Ficha de partido
Valencia CF
2 - 3
Gimnástico CF
Equipos titulares
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Pedro CurbeloAsist: Arturo Montes
15'
Peral
30'
Areta
40'
Antonio CordellatAntonio Sánchez
45'
Descanso
45'
José RódenasPedro Curbelo
45'
Arturo Montes
55'
Areta
75'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Gimnástico CF
Records vs Gimnástico CF
Máximo goleador: Eduardo Cubells (31 goles)
Goleador rival: Silvino (9 goles)
Más partidos: Eduardo Cubells (30 partidos)
Mayor victoria: 10 - 0 (29.08.1920)
Mayor derrota: 0 - 2 (04.09.1921)
Más repetido: 1-1 (8 veces)
Crónica
Tal y como se desenvolvió la lucha en el encuentro amistoso concertado entre los primeros equipos del Valencia y Gimnásitco, la reseña del match, más que a un redactor deportivo, correspondía, por derecho, al encargado de las notas de sucesos. El público, poco acostumbrado a esta clase de encuentros que asistió ayer, bien invitado oficialmente o por contribuir al fin benéfico a que se destinaba su recaudación, saldría gratamente sorprendido.
Se había anunciado un match de fútbol y se les sirvió una reproducción histórica de cómo hacían las guerras los hombres de las cavernas, salpicado con frases de pugilismo y notas musicales. Y seguramente nuestra primera autoridad civil, que presenció el combate, habrá tomado la determinación de reforzar la Guardia Civil, pues si ahora, en lides amistosas, se dan ciertos espectáculos, asusta pensar lo que ocurrirá cuando sean de campeonato.
Y no estará de más que quienes actuando ante el público, no saben reprimir los nervios y la función pedestre la convierten en manual, encuentren la sanción debida en autoridades guvernativas y deportivas. El reglamento, en este punto, está bastante claro. Nos referimos a Amorós, que imitando a Tunney, dejó groggy a un jugador azulgrana, tras dos crochets dibujados al mentón. Y en orden más secundario, nos referimos también a Areta, que si no llega a ejecutar la acción de pegar, se quedó en una muy ostensible de amenazar. Eso está muy feo, y no demuestra nada. Hay que reprimirse, jóvenes, y esas hombradas, solos, con los interesados, y no ante público decente.
Y dejemos estas cosas tan desagradables y dediquémonos a hablar del partido unas cuantas líneas, pues no dio más de sí. Sólo el primer tiempo mereció los honores de ser considerado como fútbol. Jugóse bastante bien por ambas partes, pero con superioridad para el Gimnástico, cuya tripleta central hizo un juego muy estimable de inteligencia y compenetración, el dominio azulgrana dejóse sentir en forma presionante para Pedret, teniendo Garrobé que sacar todos sus recursos para imponerse, pues Reyes, cada día más flojo, era un peligro más. Menos mal que Roca, retrasado, secundó bien a Garrobé. Nivelóse el encuentro más tarde y en las postrimerías rehízose el Valencia, sacudiendo el dominio y presionando a su vez, pero siempre con ventaja para el Gimnástico, que demostró más conjunto, exceptuando a los extremos, que fueron siempre los más flojos.
Llegó la segunda parte y la línea media azulgrana que había estado hasta entonces animada por el acierto de Justo y algo de Enrique, desmoronóse como tal línea y el ataque del Valencia, bien apoyado por Molina, que hizo un segundo tiempo magnífico y por Amorós, se adueñaron de los dominios del Gimnástico, dominando sin interrupción y absolutamente. Pero este dominio sólo trajo como fruto un solo tanto, habiéndose perdido varios, por desgracia, pero sobre todo por la magnífica actuación de Palau y Vila. Las escasas arrancadas del Gimnástico, de las que fue en todo momento el mejor Adelantado II, fueron cortadas por la defensa del Valencia, en forma tan brusca unas veces y sucia otras, que la vanguardia azulgrana prefirió dejar que despejaran Garrobé y Reyes, procurando evitar que juntamente con el balón no fuera una de sus tibias, peronés, etc.
La defensa blanca no tenía necesidad de emplearse sólo al hombre, y por ello, por este error, perdió el Valencia el partido, ya que el tanto de la victoria fue marcado precisamente por haber atendido más al jugador contrario que a lo imprescindible, que era el balón. Otras veces hemos censurado al Gimnástico haber sido el iniciador del juego sucio y violento. Ayer, no. Fue el Valencia, mejor dicho, algunos de sus elementos, al perder la serenidad, por la marcha del score. Y en esta modalidad del juego se distinguieron Molina, en ocasiones, Garrobé y Reyes, toda la segunda parte, y Amorós y Montes. Algunos del Gimnástico tampoco se quedaron cortos, y en el mismo cuadro hemos de citar a Marco, Enrique, Civera y Areta.
Venció el Gimnástico por tres tantos a dos, y la victoria que nos parecería justa por su labor en el primer tiempo, no lo fue porla del segundo tiempo. En un empate hubiera quedado reflejado mejor lo que fue el match. Fue el primero en marcar el Valencia, por obra de Curbelos, que recibió en completo fuera de juego un balón de Montes. Empató Peral y aumentó la ventaja en el primer tiempo Areta, rematando estupendamente un centro no menos magnífico de Peral. En la segunda parte marcó el empate Montes, de gran tiro de cerca e imparable. Y en una escapada aislada, por doble fallo de Garrobé y Reyes, pudo centrar Artigues y rematar tranquilamente Areta.
Por el Valencia se distinguieron Rino, Urrutia, Molina, Amorós, Roca y Garrobé, éste en el primer tiempo. Y por el Gimnástico, Adelantado, el mejor de su equipo, después Palau, Vila, Justo y Peral. En el primer tiempo, Areta y Artigues. Arbitró, con las dificultades propias del caso, el señor Leonarte.
Se había anunciado un match de fútbol y se les sirvió una reproducción histórica de cómo hacían las guerras los hombres de las cavernas, salpicado con frases de pugilismo y notas musicales. Y seguramente nuestra primera autoridad civil, que presenció el combate, habrá tomado la determinación de reforzar la Guardia Civil, pues si ahora, en lides amistosas, se dan ciertos espectáculos, asusta pensar lo que ocurrirá cuando sean de campeonato.
Y no estará de más que quienes actuando ante el público, no saben reprimir los nervios y la función pedestre la convierten en manual, encuentren la sanción debida en autoridades guvernativas y deportivas. El reglamento, en este punto, está bastante claro. Nos referimos a Amorós, que imitando a Tunney, dejó groggy a un jugador azulgrana, tras dos crochets dibujados al mentón. Y en orden más secundario, nos referimos también a Areta, que si no llega a ejecutar la acción de pegar, se quedó en una muy ostensible de amenazar. Eso está muy feo, y no demuestra nada. Hay que reprimirse, jóvenes, y esas hombradas, solos, con los interesados, y no ante público decente.
Y dejemos estas cosas tan desagradables y dediquémonos a hablar del partido unas cuantas líneas, pues no dio más de sí. Sólo el primer tiempo mereció los honores de ser considerado como fútbol. Jugóse bastante bien por ambas partes, pero con superioridad para el Gimnástico, cuya tripleta central hizo un juego muy estimable de inteligencia y compenetración, el dominio azulgrana dejóse sentir en forma presionante para Pedret, teniendo Garrobé que sacar todos sus recursos para imponerse, pues Reyes, cada día más flojo, era un peligro más. Menos mal que Roca, retrasado, secundó bien a Garrobé. Nivelóse el encuentro más tarde y en las postrimerías rehízose el Valencia, sacudiendo el dominio y presionando a su vez, pero siempre con ventaja para el Gimnástico, que demostró más conjunto, exceptuando a los extremos, que fueron siempre los más flojos.
Llegó la segunda parte y la línea media azulgrana que había estado hasta entonces animada por el acierto de Justo y algo de Enrique, desmoronóse como tal línea y el ataque del Valencia, bien apoyado por Molina, que hizo un segundo tiempo magnífico y por Amorós, se adueñaron de los dominios del Gimnástico, dominando sin interrupción y absolutamente. Pero este dominio sólo trajo como fruto un solo tanto, habiéndose perdido varios, por desgracia, pero sobre todo por la magnífica actuación de Palau y Vila. Las escasas arrancadas del Gimnástico, de las que fue en todo momento el mejor Adelantado II, fueron cortadas por la defensa del Valencia, en forma tan brusca unas veces y sucia otras, que la vanguardia azulgrana prefirió dejar que despejaran Garrobé y Reyes, procurando evitar que juntamente con el balón no fuera una de sus tibias, peronés, etc.
La defensa blanca no tenía necesidad de emplearse sólo al hombre, y por ello, por este error, perdió el Valencia el partido, ya que el tanto de la victoria fue marcado precisamente por haber atendido más al jugador contrario que a lo imprescindible, que era el balón. Otras veces hemos censurado al Gimnástico haber sido el iniciador del juego sucio y violento. Ayer, no. Fue el Valencia, mejor dicho, algunos de sus elementos, al perder la serenidad, por la marcha del score. Y en esta modalidad del juego se distinguieron Molina, en ocasiones, Garrobé y Reyes, toda la segunda parte, y Amorós y Montes. Algunos del Gimnástico tampoco se quedaron cortos, y en el mismo cuadro hemos de citar a Marco, Enrique, Civera y Areta.
Venció el Gimnástico por tres tantos a dos, y la victoria que nos parecería justa por su labor en el primer tiempo, no lo fue porla del segundo tiempo. En un empate hubiera quedado reflejado mejor lo que fue el match. Fue el primero en marcar el Valencia, por obra de Curbelos, que recibió en completo fuera de juego un balón de Montes. Empató Peral y aumentó la ventaja en el primer tiempo Areta, rematando estupendamente un centro no menos magnífico de Peral. En la segunda parte marcó el empate Montes, de gran tiro de cerca e imparable. Y en una escapada aislada, por doble fallo de Garrobé y Reyes, pudo centrar Artigues y rematar tranquilamente Areta.
Por el Valencia se distinguieron Rino, Urrutia, Molina, Amorós, Roca y Garrobé, éste en el primer tiempo. Y por el Gimnástico, Adelantado, el mejor de su equipo, después Palau, Vila, Justo y Peral. En el primer tiempo, Areta y Artigues. Arbitró, con las dificultades propias del caso, el señor Leonarte.