Ficha de partido: 27.04.1980: Valencia CF 1 - 1 FC Barcelona

Ficha de partido

Valencia CF
Valencia CF
1 - 1
FC Barcelona
FC Barcelona

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Ramos
10'
Pepe Carrete
20'
Migueli
25'
Olmo
42'
Simonssen
44'
Descanso
45'
Albadalejo
65'
LandáburuCostas
68'
Mario Kempes (Pen.)
76'
Rexach
80'
Pedro VilarrodáJavier Subirats
85'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Mestalla
Aforo: 55.000 espectadores
Ubicación: Valencia (Valencia) 
Inauguración: 20/05/1923

Rival: FC Barcelona

Records vs FC Barcelona

Máximo goleador: Mundo Suárez (18 goles)
Goleador rival: Messi (31 goles)
Mayor victoria: 4 - 0 (18.04.1979)
Mayor derrota: 0 - 7 (03.02.2016)
Más repetido: 1-1 (36 veces)

Crónica

Valioso positivo el que el Barcelona ha sacado del Luis Casanova. Valioso por la categoría del rival y a estas alturas de la competición, apurando ya sus últimas jornadas, porque aumenta notablemente las posibilidades de clasificacón de los azulgrana para la Copa de la UEFA. Dicho esto, que no es nada nuevo, habrá que añadir que los Barcelonistas jugaron con un sistema concebido justamente para eso, para empatar, merecieron perder por la superioridad valencianista en la creación de juego y de ocasiones de gol, y pudieron acabar ganando de no ser por la señalización de un penalty más que discutible.

Empecemos por el primer punto. La táctica del Barcelona estaba dispuesta para sacar este punto tan conveniente de cara a las aspiraciones europeas. Ya la alineación lo delataba bien a las claras, de modo que nadie puede llamarse a engaño, con Costas y Canito como centrocampistas teóricos. El primero de ellos nunca fue más que un defensa, como era lógico esperar, y el ex-españolista subió menos al ataque de lo habitual cuando jugaba en su puesto de defensa libre. Rexach era quien cubría el lugar que dejaba Costas y él había de ser el encargado de alimentar balones a los dos hombres adelantados, máxime cuando Martínez tampoco anduvo muy afortunado en el aspecto ofensivo.

Estaba claro, pues, que Helenio Herrera buscaba el 0-0 o, como máximo, cubrir con un contraataque fructífero la posibilidad de que el Valencia llegara a marcar un gol pese a las precauciones adoptadas atrás. De hecho, esto último fue lo que en la práctica ocurrió. Pero para que al final fuera así tuvieron que mediar otros factores, en cantidad e importancia lo bastante grandes como para que nadie, ni siquiera un mago como H. H., pudiera tenerlos en cuenta en los planteamientos previos al partido. Aunque ya se sabe que, en definitiva, es siempre el resultado final el que hace bueno o malo un sistema. En este caso, como el empate es altamente positivo para el Barcelona, su táctica hace triunfar a Herrera y le permita vanagloriarse de ella.

Antes del encuentro comentaba con un colega lo que quiero aquí exponer al lector. En estos últimos años, las actuaciones del Barcelona en campo contrario nos hacían pensar casi siempre en la desproporción entre la teórica calidad individual de sus hombres y el provecho práctico que de ellos obtenía el juego del equipo. En casa, normalmente, era otra cosa. Pero ahora la situación ha variado. Obsérvelo si no el lector repasando con cierta atención la composición de las alineaciones iniciales de uno y otro equipo. A la vista está que en la valenciana había más hombres clave, más jugadores capaces de decidir. La formación azulgrana es reflejo evidente de la devaluación que la plaintilla del club ha experimentado.

Por eso, aunque parezca triste, hay que convenir en que aquí y ahora el Barcelona no puede ir al campo del Valencia más que a robar un puntito. Y lo cierto es que, aparte de la escapada de Simonsen en el gol y un cabezazo de Migueli o, mejor, rebote del balón en su cabeza que salvaron entre Pereira y el larguero a los 83 minutos, este Barcelona no pudo llegar al área rival más que en un par de ocasiones en los cinco primeros minutos, cuando, extrañamente, unos y otros dejaban jugar con la mayor tranquilidad, sin ningún atisbo de marcaje, como si se tratara de un partido de Fiesta Mayor. Aquello duró poco, claro, y lo mismo el Barcelona ofensivo.

Artola, no será, desde luego, el mejor portero del país, pero no se puede negar ni que está realizando una magnífica temporada ni que se halla ahora mismo bastante por encima del nivel medio de rendimiento del Barcelona actual. En Valencia fue absolutamente decisiva su actuación, mezcla de viveza, colocación... y un poquitín de suertecilla, que todo hace falta, con ocho acciones (se las contamos) en las que evité el gol. En tres de ellas, con los pies. Fue en los minutos 21, 27 y 85, en las ocasiones más claras del partido, de Higinio la primera y de Kempes las otras dos. Las otras, ante Saura (31’); en faltas de Bonhof (70’) y Kempes (80’); a cabezazo del alemán tras picardía del argentino (82’), y disparo de Saura (87’). La enumeración, en su amplitud, indica ya que el Valencia tiró con asiduidad y peligro.

También del árbitro hay que escribir algo. Absurda actuación la suya, particularmente en el primer tiempo, desde la anulación de un gol en cabezazo de Solsona por fuera de juego posicional de Kempes. Era el minuto 9 y el árbitro, que en principio había dado validez al gol, se volvió atrás al ver al juez de línea con la bandera levantada. La posición del argentino era, desde luego, antirreglamentaria en el momento de rematar su compañero, pero el criterio del árbitro debía decidir. Yo no habría anulado el gol, porque Kempes quedó adelantado por el impulso normal tras entrar en acción y para nada estorbó a rival alguno. Luego, lo que quieran. Desde un posible agarrón de Ramos a Subirats en el área (36’) hasta a presunta compensación con el penalty señalado, pasando por la concesión del gol azulgrana entre las protestas locales.

Pero no se piense que fue el árbitro, aun perjudicando quizás a los locales, es el principal culpable del ligero traspiés valenciano. También pesó el partido del miércoles con el Nantes, en el cansancio evidente de la última media hora, aunque no faltaron las ocasiones, y el error de Di Stéfano o del propio jugador de meter a Kempes en el área visitante todo el segundo tiempo, sin poder aprovechar de cara a puerta su supeíoridad técnica sobre Migueli.