Ficha de partido
Valencia CF
3 - 0
Levante UD
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Roberto Ayala
23'
Camacho
24'
Hugo VianaRubén Baraja
30'
David Albelda
39'
Ettien
40'
Descanso
45'
Hugo VianaAsist: David Villa
51'
CésarÁlvaro
54'
Fernando MorientesAsist: David Silva
56'
Joaquín SánchezFernando Morientes
58'
RobertRubiales
62'
ReggiNino
68'
Roberto AyalaAsist: David Villa
79'
Alexis
81'
Carlos MarchenaDavid Albelda
81'
Curro Torres
83'
César
89'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Levante UD
Records vs Levante UD
Máximo goleador: Arturo Montes (26 goles)
Goleador rival: Martínez (12 goles)
Más partidos: Rino Costa (26 partidos)
Mayor victoria: 7 - 0 (17.01.1921)
Mayor derrota: 1 - 6 (20.10.1935)
Más repetido: 2-1 (15 veces)
Crónica
Un derbi y dos sensaciones. El Valencia superó al Levante en Mestalla (3-0) y este resultado facilita que el conjunto de Quique se meta en puestos de Champions después de cinco victorias consecutivas, a expensas de lo que ocurra hoy con Real Madrid y Zaragoza. Mientras, los goles de Hugo Viana, Morientes y Ayala causan que el Levante se estanque y un triunfo de Betis y Mallorca le abocaría a puestos de descenso, lo que dejaría a López Caro en una situación crítica. Salvo en algunos minutos del primer periodo, no hubo color en el derbi. El Valencia se lo llevó con facilidad, merced a su mayor acierto ante la portería rival. Hugo Viana, Morientes y Ayala hicieron lo que para Riga, Reggi y Alexis fue imposible. El Levante, una vez más, pagó su ineficacia de cara al gol. Dicho de otra forma, los azulgrana comprobaron la gran diferencia a la que se encuentran, hoy por hoy, de un Valencia muy superior.
La calidad se impone y el gol se paga. Es obvio. Y eso le bastó al Valencia para ganar el partido. Cuando mejor jugaba el Levante y menos inspiración mostraban los de Quique, dos acciones puntuales decidieron y cambiaron el rumbo del choque de manera definitiva. Quique manifestó en la víspera del choque que en este tipo de partidos se reducen las diferencias entre uno y otro, incluso en cuanto a la calidad. Acertó, a juzgar por lo visto en un primer acto en el que la igualdad se fue haciendo patente a medida que transcurrió el tiempo, pues de inicio fue el Valencia quien llevó el mando, llegó más al área de Molina y tuvo las ocasiones más claras para haberse adelantado en el marcador.
Sin embargo, la inspiración valencianista fue a menos, el Levante comenzó a estirarse en vista de que controlaba bien a su rival, que iba a menos y que, para colmo de males, perdió a Baraja. Los azulgrana se pusieron manos a la obra, Camacho y Berson trabajaban para entonces a destajo, Riga enlazaba bien y a la excelente labor de Courtois por la izquierda se unió el despertar de Ettien, hasta entonces desaparecido. El dominio levantinista culminaba como el anterior del Valencia, en las manos de los respectivos guardametas. Faltó acierto en el remate, aunque Molina superó en efectividad a Cañizares, cuyas intervenciones fueron más sencillas. Angulo, en dos ocasiones –minutos 15 y 34–, pudo marcar, pero el meta valenciano del Levante se lució despejando el esférico en ambas oportunidades.
El conjunto azulgrana desplegó buen fútbol en el tramo final de este primer tiempo. La marcha de Baraja, lesionado, le benefició, principalmente porque el Valencia se quedó sin el hombre que aporta las ideas, la claridad y el sentido al fútbol de su equipo. Sin embargo, a los jugadores del Levante, como les viene sucediendo toda la temporada, se les nublaba la vista cuando se acercaban a Cañizares. Y como unos y otros fallaron de cara a gol, se llegó al descanso sin que funcionara el marcador y con la duda de si Ettien cometió penalti sobre Villa, reclamado por el asturiano. El árbitro tuvo claro que no existió. El inicio del segundo acto tuvo un momento clave: la lesión del central levantinista Álvaro. Cuando era atendido sobre el mismo terreno de juego llegó el primer gol del Valencia. Hugo Viana, zurdo nato, disparó con su pierna derecha, Molina no pudo atajar el balón que, junto al poste izquierdo, llegó a la red.
Fue el principio del fin para el Levante. Ahí se le fue el partido. Había perdido a su mejor hombre en defensa y encajaba el primer gol. Y sin tiempo para recomponerse le cayó el segundo, obra de Morientes, que estaba allí. El desviado remate de Silva le pegó en la pierna y se fue a la red. A partir de ese instante, el Valencia jugó a placer. Se gustó en acciones puntuales, conscientes sus jugadores de que el partido estaba sentenciado. A Hugo Viana su gol le dio vida y jugó como nunca se le había visto en Mestalla. Parando, levantando la cabeza y desplazando el balón a la perfección. Silva mantuvo su gran nivel y ni siquiera la permuta de posiciones –Angulo volvió a la izquierda–, se acusó.
Con todo hecho, el partido estaba para Joaquín y Quique lo metió en liza. El andaluz mostró sus pinceladas típicas, más para la grada que efectivas, pero ya estaba todo decidido. El único sobresalto para el Valencia lo dio Reggi, en remate con la cabeza al saque de una falta, minuto 71. El gol hubiera animado el encuentro, pero Cañizares estuvo atento y ágil para despejar a córner. El derbi se fue apagando. Nadie forzó ya la máquina, menos aún el Valencia que, muy superior, controlaba y mandaba. Incluso dejó jugar a su inofensivo oponente, que volvió a mostrar sus carencias ofensivas por medio de Alexis y a encontrarse con un acertado Cañizares.
La calidad se impone y el gol se paga. Es obvio. Y eso le bastó al Valencia para ganar el partido. Cuando mejor jugaba el Levante y menos inspiración mostraban los de Quique, dos acciones puntuales decidieron y cambiaron el rumbo del choque de manera definitiva. Quique manifestó en la víspera del choque que en este tipo de partidos se reducen las diferencias entre uno y otro, incluso en cuanto a la calidad. Acertó, a juzgar por lo visto en un primer acto en el que la igualdad se fue haciendo patente a medida que transcurrió el tiempo, pues de inicio fue el Valencia quien llevó el mando, llegó más al área de Molina y tuvo las ocasiones más claras para haberse adelantado en el marcador.
Sin embargo, la inspiración valencianista fue a menos, el Levante comenzó a estirarse en vista de que controlaba bien a su rival, que iba a menos y que, para colmo de males, perdió a Baraja. Los azulgrana se pusieron manos a la obra, Camacho y Berson trabajaban para entonces a destajo, Riga enlazaba bien y a la excelente labor de Courtois por la izquierda se unió el despertar de Ettien, hasta entonces desaparecido. El dominio levantinista culminaba como el anterior del Valencia, en las manos de los respectivos guardametas. Faltó acierto en el remate, aunque Molina superó en efectividad a Cañizares, cuyas intervenciones fueron más sencillas. Angulo, en dos ocasiones –minutos 15 y 34–, pudo marcar, pero el meta valenciano del Levante se lució despejando el esférico en ambas oportunidades.
El conjunto azulgrana desplegó buen fútbol en el tramo final de este primer tiempo. La marcha de Baraja, lesionado, le benefició, principalmente porque el Valencia se quedó sin el hombre que aporta las ideas, la claridad y el sentido al fútbol de su equipo. Sin embargo, a los jugadores del Levante, como les viene sucediendo toda la temporada, se les nublaba la vista cuando se acercaban a Cañizares. Y como unos y otros fallaron de cara a gol, se llegó al descanso sin que funcionara el marcador y con la duda de si Ettien cometió penalti sobre Villa, reclamado por el asturiano. El árbitro tuvo claro que no existió. El inicio del segundo acto tuvo un momento clave: la lesión del central levantinista Álvaro. Cuando era atendido sobre el mismo terreno de juego llegó el primer gol del Valencia. Hugo Viana, zurdo nato, disparó con su pierna derecha, Molina no pudo atajar el balón que, junto al poste izquierdo, llegó a la red.
Fue el principio del fin para el Levante. Ahí se le fue el partido. Había perdido a su mejor hombre en defensa y encajaba el primer gol. Y sin tiempo para recomponerse le cayó el segundo, obra de Morientes, que estaba allí. El desviado remate de Silva le pegó en la pierna y se fue a la red. A partir de ese instante, el Valencia jugó a placer. Se gustó en acciones puntuales, conscientes sus jugadores de que el partido estaba sentenciado. A Hugo Viana su gol le dio vida y jugó como nunca se le había visto en Mestalla. Parando, levantando la cabeza y desplazando el balón a la perfección. Silva mantuvo su gran nivel y ni siquiera la permuta de posiciones –Angulo volvió a la izquierda–, se acusó.
Con todo hecho, el partido estaba para Joaquín y Quique lo metió en liza. El andaluz mostró sus pinceladas típicas, más para la grada que efectivas, pero ya estaba todo decidido. El único sobresalto para el Valencia lo dio Reggi, en remate con la cabeza al saque de una falta, minuto 71. El gol hubiera animado el encuentro, pero Cañizares estuvo atento y ágil para despejar a córner. El derbi se fue apagando. Nadie forzó ya la máquina, menos aún el Valencia que, muy superior, controlaba y mandaba. Incluso dejó jugar a su inofensivo oponente, que volvió a mostrar sus carencias ofensivas por medio de Alexis y a encontrarse con un acertado Cañizares.