Ficha de partido
Valencia CF
1 - 0
Athletic Club
Equipos titulares
Sustituciones
Ninguno
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Descanso
45'
Ricardo AlósAsist: Enrique Buqué
62'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Athletic Club
Records vs Athletic Club
Máximo goleador: Mundo Suárez (19 goles)
Goleador rival: Zarra (20 goles)
Más partidos: Vicente Asensi (30 partidos)
Mayor victoria: 5 - 0 (03.04.1949)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.10.1954)
Más repetido: 1-1 (23 veces)
Crónica
Como el dia de la Real Sociedad, hace exactamente dos semanas, el Valencia ha ganado nuevamente por un gol a cero, y en la decisión del partido ha influido de manera indudable la inferioridad numérica en que ha quedado el equipo visitante por la expulsión de Canito, cuando se llevaban treinta y cinco minutos de juego. Y para que la semblanza sea más completa, añadamos que al igual que con el donostiarra Elizondo, ha sido Fuertes la piedra en que se ha chocado el furor del expulsado. Con ello, si no por la alta calidad en el juego, sí al menos por esa guerra de nervios que impone al contrario en muchos partidos, Fuertes ha dado ocasión a estas dos victorias mínimas sobre la Real Sociedad y el Bilbao, en las cuales ha influido de manera evidente la inferioridad numérica en que estos equipos quedaron.
El caso es que hasta la expulsión de Canito, el partido discurría por cauces de buen juego y clara emoción. El Valencia había tomado sus precauciones retrasando a Buqué con el nueve en la espalda a la altura de los volantes, para que apoyara incluso a la zaga, mientras que Walter, y sobre todo Ricardo, se lanzaban en sucesivos asaltos sobre la puerta de Carmelo. Pero Albéniz montó el partido a base de sostener un marcaje muy cuidadoso sobre Walter, a cargo de Etura, mientras que Mauri anulaba a Buqué con su gran movilidad y formidable acierto. Un defensa, a su vez, sometía a un duro marcaje de hombre a hombre a los delanteros valencianos, retrasándose incluso Uribe, para evitar que Puchades pudiera desarrollar juego impetuoso y arrollador.
De esta forma discurría el partido con lances vistosos y emocionantes, en el que las dos puertas pasaban por situaciones de peligro. En una de ellas, pudo Walter marcar un gol, en un cabezazo soberbio, pero Merodio mandó la pelota fuera. Asi se llegó a los treinta y cinco minutos, en que un incidente sordo con Fuertes dió ocasión a que Canito, estando la pelota parada, agrediera a Fuertes. El árbitro apreció la falta, expulsando sin vacilación al bilbaino. Garay pasó a defensa central, pasando Cortucha a volante izquierdo. Pero a partir de aquí, el juego se endureció y hasta el descanso no se vió ninguna jugada de particular; sólo en un avance muy brillante entre Ricardo y Walter, Garay empujó al brasileño, derribándolo. El público pidió penalty, pero el árbitro lo negó.
Después, en el segundo tiempo, tras de un intento fallido por Merodio al rematar mal, el Valencia fué poco a poco presionando, hasta que al cuarto de hora, en un centro de Seguí, Ricardo metió el pie, consiguiendo el único gol de la tarde favoirable a su equipo. El Atlético adelantó entonces un poco a sus hombres en busca del empate, pero fué inútil, porque le pesaba de manera clara la inferioridad numérica en que se encentraba. El partido llegó al final con la victoria del Valencia por 1-0.
Como decíamos, ha tenido el partido dos fases distintas; una brillante, y buen juego hasta la expulsión de Canito, y una segunda de juego nervioso, en la que hasta el mismo árbitro Sanz se contagiO del ambiente.El Bilbao ha gustado por la construcción de juego, pero sus delanteros, a excepción de Arteche, que es muy peligroso. rematan poco y desde gran distancia, facilitando de esta manera las intervenciones de Goyo. Marcaida ha sido, después de Arteche, el mejor y más peligroso. Garay ha cumplido, tanto como extremo como luego al pasar a defensa central, pero el mejor jugador del Atlético e indudablemente el más brillante de los veintidós, ha sido Mauri, que se ha adueñado del centro del terreno, anulando a Buqué y construyendo mucho juego para su equipo. Etura ha estado discreto en su difícil papel de secante de Walter. La defensa excesivamente dura, ha destacado Sertucha y Carmelo ha tenido unas cuantas intervenciones buenas.
En el Valencia, Goyo, con poco trabajo y acertado, la defensa con Quincoces y Sócrates, los más brillantes. Sendra, muy bien en los medios, con una actuación muy lucida de Puchades, y por el ataque, esta vez ha sido Ricardo el más peligroso, quien siempre se escapaba, creando los mayores peligros en la puerta bilbaina. Walter ha estado lucido a medias, por el marcaje a que fue sometido, Buqué ha pasado inadvertido en su intento de estar en todas partes, sin laborar debidamente en el ataque, pese a la superioridad en la que se encontraba su equipo. Seguí se ha lucido más que fuertes.
El caso es que hasta la expulsión de Canito, el partido discurría por cauces de buen juego y clara emoción. El Valencia había tomado sus precauciones retrasando a Buqué con el nueve en la espalda a la altura de los volantes, para que apoyara incluso a la zaga, mientras que Walter, y sobre todo Ricardo, se lanzaban en sucesivos asaltos sobre la puerta de Carmelo. Pero Albéniz montó el partido a base de sostener un marcaje muy cuidadoso sobre Walter, a cargo de Etura, mientras que Mauri anulaba a Buqué con su gran movilidad y formidable acierto. Un defensa, a su vez, sometía a un duro marcaje de hombre a hombre a los delanteros valencianos, retrasándose incluso Uribe, para evitar que Puchades pudiera desarrollar juego impetuoso y arrollador.
De esta forma discurría el partido con lances vistosos y emocionantes, en el que las dos puertas pasaban por situaciones de peligro. En una de ellas, pudo Walter marcar un gol, en un cabezazo soberbio, pero Merodio mandó la pelota fuera. Asi se llegó a los treinta y cinco minutos, en que un incidente sordo con Fuertes dió ocasión a que Canito, estando la pelota parada, agrediera a Fuertes. El árbitro apreció la falta, expulsando sin vacilación al bilbaino. Garay pasó a defensa central, pasando Cortucha a volante izquierdo. Pero a partir de aquí, el juego se endureció y hasta el descanso no se vió ninguna jugada de particular; sólo en un avance muy brillante entre Ricardo y Walter, Garay empujó al brasileño, derribándolo. El público pidió penalty, pero el árbitro lo negó.
Después, en el segundo tiempo, tras de un intento fallido por Merodio al rematar mal, el Valencia fué poco a poco presionando, hasta que al cuarto de hora, en un centro de Seguí, Ricardo metió el pie, consiguiendo el único gol de la tarde favoirable a su equipo. El Atlético adelantó entonces un poco a sus hombres en busca del empate, pero fué inútil, porque le pesaba de manera clara la inferioridad numérica en que se encentraba. El partido llegó al final con la victoria del Valencia por 1-0.
Como decíamos, ha tenido el partido dos fases distintas; una brillante, y buen juego hasta la expulsión de Canito, y una segunda de juego nervioso, en la que hasta el mismo árbitro Sanz se contagiO del ambiente.El Bilbao ha gustado por la construcción de juego, pero sus delanteros, a excepción de Arteche, que es muy peligroso. rematan poco y desde gran distancia, facilitando de esta manera las intervenciones de Goyo. Marcaida ha sido, después de Arteche, el mejor y más peligroso. Garay ha cumplido, tanto como extremo como luego al pasar a defensa central, pero el mejor jugador del Atlético e indudablemente el más brillante de los veintidós, ha sido Mauri, que se ha adueñado del centro del terreno, anulando a Buqué y construyendo mucho juego para su equipo. Etura ha estado discreto en su difícil papel de secante de Walter. La defensa excesivamente dura, ha destacado Sertucha y Carmelo ha tenido unas cuantas intervenciones buenas.
En el Valencia, Goyo, con poco trabajo y acertado, la defensa con Quincoces y Sócrates, los más brillantes. Sendra, muy bien en los medios, con una actuación muy lucida de Puchades, y por el ataque, esta vez ha sido Ricardo el más peligroso, quien siempre se escapaba, creando los mayores peligros en la puerta bilbaina. Walter ha estado lucido a medias, por el marcaje a que fue sometido, Buqué ha pasado inadvertido en su intento de estar en todas partes, sin laborar debidamente en el ataque, pese a la superioridad en la que se encontraba su equipo. Seguí se ha lucido más que fuertes.