Ficha de partido: 30.12.1979: FC Barcelona 2 - 1 Valencia CF

Ficha de partido

FC Barcelona
FC Barcelona
2 - 1
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Migueli
1'
Ricardo Arias
11'
Migueli
31'
Descanso
45'
Orlando GiménezJavier Subirats
45'
Ángel Castellanos
46'
Carrasco
63'
Landáburu
64'
Mario Kempes
67'
Mario Kempes
71'
Pepe CarreteJosé Cerveró
78'
EstebanSimonssen
79'
EstellaLandáburu
80'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Camp Nou
Aforo: 99.354 espectadores
Ubicación: Barcelona (Barcelona) 
Inauguración: 24/09/1957

Rival: FC Barcelona

Records vs FC Barcelona

Máximo goleador: Mundo Suárez (18 goles)
Goleador rival: Messi (31 goles)
Mayor victoria: 4 - 0 (18.04.1979)
Mayor derrota: 0 - 7 (03.02.2016)
Más repetido: 1-1 (36 veces)

Crónica

En teoría partido grande, sí, pero a la hora de la verdad distó mucho de serlo. Grande, porque se enfrentaban dos históricos, constelados de internacionales y de grandes figuras, grande porque uno de ellos, el Valencia, venía a Barcelona tras una serie de resultados brillantes y en un gran momento de forma según parecían acreditar todos los indicios, grande, porque el Barça es tradicional que, ante adversarios de tanta categoría, saque también a relucir su mejor escuela, invisible en cambio con frecuencia ante rivales de poca entidad, grande, en última instancia, porque en los últimos tiempos, las dos últimas temporadas exactamente, las confrontaciones Valencia-Barça parecen haber adquirido unos ribetes de virulenta rivalidad que antes jamás tuvieron, lo que origina un clima de tensión que aureola tales partidos con la máxima pasión e incertidumbre.

Los valencianos, por su parte, venían con una alineación de gala, «au grand complet», sin otra ausencia notable (cuando menos para nosotros) que la de Daniel Solsona que, por otra parte, parece definitivamente marginado de los planes de Alfredo Di Stéfano. Y en el Barça, repuesto o no repuesto de su lesión, reaparecía Asensi, lo que devolvía al centro campo azulgrana unas apariencias de normalidad. Con él, Landáburu y Sánchez en el eje central.

El Valencia fue recibido con silbidos, aunque no en exceso vehementes (el publico del Camp Nou está tan desestabilizado que ya lo hace todo con sordina) y apenas puesto el balón en juego, en acción que tuvo no poco de fortuita y en todo caso nada brillante por parte del meta Pereira, Migueli conseguía inaugurar el marcador chutando desde muy lejos. La ovación (en parte sin duda por la misma sorpresa) fue asimismo tibia y ya con el uno a cero en el marcador empezó una tan feroz como aburrida guerra de marcajes.

Los emparejamientos fueron normales. Tendillo-Krankl, Cerveró-Carrasco y Botubot-Simonsen en el área blanca; Migueli-Kempes, Zuviría-Pablo y Serrat-Saura en el área barcelonista. Y basculando entre esas dos líneas de permanente fricción Sánchez-Subirats, Asensí-Bonhof y Castellanos-Landáburu, Y Arias y Olmo como apagafuegos. Que el Barça actual, ante un rival como el valenciano, jugase acomplejado y asustadizo podía resultar más bien triste, pero no dejaba de ser verosímil; que el Valencia, embalado y eufórico hiciera otro tanto, aparte de ser igualmente decepcionante, resultaba bastante menos coherente. El miedo, el miedo recíproco, se podía palpar. Y cuarenta y cinco minutos de brusco y enojoso forcejeo, finalizaron sin que el marcador funcionara por segunda vez. Y sin que ninguno de los dos guardametas se viese precisado detener ningún tiro directo a su marco. Y sin que se registrase ni un solitario saque de esquina, todo el juego hirviendo y consumiéndose en el área central en un áspero toma y daca que el señor Carreira controló escasamente. Como ejemplo, sirva una agresión de Cerveró a Migueli, sin balón, de la que el colegiado ni se enteró.

Tal vez merezca recordatorio que, en contra de todas las especulaciones previas, no fue Zuviría sino Migueli el encargado del control de Kempes, misión que cumplió con eficacia, aunque esmaltada (con la colaboración del argentino) de réplicas y contraréplicas violentas de un acusado infantilismo. Quede también constancia de que en acción desesperada de Pereira, Carrasco fue netamente derribado dentro del área, pero el arbitro lo ignoró. Y anotemos asimismo que Kempes, sacó una falta estupendamente y que el balón tras dar en la madera salió fuera.

El segundo tiempo fue más soportable. Ambos equipos jugaron más distendidos, se abrió el juego por las alas con insistencia y los guardametas se vieron asediados con más frecuencia que en el primer período. Es posible que influyera en ello la presencia de Giméniez en el eje blanco, mientras Kempes se retrasaba posicionalmente. El joven Subirats, en efecto, pasó inadvertdo durante el primer período y las tentativas atacantes blancas ganaron en profundidad con la nueva estructura del equipo. Carrasco, que le pudo a cerveró una y otra vez, fue el hombre más peligroso del ataque azulgrana (bien es verdad que los dos hombres restantes no lo fueron nada) y variós balones de máximo peligro que consiguió jugar quedaron sin remate o, en todo caso, fueron aprovechados por Landáburu Sánchez o Zuviría. Simonsen y Krankl jugaron sin paliativos un mal partido y para quienes no estuvimos en Bilbao, lo que cuentan de Simonsen en San Mamés se nos antoja casi cosa de fútbol-ficción.

En este tiempo, segundo gol azulgrana, obra de Landáburu, con rebotes y desvíos y el tanto valencianista, obra de Kempes al que Olmo permitió el remate cuando podía evitarlo. Tres goles, en suma, que no son precisamente para ser recordados. Igual que Kempes en el primer tiempo, Krankl estrelló el saque de una falta en el travesaño y ya hacia el final, con el fantasma de un posible empate revoloteando sobre el Camp Nou, disparo terrorífico del alemán que rechazó la madera.

Precauciones y recelos por ambas partes, escasa inspiración general, excesivas triquiñuelas y brusquedades y un pqrtido, en conjunto, asfixiado por una mentalidad que desorbita transcendentalidades y que ofrece un partido de competición (uno de tantos) tintado de un nerviosismo y un miedo que resulta el más paralizante de los fermentos. El partido, lo que pudo ser el partido, nos fue escamoteado. El Barça puede estar satísfecho de haber conquistado los dos puntos, pero son dos puntos (nadie se llame a engaño) que no hacen sino enmascarar la persistencia de una crisis que sigue abierta.

Goles: En la primera jugada de la tarde, un balón rebotado va a los pies de Migueli, que dispara raso desde muy lejos y sorprende a Pereira, tal vez tapado. Un gol sorpresa. 1-0. A los 18 m. del segundo tiempo profundización y centro de Carrasco que tras rebote y fallos es recogdo por Landáburu que chuta y su disparo, desviado por un defensa, se cuela en el marco valenciano. 2-0. Cinco minutos más tade, Kempes se hace con un balón cruzado en profundidad y tras correr en diagonal con Olmo, que no interviene, remata por bajo cruzado deficientemente, pero el balón llega a las mallas. 2-1.