Ficha de partido
Sevilla FC
4 - 2
Valencia CF
Equipos titulares
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Torrontegui
18'
Carlos Iturraspe
28'
Bracero
29'
Campanal
34'
Tejada
40'
Descanso
45'
Andrés Jaso
59'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Sevilla FC
Records vs Sevilla FC
Máximo goleador: Mundo Suárez (28 goles)
Goleador rival: Campanal (21 goles)
Más partidos: Fernando Gómez (31 partidos)
Mayor victoria: 8 - 0 (17.10.1943)
Mayor derrota: 3 - 10 (13.10.1940)
Más repetido: 2-0 (27 veces)
Crónica
La conjunción de los equipos merengues, andaluz y valencianista, señalada para la tarde del domingo en él campo de la avenida de Dato, se ha verificado ante un público numerosísimo. Esta es la nota de la jornada en Sevilla, predominante sobre la deportiva. El público, que llenó los graderíos del estadio sevillista, como en normales circunstancias, gritó, gesticuló, aplaudió, y aun le sobraron energías y buen humor para pedir, por medio de rítmicos alaridos, la cabeza del árbitro, cuando éste permitió que la defensa forastera hiciese leña de ese árbol corpulento que es Campanal, impidiendo con tal eficaz procedimiento un remate de los llamados "tanto machacado o impepinable".
En suma, el buen pueblo sevillano se divirtió el domingo en el fútbol, y lo hizo a sus anchas, pues además el Sevilla tuvo un rasgo: el de ganar la partida descansadamente, o quizás cansinamente, que de esto no estamos muy seguros. Parece que esta temporada se va a llevar mucho en los equipos de postín el no jugar bien sino un ratito. De tal suerte, los aficionados comprobarán que de fútbol se sabe un rato largo, y aun se admirarán al ver cómo se reservan los muchachos para las ocasiones.
Así, el Sevilla se las hubo con un Valencia que no es ni sombra del finalista copero del año pasado, y tras la desorientación tanteadora de los primeros minutos, vino el período brillante en que los merengues se mostraron dignos del ascenso conseguido, batiendo a sus rivales, conforme correspondía a la diferencia de calidades.
Producto de aquel magnífico juego, en el que sobresalía el pequeño Torrontegui, fueron los goals; el primero iniciado en un pase del jugador mencionado a Campanal, quien cedió a Tejada, que devolvió a Torrontegui, para que éste colase bonitamente el balón, aunque la postura fuese difícil, en la meta de Cano.
Aunque las reacciones valencianistas no entrañasen peligro, durante una de ellas, Iturraspe, situado en el ala izquierda de su línea de asalto a causa de sufrir una lesión, cojeó (que no corrió) la línea, acercándose a la puerta de Eizaguirre, para colocar la bolita, sin que el internacional estuviese a la hora de parar como corresponde a su fama.
Pero poco dura la alegría en casa del pobre. No había transcurrido un minuto desde, el lance desgraciado, cuando el exterior Bracero, que acababa de recibir un buen pase del centro, volvía a marcar, de un tiro cruzado. Al momento, Campanal lograba el goal de la tarde; un goal de bandera, premiado con estruendosa y duradera ovación. Avanzó solo por el centro del terreno, y como viera puerta franca, disparó sobre la marcha, tan fuerte que conmovió la red, a pesar de la gran distancia que le separaba de la meta.
A poco, Tejada, se aprovechó de una salida en falso del guardameta valenciano, más de la distración de los defensas, ocupados en aciguatar a Campanal, para rematar el cuarto tanto, último de la serie sevillista. Cuando el Sevilla, que había ido mejorando su actuación por momentos, hacía ya un fútbol de alta calidad, vino el descanso. Y el tanteador decía: visitante, uno; local, cuatro.
Ya la segunda mitad del partido fué la del "reservémonos que puede hacernos falta cualquier día". Y el Valencia, o por mejor decir, la caricatura del Valencia dibujada sobre la parcela de la avenida de Dato, pudo ligar algunos avances, que no hubiesen sido nunca peligrosos si Eizaguirre no hubiera resultado también una caricatura de portero. Falló una vez Deva, y Jaso aprovechó la ocasión para apuntarse el segundo tanto, último de la tarde.
Con fútbol malo terminó la pugna. Ya hemos hecho mérito y demérito, de algunos elementos que se señalaron. No juzgamos a otras individualidades, porque estimamos aún no agotado el período de puesta en punto. Epelde debutó como medio centro en el Sevilla y cumplió. Arbitró el Sr. Medina, a disgusto del respetable.
En suma, el buen pueblo sevillano se divirtió el domingo en el fútbol, y lo hizo a sus anchas, pues además el Sevilla tuvo un rasgo: el de ganar la partida descansadamente, o quizás cansinamente, que de esto no estamos muy seguros. Parece que esta temporada se va a llevar mucho en los equipos de postín el no jugar bien sino un ratito. De tal suerte, los aficionados comprobarán que de fútbol se sabe un rato largo, y aun se admirarán al ver cómo se reservan los muchachos para las ocasiones.
Así, el Sevilla se las hubo con un Valencia que no es ni sombra del finalista copero del año pasado, y tras la desorientación tanteadora de los primeros minutos, vino el período brillante en que los merengues se mostraron dignos del ascenso conseguido, batiendo a sus rivales, conforme correspondía a la diferencia de calidades.
Producto de aquel magnífico juego, en el que sobresalía el pequeño Torrontegui, fueron los goals; el primero iniciado en un pase del jugador mencionado a Campanal, quien cedió a Tejada, que devolvió a Torrontegui, para que éste colase bonitamente el balón, aunque la postura fuese difícil, en la meta de Cano.
Aunque las reacciones valencianistas no entrañasen peligro, durante una de ellas, Iturraspe, situado en el ala izquierda de su línea de asalto a causa de sufrir una lesión, cojeó (que no corrió) la línea, acercándose a la puerta de Eizaguirre, para colocar la bolita, sin que el internacional estuviese a la hora de parar como corresponde a su fama.
Pero poco dura la alegría en casa del pobre. No había transcurrido un minuto desde, el lance desgraciado, cuando el exterior Bracero, que acababa de recibir un buen pase del centro, volvía a marcar, de un tiro cruzado. Al momento, Campanal lograba el goal de la tarde; un goal de bandera, premiado con estruendosa y duradera ovación. Avanzó solo por el centro del terreno, y como viera puerta franca, disparó sobre la marcha, tan fuerte que conmovió la red, a pesar de la gran distancia que le separaba de la meta.
A poco, Tejada, se aprovechó de una salida en falso del guardameta valenciano, más de la distración de los defensas, ocupados en aciguatar a Campanal, para rematar el cuarto tanto, último de la serie sevillista. Cuando el Sevilla, que había ido mejorando su actuación por momentos, hacía ya un fútbol de alta calidad, vino el descanso. Y el tanteador decía: visitante, uno; local, cuatro.
Ya la segunda mitad del partido fué la del "reservémonos que puede hacernos falta cualquier día". Y el Valencia, o por mejor decir, la caricatura del Valencia dibujada sobre la parcela de la avenida de Dato, pudo ligar algunos avances, que no hubiesen sido nunca peligrosos si Eizaguirre no hubiera resultado también una caricatura de portero. Falló una vez Deva, y Jaso aprovechó la ocasión para apuntarse el segundo tanto, último de la tarde.
Con fútbol malo terminó la pugna. Ya hemos hecho mérito y demérito, de algunos elementos que se señalaron. No juzgamos a otras individualidades, porque estimamos aún no agotado el período de puesta en punto. Epelde debutó como medio centro en el Sevilla y cumplió. Arbitró el Sr. Medina, a disgusto del respetable.