Ficha de partido
Valencia CF
3 - 0
FC Barcelona
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Morán
30'
Manuel BotubotAsist: Daniel Solsona
43'
Descanso
45'
Roberto FernándezKurt Welzl
56'
Frank Arnesen (Pen.)
69'
Salvador RibesDaniel Solsona
79'
Javier SubiratsAsist: Roberto Fernández
86'
Salvador Ribes
88'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: FC Barcelona
Records vs FC Barcelona
Máximo goleador: Mundo Suárez (18 goles)
Goleador rival: Messi (31 goles)
Más partidos: Juan Ramón Santiago (36 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (18.04.1979)
Mayor derrota: 0 - 7 (03.02.2016)
Más repetido: 1-1 (36 veces)
Crónica
Después de un apreciable primer tiempo en el que todo parecía posible y de un comienzo del segundo en el que dio la sensación de que su mejor poder atlético acabaría prevaleciendo, el Barça se entregó y acabó irremisiblemente noqueado por 3-0, su mayor derrota, que aún pudo ser más amplia, en esta Liga. Al cuadro azulgrana le ha faltado, en definitiva, convicción en sus momentos de dominio y de presión y un mayor acierto en el remate. Morán, aunque excesivamente individual, dispuso de las dos únicas ocasiones válidas a lo largo de los noventa minutos, mientras el olfato de Quini fue barrido por el implacable y perfecto marcaje de Tendillo.
Nada se puede culpar a Artola en los tres goles encajados, los tres irresistibles e imparables. Más culpa tienen en ello la defensa. En el primero, Botubot cabeceó sólo a placer. En el segundo, el penalty de Alesanco fue casi infantil y en el tercero, el gel de Subirats, la cobertura barcelonista estaba ya totalmente desquiciada. En la línea media Víctor se mostró tan tenaz y trabajador como de costumbre, pero Zuviría estuvo muy flojo. Estella pareció una sombra del de otras veces y Simonsen fue el único que intentó y consiguió acciones brillantes y talento para hacer fútbol de desmarque. Delante Quini, como queda dicho, no existió y Morán se perdió en los arabescos de su excesivo dribling, aunque también fue el único que supo crear peligro.
No ha sido un gran partido. A ratos ha tenido mucha emoción, espectacularidad y a ratos ha sido entretenido. En otras fases del juego éste ha sido entretenido y en algunas ocasiones sosote. Pero en las graderíos había pasión y el Valencia en el campo debía rehacerse ante su público de su eliminación en la Copa de la UEFA. Quiere ello decir que ha puesto en el envite más fe y convicción que el Barcelona y en sus ataques, que han sido incluso menos numerosos que los de los azulgrana en el primer período, ha evidenciado más poder de resolución.
En ese primer tiempo las ocasiones se repartieron. Hubo una de Morán, a los 7 minutos, seguida de otra de Arnesen. Un nuevo remate de Morán, éste de cabeza, que Solsona salvó bajo los palos cuando Sempere ya estaba batido. Un nuevo remate de Morán, a los 22 minutos y un cabezazo de Botubot que salió alto. Hasta los 23 minutos no se produjo el primer córner, favorable al Valencia, lo que demuestra que hasta ese instante las oportunidades fueron equilibradas, aunque la mejor ocasión correspondiera al Barcelona.
Con todo, la voluntad del Valencia era superior y a los 41 minutos encarriló el partido con su primer gol. Aún tuvo ocasión Morán de igualar en el último segundo de esta parte, pero no lo consiguió y ahí se acabó virtualmente toda la pólvora del Barcelona que por lo demás hacía gala de un fútbol excesivamente versallesco, horizontal y cargado de preciosismo. El Valencia, cuya zaga tenía fisuras que enmendaban como Dios les daba a entender el atlético Tendillo y el esta vez completo Castellanos, contraatacaba siempre con peligro llevando en volandas por el rugir del público.
Este gol de Botubot se demostraría decisivo. Veremos por qué. Con el 0-1 en contra el Barcelona salió en el segundo período con el ánimo de empatar. Decimos con el ánimo, pero no con el juego necesario para ello. Llevó el mando del partido durante un cuarto de hora, pero el Valencia, arrastrado por el hábil Solsona y el diabólico Arnesen, disponía ahora de un mayor espacio de maniobra y todos sus contraataques se demostraban amenazantes. Hubo una jugada de Saura que ya no fue gol de milagro y un tirazo de Arnesen, a pase fantástico de Solsona, que pegó en la parte alta del larguero y se fue fuera.
Fue Estella, apagado durante casi casi toda la tarde, quien tuvo quizás en sus botas el empate a los 22 minutos. Falló sin embargo en su tiro y la respuesta del Valencia fue mortal. Saura se coló en el área, Alesanco no vio otra salida que la del penalty, ingenuo e infantil a nuestro juicio, que Arnesen aprovechó para colocar a los 24 minutos el 2-0en el marcador que tal como estaban las cosas parecía ya fuera del alcance del cuadro de Lattek.
Hasta este segundo gol, el Barcelona realizó un buen esfuerzo, pero inútil por su falta de visión para hallar el hueco entre las amplias rendijas que le ofrecían una retaguardia valencianista un tanto incierta. Después ya, las luces azulgrana se extinguieron totalmente y se entregó a lo irremediable.
Viendo la inoperancia barcelonista, el Valencia se crecía, y en cada una de las pelotas que llevó sobre el área de Artola, rozó el gol. En buena parte por sus propios méritos y en otra buena parte porque el Barcelona se deshizo, se descompuso y se vino abajo totalmente. El tercer gol local, obra de Subirats, fue el mejor ejemplo del hundimiento absoluto de la cobertura barcelonista que lo mismo podía haber encajado un par de tantos más a tenor de las situaciones que se plantearon ante su marco en los últimos veinte minutos.
Mentiríamos si dijéramos que el Valencia ha jugado mal. Mentiríamos también si dijésemos que ha jugado un partidazo. Ha hecho, eso sí, su partido, con habilidad, precisión, fe y sentido de la profundidad aprovechando los muchos errores que el planteamiento contrario le ha permitido. Arnesen ha demostrado que es uno de los mejores valores extranjeros que han venido al fútbol español en muchos años y Solsona ha probado que en dominio de la pelota y visión del juego todavía hay pocos jugadores que le igualen. En tre los dos han destrozado en numerosas ocasiones la muralla defensiva azulgrana y apoyado los esfuerzos más incoherentes pero siempre voluntariosos de Saura y Roberto, porque Welzl, que ya no goza aquí de muchas simpatías, ha estado fatal.
El tercer gol de Subirats, a cuatro minutos del final, ha sido el puntillazo definitivo a un partido que ya estaba sentenciado por el mayor poder operativo del Valencia y por el ocaso azulgrana en sus intentos ofensivos y en la fragilidad de su retaguardia, desplazada con más frecuencia de la debida en su juego de marcaje, lo que permitió a Arnesen y Solsona actuar a placer y a ratos de manera deslumbrante.
Nada se puede culpar a Artola en los tres goles encajados, los tres irresistibles e imparables. Más culpa tienen en ello la defensa. En el primero, Botubot cabeceó sólo a placer. En el segundo, el penalty de Alesanco fue casi infantil y en el tercero, el gel de Subirats, la cobertura barcelonista estaba ya totalmente desquiciada. En la línea media Víctor se mostró tan tenaz y trabajador como de costumbre, pero Zuviría estuvo muy flojo. Estella pareció una sombra del de otras veces y Simonsen fue el único que intentó y consiguió acciones brillantes y talento para hacer fútbol de desmarque. Delante Quini, como queda dicho, no existió y Morán se perdió en los arabescos de su excesivo dribling, aunque también fue el único que supo crear peligro.
No ha sido un gran partido. A ratos ha tenido mucha emoción, espectacularidad y a ratos ha sido entretenido. En otras fases del juego éste ha sido entretenido y en algunas ocasiones sosote. Pero en las graderíos había pasión y el Valencia en el campo debía rehacerse ante su público de su eliminación en la Copa de la UEFA. Quiere ello decir que ha puesto en el envite más fe y convicción que el Barcelona y en sus ataques, que han sido incluso menos numerosos que los de los azulgrana en el primer período, ha evidenciado más poder de resolución.
En ese primer tiempo las ocasiones se repartieron. Hubo una de Morán, a los 7 minutos, seguida de otra de Arnesen. Un nuevo remate de Morán, éste de cabeza, que Solsona salvó bajo los palos cuando Sempere ya estaba batido. Un nuevo remate de Morán, a los 22 minutos y un cabezazo de Botubot que salió alto. Hasta los 23 minutos no se produjo el primer córner, favorable al Valencia, lo que demuestra que hasta ese instante las oportunidades fueron equilibradas, aunque la mejor ocasión correspondiera al Barcelona.
Con todo, la voluntad del Valencia era superior y a los 41 minutos encarriló el partido con su primer gol. Aún tuvo ocasión Morán de igualar en el último segundo de esta parte, pero no lo consiguió y ahí se acabó virtualmente toda la pólvora del Barcelona que por lo demás hacía gala de un fútbol excesivamente versallesco, horizontal y cargado de preciosismo. El Valencia, cuya zaga tenía fisuras que enmendaban como Dios les daba a entender el atlético Tendillo y el esta vez completo Castellanos, contraatacaba siempre con peligro llevando en volandas por el rugir del público.
Este gol de Botubot se demostraría decisivo. Veremos por qué. Con el 0-1 en contra el Barcelona salió en el segundo período con el ánimo de empatar. Decimos con el ánimo, pero no con el juego necesario para ello. Llevó el mando del partido durante un cuarto de hora, pero el Valencia, arrastrado por el hábil Solsona y el diabólico Arnesen, disponía ahora de un mayor espacio de maniobra y todos sus contraataques se demostraban amenazantes. Hubo una jugada de Saura que ya no fue gol de milagro y un tirazo de Arnesen, a pase fantástico de Solsona, que pegó en la parte alta del larguero y se fue fuera.
Fue Estella, apagado durante casi casi toda la tarde, quien tuvo quizás en sus botas el empate a los 22 minutos. Falló sin embargo en su tiro y la respuesta del Valencia fue mortal. Saura se coló en el área, Alesanco no vio otra salida que la del penalty, ingenuo e infantil a nuestro juicio, que Arnesen aprovechó para colocar a los 24 minutos el 2-0en el marcador que tal como estaban las cosas parecía ya fuera del alcance del cuadro de Lattek.
Hasta este segundo gol, el Barcelona realizó un buen esfuerzo, pero inútil por su falta de visión para hallar el hueco entre las amplias rendijas que le ofrecían una retaguardia valencianista un tanto incierta. Después ya, las luces azulgrana se extinguieron totalmente y se entregó a lo irremediable.
Viendo la inoperancia barcelonista, el Valencia se crecía, y en cada una de las pelotas que llevó sobre el área de Artola, rozó el gol. En buena parte por sus propios méritos y en otra buena parte porque el Barcelona se deshizo, se descompuso y se vino abajo totalmente. El tercer gol local, obra de Subirats, fue el mejor ejemplo del hundimiento absoluto de la cobertura barcelonista que lo mismo podía haber encajado un par de tantos más a tenor de las situaciones que se plantearon ante su marco en los últimos veinte minutos.
Mentiríamos si dijéramos que el Valencia ha jugado mal. Mentiríamos también si dijésemos que ha jugado un partidazo. Ha hecho, eso sí, su partido, con habilidad, precisión, fe y sentido de la profundidad aprovechando los muchos errores que el planteamiento contrario le ha permitido. Arnesen ha demostrado que es uno de los mejores valores extranjeros que han venido al fútbol español en muchos años y Solsona ha probado que en dominio de la pelota y visión del juego todavía hay pocos jugadores que le igualen. En tre los dos han destrozado en numerosas ocasiones la muralla defensiva azulgrana y apoyado los esfuerzos más incoherentes pero siempre voluntariosos de Saura y Roberto, porque Welzl, que ya no goza aquí de muchas simpatías, ha estado fatal.
El tercer gol de Subirats, a cuatro minutos del final, ha sido el puntillazo definitivo a un partido que ya estaba sentenciado por el mayor poder operativo del Valencia y por el ocaso azulgrana en sus intentos ofensivos y en la fragilidad de su retaguardia, desplazada con más frecuencia de la debida en su juego de marcaje, lo que permitió a Arnesen y Solsona actuar a placer y a ratos de manera deslumbrante.