Ficha de partido: 04.05.1930: Valencia CF 2 - 5 Real Madrid

Ficha de partido

Valencia CF
Valencia CF
2 - 5
Real Madrid
Real Madrid

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
G. Rubio
5'
G. Rubio
20'
Quesada (Pen.)
40'
Descanso
45'
Cosme
49'
Jesús Navarro (Pen.)
57'
Picolín ReigAsist: Domingo Torredeflot
77'
G. Rubio
82'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Mestalla
Aforo: 55.000 espectadores
Ubicación: Valencia (Valencia) 
Inauguración: 20/05/1923

Rival: Real Madrid

Records vs Real Madrid

Máximo goleador: Mundo Suárez (13 goles)
Goleador rival: Raúl (17 goles)
Mayor victoria: 6 - 0 (09.06.1999)
Mayor derrota: 1 - 7 (23.08.1990)
Más repetido: 1-2 (27 veces)

Crónica

Con un lleno imponente y gran expectación se jugó este partido, arbitraro por Insausti. Los equipos son recibidos con una ovación unánime, que se reproduce cuando Pasarín entrega a Quesada, como capitán del Madrid, un monumental ramo de naranjas.

El Valencia actúa con gran nerviosismo, pecando de imprecisión en los pases; por el contrario, el Madrid actúa con una serenidad notable. A los pocos momentos, en un avance combinado entre Cosme y Triana, este último toca el balón con las manos. Los defensas valencianos paran el juego, creyendo que Insausti ha pitado la falta; Rubio se hace con el esférico, y de un chut flojo lo introduce en la red, sin que Cano haga nada para detener el balón, e Insausti, ante la estupefacción general, concede el goal como válido. La bronca es imponente y justificada.

El Valencia se desmorona. Medios y defensas no dan pie con bola, de lo que se aprovechan los madrileños para dominar ampliamente. No obstante, en una ocasión, Torredeflot escapa con el balón y centra ceñido. Arilla, solo ante Vidal, falla lamentablemente, mandando la pelota fuera. Cano interviene con acierto al detener un chut colocadísimo de Rubio. A los veinte minutos de juego, Rubio, en una jugada magistral, y tras de driblar a cuantos contrarios le salen al paso, y desde cerca de la línea de goal, consigue el segundo goal de un tiro formidable, que Cano no puede ni ver.

El goal es aplaudidísimo, a pesar de que viene a empeorar la situación del Valencia. En un avance madiíleño, Melenchón despeja de puño un balón cuando la situación no era de peligro inminente ni mucho menos. Insausti señala penalty, y Quesada se encarga de convertirlo en el tercer goal madrileño. El Valencia ataca desesperadamente, pero la defensa madrileña, compenetradísima, anula todos los avances de los valencianos. Navarro lanza un tiro formidable, cambiándose el balón de pie. El tanto es inminente, pero Vidal efectúa una formidable parada, alejando el peligro al poner el balón en corner.

En el segundo tiempo, Costa, lesionado en las postrimerías de la primera parte, permuta su puesto con Arilla. El ala izquierda del Valencia queda prácticamente inútil. Salen los valencianos con grandes bríos, efectuando Torredeflot un magnífico avance, que termina en un ceñido centro, que remata Picolin bien. Pero Vidal está en vena de aciertos y detiene el balón. Replica el Madrid con un buen avance de Lazcano, que escapa por piernas, y desde cerca de la línea de goal centra; fallan sucesivamente Melenchón y Pasarín, y Cosme, a placer, remata el cuarto goal para los madrileños, sin que Cano pueda hacer nada para evitarlo. Han transcurrido cuatro minutos de juego.

A los doce minutos de juego se castiga al Madrid con un penalty por mano de Quesada. Se encarga de tirarlo Navarro, consiguiendo el primer tanto a los doce minutos de juego. El Valencia se anima extraordinariamente. El balón ronda la puerta defendida por Vidal, pero tanto éste como Torregrosa y Quesada tienen una actuación brillantísima, impidiendo a los valencianos aumentar el tanteador. A los treinta y dos minutos, Picolin remata de cabeza, magníficamente, un centro corto de Torredeflot, consiguiendo así el segundo goal.

Vuelve el Valencia a dominar, animándose el juego extraordinariamente; pero los avances de los delanteros valencianos son embarullados, contrastando con la serena defensa que hacen los madrileños de su puerta y esto hace que transcurra el tiempo sin que suban los números del marcador en beneficio del Valencia. Faltando pocos minutos para terminar, en un avance de Cosme, éste entrega el balón a Rubio, que se halla en manifiesto offside. El delantero del Madrid queda parado, creyendo que Insausti ha pitado la falta; pero, en vista de que éste hace mención de que continúe el juego, avanza tranquilamente, y, a placer, consigue el quinto goal para los suyos. La bronca es apocalíptica; pero Insausti, impertérrito, da como válido el tanto. Y, para colmar los desaciertos de Insausti, éste señala el final cuando faltan cuatro minutos para terminar el tiempo reglamentario. El público, que ha estado cargándose de paciencia durante todo el encuentro, se limita a despedir al arbitro con música de viento.

El Valencia ha jugado un mal encuentro. Bien es verdad que el primer goal ha sido de los que desconciertan al equipo más ducho. Se ha dejado ganar la fuerza moral por el Madrid, y luego no ha hecho nada a derechas. De la copiosa derrota, gran parte de culpa, puesto que tanto el primer goal del Madrid como el último han debido ser anulados por faltas cometidas por los madrileños, hay que achacarla a Insausti, que ha conseguido desmoralizar al Valencia. Esto, unido a la lentitud de los delanteros valencianos, que han permitido a los defensas madrileños desenvolverse a placer, han decidido el resultado tan francamente favorable a los madrileños.

El Madrid ha jugado un buen encuentro. Todas las líneas se han acoplado magníficamente; bien es verdad que favorecidos por la desorientación de sus contrarios. No obstante, hay que distinguir a Triana y, Rubio, que han jugado un formidable partido, así como también el trío defensivo, cuya actuación no ha tenido pero. Insausti ha hecho un arbitraje completamente detestable.

El público, más de 20.000 personas, a pesar del resultado desfavorable y de las incidencias del juego, se comportó correctísimamente, despidiendo al Madrid con una gran ovación. No así al arbitro, que tuvo que adoptar precauciones para salir del campo ante la actitud de algunos exaltados, que querían tomarse la justicia por su mano.