Ficha de partido
Valencia CF
1 - 1
RCD Espanyol
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Frank Arnesen
29'
Vilches
35'
Descanso
45'
Javier SubiratsJosé Cerveró
54'
ZúñigaCorominas
54'
Vilches
55'
ArabiMarañón
58'
Pablo RodríguezAsist: Manuel Botubot
63'
Manuel GálvezPablo Rodríguez
64'
Kurt WelzlPenalty fallado
71'
Verdugo
74'
Escalza (Pen.)
87'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: RCD Espanyol
Records vs RCD Espanyol
Máximo goleador: Mundo Suárez (21 goles)
Goleador rival: Prat (9 goles)
Más partidos: Juan Ramón Santiago (28 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (19.10.2003)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.06.1928)
Más repetido: 2-1 (25 veces)
Crónica
Lo que tuvimos ocasión de presenciar en el Luis Casanova fue cualquier cosa menos un partido de fútbol. Ni unos ni otros ofrecieron un mínimo de espectáculo que justificara su condición de equipos de la máxima categoría del fútbol español. En el caso de los blanquiazules aún tiene justificación que plantease un partido sin los mínimos requisitos de calidad, pues la necesidad de puntos le obligaba a ir a lo práctico. En el caso del Valencia no hay justificación posible y el empate final, creemos, es más un castigo para los locales que un premio para los visitantes.
El Español salió con un 4-4-2, que no abandonaría hasta después de la expulsión de Vilches, tras la que quedó en un 4-4-1. El Valencia puso en práctica el 4-3-3, que cambió a los 53 minutos, con la sustitución de Cerveró por Subirats, a un 3-4-3. Ya desde el primer minuto se advirtió que el partido se resumiría a unos desordenados ataques locales, contra una defensa cerrada de sus adversarios. El Español iba a por un punto y había que amarrar bien a un Valencia cuyo juego se basaba en la capacidad constructiva de Solsona y Arnesen, el primero muy poco inspirado y el segundo con fuelle sólo para el primer tiempo.
Maguregui ordenó unos marcajes clásicos, con laterales sobre extremos (Escalza con Pablo y Verdugo con Saura), el central sobre el ariete contrario (Alfuch y Welzl) mientras que en el centro del campo Molinos cuidó de Arnesen, Urbano de Solsona, Corominas tapaba a Cerveró y Castellanos a Vilches. Buscó Maguregui con ello que Solsona, que no es un marcador precisamente, se olvidara de Urbano cuando éste se marchara al ataque.
La teoría del entrenador blanquiazul dio resultado en el aspecto defensivo, ya que en el ofensivo el Español fue un cero a la izquierda durante los noventa minutos en que Sempere fue un espectador privilegiado del encuentro. Al Español le faltaba, para rematar su estupenda labor de contención, alguien capaz de meter un balón con las mínimas garantías de ser jugado hacia los dos hombres en punta. Pero el Español salió obsesionado con el empate a cero y si Sempere fue espectador, Carlos y Marañón no se quedaron cortos en este aspecto.
La primera parte fue lo peor que hemos visto en materia futbolística durante mucho tiempo. El Español se defendía como podía y el Valencia no sabía por donde penetrar ante la tupida red de defensores que tenía enfrente. Solamente Arnesen, con destellos de velocidad unidos a una clase indudable, emergía de aquella mediocridad con jugadas en vertical hacia el marco de Custers que no hallaron réplica en los hombres de vanguardia. Saura falló a los 8 minutos un remate, a centro pasado del danés, con toda la portería a su disposición y luego, en el 32 Andújar Oliver se comió un penalty de Canito a Arnesen que convirtió en falta fuera del área. Al Español le había salido bien el primer tiempo, pero aún le quedaba una segunda parte en la que habría de todo.
El Valencia pasó al 3-4-3 un minuto antes de que el Español se quedara con diez jugadores. Y hubiera podido ser un diez contra diez, si a los 57, el árbitro hubiera expulsado a Solsona por una patada al pecho de Urbano cuando éste se hallaba en el suelo. Andújar se volvió de espaldas e ignoró lo que vio con absoluta claridad. Más tarde, en la jugada del penalty a Arnesen (26’), que le pilló de espaldas se volvió ante el griterío del público y al ver al danés en el suelo señaló el punto fatídico. En suma, que en dos momentos importantes en uno no quiso ver y en el otro no vio y simuló haberlo visto. Pero Welzl culminó su desastrosa actuación echando el balón a las nubes en el lanzamiento del penalty. El 2-0 hubiera sido la puntilla para el Español.
Pero ya antes y después del penalty, aún con sólo diez hombres en el campo, el Español había mostrado su entereza y capacidad de sufrimiento, con una moral férrea, sobre todo porque Custers había anulado con meritorias intervenciones a tiros a gol de Saura (20’), Saura otra vez (23’), Subirats (25’), Arnesen (27’) y Solsona (29’) . Fueron diez minutos de recital del meta belga durante los únicos diez minutos en que el Valencia salió de la vulgaridad más absoluta. Luego vinieron tímidos contraataques blanquiazules en que ejecutaron un saque de esquina (32’) , el único de la segunda parte, disfrutaron de una ocasión con chut de Verdugo (33’) atajado por Sempere sin dificultad y dispusieron del penalty que no desaprovechó Escalza cuando faltaban cuatro minutos para el final.
El primer punto de la Liga lo consiguieron los españolistas en las circunstancias más difíciles que puedan darse: de penalty y casi en el último minuto, tras haber fallado su rival el lanzamiento de una pena máxima y durante los 33 minutos que jugaron con sólo diez hombres. Si por el Valencia solamente Arnesen merece ser destacado, por el Español, Custers, Canito y Urbano merecen mención especial en un partido que sólo tuvo diez minutos de buen fútbol y que se resumió a un peloteo carente de sentido en el medio campo españolista.
El Español salió con un 4-4-2, que no abandonaría hasta después de la expulsión de Vilches, tras la que quedó en un 4-4-1. El Valencia puso en práctica el 4-3-3, que cambió a los 53 minutos, con la sustitución de Cerveró por Subirats, a un 3-4-3. Ya desde el primer minuto se advirtió que el partido se resumiría a unos desordenados ataques locales, contra una defensa cerrada de sus adversarios. El Español iba a por un punto y había que amarrar bien a un Valencia cuyo juego se basaba en la capacidad constructiva de Solsona y Arnesen, el primero muy poco inspirado y el segundo con fuelle sólo para el primer tiempo.
Maguregui ordenó unos marcajes clásicos, con laterales sobre extremos (Escalza con Pablo y Verdugo con Saura), el central sobre el ariete contrario (Alfuch y Welzl) mientras que en el centro del campo Molinos cuidó de Arnesen, Urbano de Solsona, Corominas tapaba a Cerveró y Castellanos a Vilches. Buscó Maguregui con ello que Solsona, que no es un marcador precisamente, se olvidara de Urbano cuando éste se marchara al ataque.
La teoría del entrenador blanquiazul dio resultado en el aspecto defensivo, ya que en el ofensivo el Español fue un cero a la izquierda durante los noventa minutos en que Sempere fue un espectador privilegiado del encuentro. Al Español le faltaba, para rematar su estupenda labor de contención, alguien capaz de meter un balón con las mínimas garantías de ser jugado hacia los dos hombres en punta. Pero el Español salió obsesionado con el empate a cero y si Sempere fue espectador, Carlos y Marañón no se quedaron cortos en este aspecto.
La primera parte fue lo peor que hemos visto en materia futbolística durante mucho tiempo. El Español se defendía como podía y el Valencia no sabía por donde penetrar ante la tupida red de defensores que tenía enfrente. Solamente Arnesen, con destellos de velocidad unidos a una clase indudable, emergía de aquella mediocridad con jugadas en vertical hacia el marco de Custers que no hallaron réplica en los hombres de vanguardia. Saura falló a los 8 minutos un remate, a centro pasado del danés, con toda la portería a su disposición y luego, en el 32 Andújar Oliver se comió un penalty de Canito a Arnesen que convirtió en falta fuera del área. Al Español le había salido bien el primer tiempo, pero aún le quedaba una segunda parte en la que habría de todo.
El Valencia pasó al 3-4-3 un minuto antes de que el Español se quedara con diez jugadores. Y hubiera podido ser un diez contra diez, si a los 57, el árbitro hubiera expulsado a Solsona por una patada al pecho de Urbano cuando éste se hallaba en el suelo. Andújar se volvió de espaldas e ignoró lo que vio con absoluta claridad. Más tarde, en la jugada del penalty a Arnesen (26’), que le pilló de espaldas se volvió ante el griterío del público y al ver al danés en el suelo señaló el punto fatídico. En suma, que en dos momentos importantes en uno no quiso ver y en el otro no vio y simuló haberlo visto. Pero Welzl culminó su desastrosa actuación echando el balón a las nubes en el lanzamiento del penalty. El 2-0 hubiera sido la puntilla para el Español.
Pero ya antes y después del penalty, aún con sólo diez hombres en el campo, el Español había mostrado su entereza y capacidad de sufrimiento, con una moral férrea, sobre todo porque Custers había anulado con meritorias intervenciones a tiros a gol de Saura (20’), Saura otra vez (23’), Subirats (25’), Arnesen (27’) y Solsona (29’) . Fueron diez minutos de recital del meta belga durante los únicos diez minutos en que el Valencia salió de la vulgaridad más absoluta. Luego vinieron tímidos contraataques blanquiazules en que ejecutaron un saque de esquina (32’) , el único de la segunda parte, disfrutaron de una ocasión con chut de Verdugo (33’) atajado por Sempere sin dificultad y dispusieron del penalty que no desaprovechó Escalza cuando faltaban cuatro minutos para el final.
El primer punto de la Liga lo consiguieron los españolistas en las circunstancias más difíciles que puedan darse: de penalty y casi en el último minuto, tras haber fallado su rival el lanzamiento de una pena máxima y durante los 33 minutos que jugaron con sólo diez hombres. Si por el Valencia solamente Arnesen merece ser destacado, por el Español, Custers, Canito y Urbano merecen mención especial en un partido que sólo tuvo diez minutos de buen fútbol y que se resumió a un peloteo carente de sentido en el medio campo españolista.