Ficha de partido: 02.04.2005: Real Zaragoza 2 - 2 Valencia CF

Ficha de partido

Real Zaragoza
Real Zaragoza
2 - 2
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Marco Caneira
9'
Fabio Aurelio
32'
Generelo
44'
Descanso
45'
GallettiVilla
46'
David Albelda
49'
Emiliano MorettiFabio Aurelio
54'
Stefano FioreFrancisco Rufete
54'
David Albelda
57'
ZapaterMovilla
68'
Bernardo CorradiMarco Di Vaio
80'
Bernardo CorradiAsist: Miguel Ángel Mista
81'
Marco CaneiraAsist: Stefano Fiore
87'
Marco Caneira
91'
Final del partido
92'

Estadio



Nombre: La Romareda
Aforo: 34.596 espectadores
Ubicación: Zaragoza (Zaragoza) 
Inauguración: 08/09/1957

Rival: Real Zaragoza

Records vs Real Zaragoza

Máximo goleador: Manuel Badenes (9 goles)
Goleador rival: Duca (6 goles)
Mayor victoria: 7 - 0 (14.02.1943)
Mayor derrota: 1 - 6 (19.04.1959)
Más repetido: 1-0 (13 veces)

Crónica

No hay excusas, dijo Antonio López en la víspera del partido. El Valencia llegó a La Romareda con lo justo, pero cargado de ilusiones, y se volvió con un punto que sabe a muy poco. Un punto por los pelos, después de empezar teniendo el encuentro controlado y después de encajar dos goles que parecían una sentencia, una losa. Bueno es no perder, pero un empate así también duele. Fue un partido raro. Vaya eso por delante. El equipo había llegado a Zaragoza decidido a dar un paso adelante en su lucha por alcanzar uno de los puestos de Champions League y parecía que iba a conseguirlo. Dominó y llevó la iniciativa, pero una jugada de fortuna en el último suspiro del primer tiempo le dejó frío y poco después, en la reanudación, el tanto de Savio, en combinación con Albelda, significó un 2-0 que resultó más helado que el viento del Moncayo.

El partido de ayer tiene dos lecturas. La de los primeros 44 minutos, en los que no hubo más dominador que los de López, y el resto, con un Zaragoza crecido por los goles, que en el tramo final se encontró a un equipo que no echó la toalla y recuperó parte del tiempo perdido. Cañizares no había tenido ningún trabajo hasta el minuto final del primer tiempo. Generelo le obligó a sacar el balón del fondo de la portería. Ese fue su único cometido. Un mazazo, porque hasta dicho momento los de López habían mandado, habían llevado la iniciativa, había marcado el tono el partido, habían tenido ocasiones.... Todo, todo. Habían sido un bloque con entidad, decidido a lograr el triunfo.

Dominaron y pudieron ponerse por delante en el marcador. Hasta cuatro claras ocasiones tuvo un Di Vaio especialmente fallón, aparte de otras aproximaciones de sus compañeros que, con todo a favor, culminaron con la misma escasa fortuna y acierto ante el marco defendido por Luis García. Desde el primer minuto se había visto a un Valencia dominador ante un Zaragoza titubeante, temeroso, muy flojo. Los dos entrenadores, Antonio López y Víctor Muñoz, se desesperaban desde la banda. El local porque veía que los blanquinegros –esta vez de naranja– no daban opción a los suyos. Superioridad y anticipación. Recuperaban el balón con meridiana facilidad para irse rápidamente adelante, decididos a por el gol.

Y ahí es donde radicaba el enfado del técnico valencianista. El control que sus jugadores mostraban en defensa no era acorde con el del ataque. Cuando un equipo domina y domina pero no marca, se expone a que el contrario, en una jugada de fortuna, en un chut desde más de 40 metros (como el que recibió el día del Getafe), le ponga en evidencia. Y pasó eso. El Valencia se fue al descanso desconcertado y cuando regresó para iniciar la segunda mitad recibió un nuevo jarro de agua fría. Con el 2-0 y el segundo tiempo delante, el Zaragoza jugó a placer, triangulando, y pudo reventar a un rival que se desesperaba. Al que no le salía nada.

Desde luego el estado del campo no era el más idóneo para jugar al fútbol. La lluvia que a lo largo del día descargó en Zaragoza y arreció de forma intermitente una hora antes del inicio dejó el césped resbaladizo y, por lo tanto, muy rápido. Pero era tan malo para unos como para otros. El Valencia había afrontado el partido con lo justo. Las bajas de Aimar y Sissoko provocaron que que Antonio López tuviera que replantear “su” equipo, dando acceso a Angulo y Caneira. La incorporación del portugués estaba cantada, pero no así la del delantero asturiano, que salía de una lesión. En las quinielas se daba a Fiore como sustituto de Aimar, porque además es su ubicación natural.

Sin embargo, López prefirió colocar a Angulo en esa demarcación, aunque tras el descanso, a raíz del segundo gol, dio entrada al italiano en el centro y desplazó a Angulo a la banda derecha. Al mismo tiempo Rufete había cedido su puesto a Moretti, que se situó como extremo zurdo, con lo que Mista acompañó a Di Vaio en el ataque, y este cedió a 10 minutos del final su puesto a Corradi. Los cambios surtieron efecto porque el Zaragoza no supo mantener su ventaja. Un despiste defensivo dio la oportunidad al denostado ariete italiano de acortar la ventaja. Fue el gol que resucitó a los de Antonio López, que volvieron a meterse en el partido y, por medio de Marco Caneira, evitaron el desastre, porque la derrota no tendría más lectura que esa. Aun así el empate, viendo lo que el Valencia tenia enfrente, es decepcionante.