Ficha de partido
Valencia CF
4 - 3
Real Madrid
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Andoni Zubizarreta
13'
Pepe Gálvez
24'
Vicente Engonga
28'
Fernando GómezAsist: Pedja Mijatovic
29'
Redondo
38'
Pedja MijatovicAsist: Pepe Gálvez
39'
Patxi Ferreira
41'
AmaviscaMilla
45'
Descanso
45'
Laudrup
47'
Alkorta
49'
Laudrup (Pen.)
51'
Alkorta
65'
Carlos ArroyoPepe Gálvez
66'
MichelLuis Enrique
66'
Patxi Ferreira
67'
ChendoLasa
73'
Javi NavarroFernando Gómez
73'
Antonio PoyatosJose Ignacio Sáenz
80'
Carlos ArroyoAsist: Pedja Mijatovic
83'
Michel
89'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Real Madrid
Records vs Real Madrid
Máximo goleador: Mundo Suárez (13 goles)
Goleador rival: Raúl (17 goles)
Más partidos: Vicente Asensi (28 partidos)
Mayor victoria: 6 - 0 (09.06.1999)
Mayor derrota: 1 - 7 (23.08.1990)
Más repetido: 1-2 (27 veces)
Crónica
El Valencia de las grandes ocasiones surgió ayer, protagonizando una espectacular primera parte donde borró por completo a su rival del terreno de juego. Las cualidades predominaron sobre los errores y así se pudo observar a un Valencia compacto, rápido, eficaz y, sobre todo, bien situado y desarrollando una labor de conjunto. Todos estos hechos positivos se transformaron en nerviosismo en el segundo tiempo, sobre todo cuando el Madrid inició su camino apoyado por una equivocación de Andradas Asurmendi al señalar un penalty de Zubizarreta sobre Zamorano. Llegaron los peores momentos para el cuadro de Luis Aragonés, que aún se acrecentaron más con la expulsión de Ferreira. El gol de Arroyo, a siete minutos del final, parecía que iba a proporcionar la tranquilidad y el disfrute, pero Míchel se encargó de mantener el estrés.
Los últimos instantes del encuentro, con el marcador señalando 4-3, pudo traer consigo más de un infarto. La gente pidiendo la hora, Luis Aragonés indicando que el partido había finalizado y el reloj señalando ya el minuto 93, instante en que llegó el final del partido, la explosión y el saborear un triunfo merecido, porque en el global de los noventa minutos de juego el Valencia fue infinitamente superior a su rival. Un triunfo de los que pueden marcar el inicio de una nueva etapa, de una recuperación por parte de un equipo como el Valencia, que anoche buscó la victoria ante el Real Madrid desde el inicio del partido.
Una ventaja de tres goles, con juego vibrante y en más de una ocasión rayando la brillantez y espectacularidad, fue el jugoso rendimiento que el Valencia obtuvo a la finalización de los primeros 45 minutos. Ni el más optimista se esperaba un arranque de partido con estos ingredientes, y máxime cuando en el ambiente quedaba la sensación de que la goleada podía llegar. Tres goles parecían poca renta, a decir verdad, ya que sólo un equipo se manifestó sobre el campo, y éste fue el Valencia. La buena predisposición y excelente colocación de los hombres de Luis Aragonés sobre el rectángulo de juego impidió que su rival maniobrase con facilidad, en realidad, en contadas ocasiones lo pudo hacer, pero casi siempre perdiendo el balón con excesiva rapidez, o, si se quiere interpretar de otra forma, la presión valencianista impidió cualquier síntoma de comodidad.
El Real Madrid se descompuso en la misma medida en que iban transcurriendo los minutos, era una caricatura de equipo y la virtud de ello la tuvo el Valencia que, por velocidad, amor propio y ganas de congraciarse con su público, sometió al Madrid a una terrible humillación. El público que llenaba Mestalla, disfrutando como hacía años que no lo había hecho, acompañaba los toques de balón de sus jugadores con un "¡olé, olé, olé!", que era el resultado que se espera cuando las cosas funcionan bien, es decir, la perfecta sincronización entre lo que sucede en el terreno de juego en relación con el ambiente que se vive en las gradas.
Los últimos instantes del encuentro, con el marcador señalando 4-3, pudo traer consigo más de un infarto. La gente pidiendo la hora, Luis Aragonés indicando que el partido había finalizado y el reloj señalando ya el minuto 93, instante en que llegó el final del partido, la explosión y el saborear un triunfo merecido, porque en el global de los noventa minutos de juego el Valencia fue infinitamente superior a su rival. Un triunfo de los que pueden marcar el inicio de una nueva etapa, de una recuperación por parte de un equipo como el Valencia, que anoche buscó la victoria ante el Real Madrid desde el inicio del partido.
Una ventaja de tres goles, con juego vibrante y en más de una ocasión rayando la brillantez y espectacularidad, fue el jugoso rendimiento que el Valencia obtuvo a la finalización de los primeros 45 minutos. Ni el más optimista se esperaba un arranque de partido con estos ingredientes, y máxime cuando en el ambiente quedaba la sensación de que la goleada podía llegar. Tres goles parecían poca renta, a decir verdad, ya que sólo un equipo se manifestó sobre el campo, y éste fue el Valencia. La buena predisposición y excelente colocación de los hombres de Luis Aragonés sobre el rectángulo de juego impidió que su rival maniobrase con facilidad, en realidad, en contadas ocasiones lo pudo hacer, pero casi siempre perdiendo el balón con excesiva rapidez, o, si se quiere interpretar de otra forma, la presión valencianista impidió cualquier síntoma de comodidad.
El Real Madrid se descompuso en la misma medida en que iban transcurriendo los minutos, era una caricatura de equipo y la virtud de ello la tuvo el Valencia que, por velocidad, amor propio y ganas de congraciarse con su público, sometió al Madrid a una terrible humillación. El público que llenaba Mestalla, disfrutando como hacía años que no lo había hecho, acompañaba los toques de balón de sus jugadores con un "¡olé, olé, olé!", que era el resultado que se espera cuando las cosas funcionan bien, es decir, la perfecta sincronización entre lo que sucede en el terreno de juego en relación con el ambiente que se vive en las gradas.