por Jon García. Algún espectador malhumorado, a voz en grito, hasta le invitó a retornar al Gandía.
En el minuto 30, otro ataque de antología. Pase matemático de Schuster a Rojo y éste no marca al sexto de milagro. Con el 2-5 el Valencia seguía apretando a ver lo que pasaba y el Barcelona, ahora con el concurso de Carrasco que había suplido a Clos, encontraba facilidades para los contragolpes. Se marcaron siete goles pero pudieron llegar algunos más. Un balón parabólico del Lobo lo desvió a córner Sempere cuando se colaba junto al larguero. Sin duda, uno de los mejores choques del Barcelona esta temporada si no el mejor y la gran goleada de fuera de casa que se acerca al 1-6 de Castellón de la Liga 81-82.