Ficha de partido
Valencia CF
0 - 0
RCD Espanyol
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Ricardo Arias
19'
Job
30'
Descanso
45'
Maldonado
59'
Fernando GinerRicardo Arias
61'
OrejuelaJiménez
67'
Juan José Urruti
72'
Fernando GómezPaco Ferrando
81'
IñakiMárquez
87'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: RCD Espanyol
Records vs RCD Espanyol
Máximo goleador: Mundo Suárez (21 goles)
Goleador rival: Prat (9 goles)
Más partidos: Juan Ramón Santiago (28 partidos)
Mayor victoria: 4 - 0 (19.10.2003)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.06.1928)
Más repetido: 2-1 (25 veces)
Crónica
Tres cuartos de entrada en el Luis Casanova. La recaudación ascndió a 6.535.000 pesetas. Presenció el encuentro el seleccionador Sub-21, Luis Suárez, que quería ver en acción a alguno de sus muchachos. Ovación de gala al Valencia y fuerte bronca al Español, que se incrementaba cada vez que García Pitarch tocaba el balón. Pleno de directivos españolistas en el palco presidencial. Se estrenaba marcador en el Luis Casanova, y el estreno no podía ir peor para los valencianistas, ya que al final del partido seguía señalando el 0-0 inicial. Durante el descanso se produjeron diversos incidentes en el gol sur, provocados por los ultra y aficionados visitantes. El Valencia lanzó tres saques de esquina, todos en el primer tiempo, por dos el Español, uno en cada mitad.
Dirigió el encuentro el colegiado vizcaíno Benavente Garasa. Su actuación fue regular. Tal vez su mayor error fue no mostrar la cartulina amarilla al valenclanista Urruti, que ya tenía una al dar una patada a Job cuando se internaba soló en el área defendida por Sempere, transcuría el minuto 62. Mostró cuatro tarjetas amarillas a Urruti, en el minuto 30, por zancadilla a Lauridsen, a Job, en el 33, también por zancadilla a Boro, a Arias, en el 34, por protestar, y a Maldonado, en el 53, por derribar a Sixto cuando se colaba solo hacia la meta de N'Kono.
Quién le iba a decir al Español que, después de todos sus sufrimientos y reveses de los últimos tiempos, conseguiría en una semana amarrar dos puntos de vida o muerte en Sarriá y luego sacar un positivo del Luis Casanova. Quién lo iba a decir, pero ahí queda escrito. En el terreno de juego más sacrosanto de lo que llevamos de Liga, los hombres de Azkargorta se permitieron el lujo de robarle un punto al Valencia y volverse para casa con un positivo que sabe a gloria y que, números cuentan, permite al cuadroblanquiazul rebajar de 3 a 2 los negativos que hasta hace bien poco parecían haber encendido todas las luces rojas en Barcelona.
Y lo cierto es que el Español mereció de todas, todas, el empate a cero goles con que finalizó el encuentro. Un partido que empezó siendo un toma y daca, jugado a fuerte ritmo, y que acabó con el Español replegado en su área, intentando aguantar el empate, mientras el Valencia se veía incapaz de hilvanar la jugada salvadora. Que los españolistas estaban dispuestos a sacar algo positivo quedó claro durante la primera mitad. Y eso, a pesar de que el Valencia salió dispuesto a marcar lo más pronto posible para encarrillar el encuentro. Así, durante los quince primeros minutos, hasta tres avisos pudimos contar ante la portería blanquiazul. Pero allí estaba un soberbio N'Kono, que todavía era el del pasado domingo en Sarriá, desviando balones de peligro firmados por Wilmar Cabrera y Urruti, que habrían de ser sus principales enemigos.
Sin embargo, en cuanto el Español consiguió frenar las iniciales acometidas ches, la cosa se niveló. Fue entonces cuando el cuadro blanquiazul, muy bien conducido por Lauridsen, demostró que no estaba dispuesto a conformarse y puso en juego su peligroso contraataque. La primera ocasión la tuvo Giménez, en el minuto 19, pero no fue hasta el 29 cuando el equipo de Azkargorta gozó de la mejor oportunidad durante los primeros 45 minutos. Fue una magnífica galopada de Zúñiga, que entró por la derecha como una exhalación, sorteando defensas a diestro y siniestro, su centro fue dejado pasar muy hábilmente por Giménez y el balón fue a parar a García Pitarch, dispuesto a aguarles las fiestas a sus ex-aficionados. Pero su disparo, aunque si bien flojo, se estrelló en el poste izquierdo.
En esos minutos, los del número 30, fue cuando el Español pudo haber inclinado la balanza a su favor y sacar muy bien los dos puntos en litigio. El centro del campo era suyo ante la inoperancia local. Lauridsen lanzaba una falta lamiendo la escuadra y un minuto después, en el 37, un centro de Job, convertido durante todo el partido en un delantero más, fue peinado por Pineda para que Márquez, entrando por la derecha, cruzara el balón por delante del marco de Sempere, que sólo pudo ver cómo el esférico rozaba la línea de gol. Fue el mejor Español de todo el partido. Un Español dispuesto a demostrar que el 5-0 del año pasado encajado por sus juveniles por mor de la huelga profesional, había sido un castigo que había que borrar del recuerdo.
En la reanudación, el panorama cambió. El Valencia salió dispuesto a no dejar escapar ese punto y el Español, replegando sus líneas, prefirió jugar al gato y al ratón, agazapado junto a N'Kono y dispuesto a soltar en cualquier momento sus contraataques. Pero el Valencia no supo encontrar en ningún momento su juego. Aunque Cabrera y Urruti buscaron la ocasión, las jugadas blancas no llevaban casi nunca mucho peligro. Los visitantes, por contra, tuvieron a un Miguel Angel omnipresente en la cobertura, mientras Zúñiga realizaba una ingente tarea en el centro del campo. No obstante, el gol parecía vedado, porque Pineda estaba fuera de juego y García Pitarch se fue empequeñeciendO conforme le gritaba el público.
Los minutos fueron pasando y el marcador seguía señalando el cero a cero. El Valencia volvió a la carga y el Español se defendió ordenadamente. Pero todo su esfuerzo estuvo a punto de venirse a pique en el minuto 38, cuando Sixto recibió un pase adelantado de Urruti y se plantó solo ante N'Kono. Levantó el balón en exceso y eso impidió que el Valencia marcara y lograra dos puntos que no se habría merecido en una noche en la que el Español, por fin, hizo precisamente eso: su noche.
Dirigió el encuentro el colegiado vizcaíno Benavente Garasa. Su actuación fue regular. Tal vez su mayor error fue no mostrar la cartulina amarilla al valenclanista Urruti, que ya tenía una al dar una patada a Job cuando se internaba soló en el área defendida por Sempere, transcuría el minuto 62. Mostró cuatro tarjetas amarillas a Urruti, en el minuto 30, por zancadilla a Lauridsen, a Job, en el 33, también por zancadilla a Boro, a Arias, en el 34, por protestar, y a Maldonado, en el 53, por derribar a Sixto cuando se colaba solo hacia la meta de N'Kono.
Quién le iba a decir al Español que, después de todos sus sufrimientos y reveses de los últimos tiempos, conseguiría en una semana amarrar dos puntos de vida o muerte en Sarriá y luego sacar un positivo del Luis Casanova. Quién lo iba a decir, pero ahí queda escrito. En el terreno de juego más sacrosanto de lo que llevamos de Liga, los hombres de Azkargorta se permitieron el lujo de robarle un punto al Valencia y volverse para casa con un positivo que sabe a gloria y que, números cuentan, permite al cuadroblanquiazul rebajar de 3 a 2 los negativos que hasta hace bien poco parecían haber encendido todas las luces rojas en Barcelona.
Y lo cierto es que el Español mereció de todas, todas, el empate a cero goles con que finalizó el encuentro. Un partido que empezó siendo un toma y daca, jugado a fuerte ritmo, y que acabó con el Español replegado en su área, intentando aguantar el empate, mientras el Valencia se veía incapaz de hilvanar la jugada salvadora. Que los españolistas estaban dispuestos a sacar algo positivo quedó claro durante la primera mitad. Y eso, a pesar de que el Valencia salió dispuesto a marcar lo más pronto posible para encarrillar el encuentro. Así, durante los quince primeros minutos, hasta tres avisos pudimos contar ante la portería blanquiazul. Pero allí estaba un soberbio N'Kono, que todavía era el del pasado domingo en Sarriá, desviando balones de peligro firmados por Wilmar Cabrera y Urruti, que habrían de ser sus principales enemigos.
Sin embargo, en cuanto el Español consiguió frenar las iniciales acometidas ches, la cosa se niveló. Fue entonces cuando el cuadro blanquiazul, muy bien conducido por Lauridsen, demostró que no estaba dispuesto a conformarse y puso en juego su peligroso contraataque. La primera ocasión la tuvo Giménez, en el minuto 19, pero no fue hasta el 29 cuando el equipo de Azkargorta gozó de la mejor oportunidad durante los primeros 45 minutos. Fue una magnífica galopada de Zúñiga, que entró por la derecha como una exhalación, sorteando defensas a diestro y siniestro, su centro fue dejado pasar muy hábilmente por Giménez y el balón fue a parar a García Pitarch, dispuesto a aguarles las fiestas a sus ex-aficionados. Pero su disparo, aunque si bien flojo, se estrelló en el poste izquierdo.
En esos minutos, los del número 30, fue cuando el Español pudo haber inclinado la balanza a su favor y sacar muy bien los dos puntos en litigio. El centro del campo era suyo ante la inoperancia local. Lauridsen lanzaba una falta lamiendo la escuadra y un minuto después, en el 37, un centro de Job, convertido durante todo el partido en un delantero más, fue peinado por Pineda para que Márquez, entrando por la derecha, cruzara el balón por delante del marco de Sempere, que sólo pudo ver cómo el esférico rozaba la línea de gol. Fue el mejor Español de todo el partido. Un Español dispuesto a demostrar que el 5-0 del año pasado encajado por sus juveniles por mor de la huelga profesional, había sido un castigo que había que borrar del recuerdo.
En la reanudación, el panorama cambió. El Valencia salió dispuesto a no dejar escapar ese punto y el Español, replegando sus líneas, prefirió jugar al gato y al ratón, agazapado junto a N'Kono y dispuesto a soltar en cualquier momento sus contraataques. Pero el Valencia no supo encontrar en ningún momento su juego. Aunque Cabrera y Urruti buscaron la ocasión, las jugadas blancas no llevaban casi nunca mucho peligro. Los visitantes, por contra, tuvieron a un Miguel Angel omnipresente en la cobertura, mientras Zúñiga realizaba una ingente tarea en el centro del campo. No obstante, el gol parecía vedado, porque Pineda estaba fuera de juego y García Pitarch se fue empequeñeciendO conforme le gritaba el público.
Los minutos fueron pasando y el marcador seguía señalando el cero a cero. El Valencia volvió a la carga y el Español se defendió ordenadamente. Pero todo su esfuerzo estuvo a punto de venirse a pique en el minuto 38, cuando Sixto recibió un pase adelantado de Urruti y se plantó solo ante N'Kono. Levantó el balón en exceso y eso impidió que el Valencia marcara y lograra dos puntos que no se habría merecido en una noche en la que el Español, por fin, hizo precisamente eso: su noche.