Ficha de partido
Rayo Vallecano
3 - 1
Valencia CF
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
De Quintana
16'
José María
22'
Klimowicz
25'
Klimowicz
41'
Javier Farinós
44'
Claudio LópezFernando Gómez
45'
Descanso
45'
Gabriel MoyaValery Karpin
45'
Klimowicz
51'
Moreau
51'
José María
60'
MartínGuilherme
60'
CortijoCota
66'
Fernando Cáceres
83'
PeragónKlimowicz
84'
Gabriel Moya
88'
Patxi FerreiraAsist: Enrique Romero
89'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Rayo Vallecano
Records vs Rayo Vallecano
Máximo goleador: Jonas Gonçalves (4 goles)
Goleador rival: Ninguno
Más partidos: Fernando Gómez (10 partidos)
Mayor victoria: 7 - 0 (08.04.1978)
Mayor derrota: 0 - 3 (11.12.1977)
Más repetido: 1-0 (7 veces)
Crónica
El Rayo aprovechó el desembarco de un cadáver en Vallecas para aferrarse a la vida. El Valencia, que presuntamente se jugaba una opción europea, se autoflageló con una actuación surrealista, más propia de un torneo de verano que del tramo final de la Liga. El Rayo le pasó por encima y le humilló con un resultado concluyente. El barrio disfrutó en una tarde de fútbol que sirvió para reivindicar el ojo clínico de los técnicos rayistas.
Ante los sonoros nombres valencianistas, triunfaron dos desconocidos argentinos que llegaron a Vallecas de incógnito; Ameli, un líbero elegante que juega como si participara en un desfile de modelos, y Klimowicz, un goleador con engañoso aspecto de tronco pero con grandes fundamentos. Ambos lideraron la revolución de un equipo con perfiles proletarios pero adornado con detalles de calidad. Sobre todo durante la primera parte, y mientras los valencianistas miraban a las musarañas, el Rayo disfrutó y tomó al asalto el área rival. El equipo rayista se acostumbró pronto a ganar la espalda de una defensa descoordinada en el achique, despistada y condescendiente. Klimowicz falló un primer duelo cuerpo a cuerpo con Zubizarreta, pero no tardó en aprovechar las gentilezas del adversario para impartir la doctrina de un goleador con futuro.
En el primer gol, culminó una salida de la cueva de Ameli al estilo de Beckenbauer, mirada al frente y balón cosido. El defensa argentino invadió terreno rival, oteó el horizonte y encontró a su compatriota, que no perdonó. El Valencia ni sentía ni padecía. Se limitaba a dejarse aplastar por el esfuerzo de los jugadores rayistas, que gotearon nuevas ocasiones antes de que Klimowicz resolviera al aprovechar una asistencia de Cota. El argentino se embolsó el balón con la zurda, y remachó con la derecha. Le habría dado tiempo a pedir un café, saludar a Ruiz Mateos y charlar con los amigos.
Valdano insufló sangre en las venas de su equipo tras el descanso. Trató de tomar las bandas con Moya y López y se acercó a la remontada. El Rayo se aturulló y un remate al palo de Vlaovic encendió las alarmas. Pero a la contra llegó la sentencia. Guilherme, que estaba medio cojo y había pedido el cambio, resquebrajó la cintura de Ferreira y regaló a José María un pase de la muerte que precedió al 3-0. En la media hora siguiente, el Valencia se consumió sin remedio, pese al inútil gol postrero.
Ante los sonoros nombres valencianistas, triunfaron dos desconocidos argentinos que llegaron a Vallecas de incógnito; Ameli, un líbero elegante que juega como si participara en un desfile de modelos, y Klimowicz, un goleador con engañoso aspecto de tronco pero con grandes fundamentos. Ambos lideraron la revolución de un equipo con perfiles proletarios pero adornado con detalles de calidad. Sobre todo durante la primera parte, y mientras los valencianistas miraban a las musarañas, el Rayo disfrutó y tomó al asalto el área rival. El equipo rayista se acostumbró pronto a ganar la espalda de una defensa descoordinada en el achique, despistada y condescendiente. Klimowicz falló un primer duelo cuerpo a cuerpo con Zubizarreta, pero no tardó en aprovechar las gentilezas del adversario para impartir la doctrina de un goleador con futuro.
En el primer gol, culminó una salida de la cueva de Ameli al estilo de Beckenbauer, mirada al frente y balón cosido. El defensa argentino invadió terreno rival, oteó el horizonte y encontró a su compatriota, que no perdonó. El Valencia ni sentía ni padecía. Se limitaba a dejarse aplastar por el esfuerzo de los jugadores rayistas, que gotearon nuevas ocasiones antes de que Klimowicz resolviera al aprovechar una asistencia de Cota. El argentino se embolsó el balón con la zurda, y remachó con la derecha. Le habría dado tiempo a pedir un café, saludar a Ruiz Mateos y charlar con los amigos.
Valdano insufló sangre en las venas de su equipo tras el descanso. Trató de tomar las bandas con Moya y López y se acercó a la remontada. El Rayo se aturulló y un remate al palo de Vlaovic encendió las alarmas. Pero a la contra llegó la sentencia. Guilherme, que estaba medio cojo y había pedido el cambio, resquebrajó la cintura de Ferreira y regaló a José María un pase de la muerte que precedió al 3-0. En la media hora siguiente, el Valencia se consumió sin remedio, pese al inútil gol postrero.